Image: William Boyd: Escribir novelas se parece a construir pianos

Image: William Boyd: "Escribir novelas se parece a construir pianos"

Letras

William Boyd: "Escribir novelas se parece a construir pianos"

30 abril, 2019 02:00

William Boyd. Foto: Trevor Leighton

Una ardua labor de documentación y planificación precede a la composición de las novelas del escritor escocés nacido en Ghana en 1952. La última de ellas es El amor es ciego, que narra la peripecia de un joven afinador de pianos arrastrado por una obsesión amorosa a través de la Europa de finales del siglo XIX.

Charlamos con William Boyd (Ghana, 1952) en un hotel cercano al Teatro Real, rodeado de tiendas de pianos, y precisamente un experto afinador de estos instrumentos protagoniza su última novela, El amor es ciego, publicada en España por Alfaguara. A pesar de ser una expresión más que trillada, asegura el autor escocés que nunca antes se ha escrito una novela con semejante título, al menos en inglés.

Brodie Moncur es el nombre del joven escocés que protagoniza esta novela ambientada a finales del siglo XIX, y la novela en sí tiene un aire decimonónico, con una estructura lineal, descripciones detalladas de las costumbres de la época y del mundo de la música clásica. Son muchos los lugares que transita (Edimburgo, París, San Petersburgo, Ginebra o Viena y, finalmente, las islas Andamán, en el Índico), muchos los personajes secundarios y muchas las peripecias de Moncur, arrastrado por su amor obsesivo hacia la soprano rusa Lika Blum, con quien establece una tormentosa relación marcada por la traición, un caso de plagio y un duelo a muerte.

Para escribir sus novelas, Boyd acomete una larga labor de búsqueda de ideas, planificación y documentación, que dura unos dos años y que él llama “periodo de invención”, al que sigue el “periodo de composición”, es decir, la escritura en sí, que le suele llevar otro año. Así ha construido casi todas sus obras, entre las que destacan Un buen hombre en África, Como nieve al sol, Barras y estrellas, Las nuevas confesiones, Playa de Brazzaville, La tarde azul, Armadillo, Las aventuras de un hombre cualquiera, Sin respiro, Suave caricia y Solo, continuación de las aventuras de James Bond con el aval de los herederos de Ian Fleming.

Boyd ve su tarea parecida a la de un constructor de pianos: una multitud de piezas deben encajar con precisión dentro de una complejísima maquinaria para que el sonido resultante sea armonioso. Y la autoexigencia no excluye la diversión: “Como decía Chéjov, solo quiero ser un artista libre y, cuando lo logras, es el mejor trabajo del mundo”.

Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió la historia que cuenta El amor es ciego?
Respuesta. Lo primero fue la idea de querer escribir sobre música. Me había dado cuenta de que algunos pasajes musicales, a pesar de no tener ninguna ninguna conexión con mi vida, me hacían llorar, una y otra vez. Se lo comenté a un amigo y a su hijo que son compositores y con los que he trabajado. Les puse siete fragmentos en los que yo había notado ese efecto, ya fuera clásica, rock o bluegrass; los analizaron (de hecho su análisis está en el libro) y lo que vieron es que en todos ellos hay una melodía ascendente que te conduce a un sitio y genera una expectativa, y entonces te hace un quiebro y te lleva en otra dirección con un acorde inesperado, provocando ese efecto emotivo. Entonces pensé: ¿y si escribieras una composición así, que hiciera llorar a la gente, y alguien la robara? Ese fue el germen y luego se ha convertido en esta novela tan compleja. Me di cuenta de que si hacía que mi protagonista fuera un afinador de pianos podría escribir de música de una manera distinta, y luego acabó siendo también la historia de un amor obsesivo.

P. En esta novela hay mucha descripción de época, de lugares y del mundo de la música. Desde los modelos de carruajes hasta los mecanismos del piano, pasando por marcas comerciales o las costumbres de aseo de la época. ¿Cómo ha sido la labor de documentación?
R. Cuando enseñaba en la universidad, pasé mucho tiempo escribiendo una tesis doctoral sobre Shelley, el poeta inglés, y aprendí cómo investigar sobre cualquier cosa. He escrito novelas de diferentes lugares, épocas y profesiones, y me gusta acumular una pequeña biblioteca de libros relacionados con el tema en cuestión. También utilizo mucho la fotografía y guías contemporáneas, aunque luego de todo eso solo utilizo un 10%, la habilidad está en escoger qué detalles usar. Pero en el caso de este libro para la parte técnica he recurrido a Clive Ackroyd, jefe de los afinadores de la Royal Academy of Music de Londres, uno de los mejores del mundo. Estaba tan sorprendido de que alguien quisiera escribir una novela sobre un afinador de pianos que me ha contado todos los secretos de la profesión. Sin él no podría haberla escrito. También he hablado con compositores, intérpretes y directores de orquesta. Así he conseguido que parezca que sé de lo que hablo…

