Image: Espacio para soñar

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Letras

Espacio para soñar

David Lynch y Kristine Mckenna

3 mayo, 2019 02:00

Un joven David Lynch en 1967 fotografiado por C.K. Williams

David Lynch y Kristine Mckenna Traducción de Aurora Echevarría y Luis Murillo. Reservoir Books. Barcelona, 2018. 711 páginas. 24,90 €

Cuando escribí en estas páginas la reseña de David Lynch. El hombre de otro lugar (Alpha Decay, 2017), el muy apreciable libro de Dennis Lim, terminé preguntándome: “¿Cómo es, en realidad, David Lynch? ¿Qué clase de inevitable dualidad anida en su persona?”. La respuesta a estos interrogantes sólo puede estar en las más de setecientas páginas de Espacio para soñar, pero eso no significa que se pueda dar fácilmente con ella. Estamos ante un libro excepcional. En primer lugar, por el procedimiento seguido para su elaboración. La periodista y crítica Kristine McKenna, amiga y entrevistadora del cineasta desde hace cuatro décadas, ha investigado la vida y la trayectoria artística de Lynch. Además, y para vincular ambos aspectos, ha recabado los testimonios de más de cien personas del entorno familiar, amistoso y profesional del director. Este sistema no es sino el recomendado en toda biografía. Sin embargo, el libro se escribe mediante una fórmula tan enriquecedora como inusual. A cada capítulo escrito por McKenna con el fruto de sus pesquisas, comenzando por la infancia burguesa, cultivada y nómada del director, le sigue otro en el que Lynch comenta, precisa o da su versión de los datos y hechos aportados por la periodista. En su introducción, McKenna y Lynch dicen con justeza: “lo que el lector se dispone a leer es una conversación entre una persona y su propia biografía”. Así es, y en tal cosa reside la excepcionalidad -entendida como peculiaridad- del libro. Pero Espacio para soñar es también excepcional -en el sentido de excelente- por la ingente información que proporciona. Mientras se va transparentando la personalidad del artista y los nexos entre su peripecia biográfica y su cine, lo que el libro va contando exhaustivamente son los procesos creativos de todas y cada una de sus diez películas, desde Cabeza borradora (1977) a Twin Peaks: Las piezas desaparecidas (2014). Y no sólo de sus largometrajes de ficción, documentales, cortos o series televisivas, naturalmente. Ningún otro libro antes, que yo conozca, ha abordado con detalle la totalidad, desde los años 60, de las facetas artísticas de David Lynch: pintor, dibujante, fotógrafo, escritor, músico, diseñador y director de “spots” publicitarios y de vídeos musicales. Este es el momento de sugerir que los interesados por Lynch harían bien en asomarse a YouTube, donde encontrarán numerosas muestras de su creatividad menos difundida y donde comprobarán las constantes que, dentro de un extenso arco expresivo, unen y dan esencial coherencia a la poliédrica obra de un artista total, cuyas fobias, filias, manías, influencias, veleidades y heridas quedan patentes en este formidable libro sobre el último surrealista y el primer innovador. Existe ya una amplia bibliografía -también en castellano- de estudios críticos sobre el director de Corazón salvaje (1990) y Carretera perdida (1997), que, con frecuencia, acoge pinceladas o vetas biográficas. Es por ello que McKenna y Lynch no pretenden hacer un análisis de las películas, sino “una crónica de los hechos sucedidos”. Y en esa crónica, por ejemplo, quienes sentimos debilidad por Dune (1984), el mayor fracaso de la carrera de Lynch, encontraremos todos los pormenores de su relación con su productor, Dino de Laurentiis, y, tras el batacazo, de la decisión del italiano de producir Terciopelo azul (1986), la estrepitosa resurrección de un cineasta que era observado como un cadáver. O conoceremos la relevancia en su vida y en su obra de importantes personajes, alejados de los focos, como el interesantísimo director artístico y diseñador de producción Jack Fisk y la no menos interesantísima productora, guionista y montadora Mary Sweeney, tercera de sus cuatro esposas y madre de uno de sus cuatro hijos. Es preciso añadir que la edición que ha hecho Reservoir Books de Espacio para soñar, en tapa dura, es también excepcional por la abundancia de fotografías, la minuciosidad de su filmografía y, en particular, por el impresionante -¡más de cuarenta páginas!- índice alfabético de títulos, nombres y, sobre todo, temas mencionados en el libro.