P. Esta es una novela con muchas páginas, peripecias, escenarios, personajes, y un protagonista que a lo largo de una docena de años experimenta una evolución vital y psicológica importante. ¿Diría que encaja dentro de lo que se conoce como bildungsroman o novela de formación?
R. Sí, es un bildungsroman clásico, pero además es muy importante la presencia de otros fantasmas literarios como el Robert Louis Stevenson. En sus novelas muchas veces encontramos un joven que sale a vivir aventuras por el mundo y su vida cambia con ellas. Incluso el propio Stevenson tiene una vida así. Nació en Escocia, se marchó a América y acabó en Samoa, donde murió. Su vida era el tipo de vida sobre el que yo quería escribir. El otro fantasma literario es Chéjov. Los dos estaban muy enfermos y murieron jóvenes, ambos a los 44 años. Me interesaba contar una vida donde la sentencia de muerte que es la tuberculosis influye en tu percepción del presente y determina tu manera de vivir.

P. Ahora que lo ha aprendido todo sobre la afinación de pianos, quizá nos pueda decir cuánto de talento innato cree que hay en esta habilidad y cuánto de entrenamiento.
R. La tecnología de ahora permite afinar digitalmente, pero Ackroyd me dijo que ha asistido a conciertos de grandes intérpretes en los que a los 10 minutos él notaba que el piano se iba desafinando ligeramente. Es algo que solo alguien como él puede oír, está entrenado para ello pero también es un don. Él tiene su pequeños trucos y no me los ha contado todos, pero cuando pone a punto un piano para un concierto, hace cosas que solo él y los mejores afinadores del mundo pueden hacer. Si ves la maquinaria que hay dentro de un piano es increíble lo que pasa para que se produzca el sonido cuando pulsas una tecla, cuántas piezas se mueven. Ahí te das cuenta de que hay cambios mínimos que afectan muchísimo al sonido. La manera en que se fabrica el piano también es importantísima. Los Steinway son tan famosos porque pueden oírse mejor que otros pianos cuando toda la orquesta está sonando, y eso se debe a la manera en que construyen la curva del cuerpo del piano, según me contó Ackroyd. Es casi como alquimia, es fascinante.

P. ¿Diría que usted es también un artesano que fabrica y ensambla piezas en un complejo mecanismo para que suenen bien?
R. Sí, es una buena analogía, escribir novelas se parece a construir pianos. Por mucha inspiración que contenga una novela, hay una parte técnica muy compleja detrás, sobre todo si la trama es complicada y quieres mantener la atención de los lectores en todo momento. Hay toda una serie de aspectos técnicos, artesanales, en la escritura de una novela -cuándo terminas un capítulo y empiezas otro, las elipsis, cuándo escribir los diálogos en estilo directo y cuándo en indirecto...- que tienen un efecto sobre la narración y sobre el lector. La definición de genio es: 1% de inspiración y 99% de transpiración.

P. Usted se manifestó en contra de la independencia de Escocia y también lo ha hecho contra el Brexit. ¿Cree que la salida del Reino Unido de la Unión Europea da alas al independentismo escocés, que quiere permanecer en la UE?
R. Yo estaba en contra de la independencia de Escocia, pero odio tanto el Brexit y la catástrofe que supone que la fantasía de una Escocia independiente perteneciente a la UE me resulta tentadora. Igual debería mudarme al norte otra vez [actualmente reside en Londres]. El problema es cómo podría financiarse un país tan pequeño, incluso perteneciendo a Europa. Escocia ya no es una economía productora de petróleo, y una economía del whisky no es suficiente. Hay que ver cómo acaba el Brexit. Es una farsa total y cada semana se complica más. He escrito mucho sobre el tema para periódicos de Francia, Italia y Alemania (como si supiera de lo que hablo…), pero después del referéndum, hace dos años y medio, anticipé que los británicos somos buenos maquillando las cosas, y espero que podamos decir que nos hemos ido pero sin irnos de verdad. Pero nadar y guardar la ropa está empezando a ser muy complicado por bien que se nos dé. Ahora se están empezando a ver los efectos de las decisiones de David Cameron en la vida de las personas, y encima estamos atrapados en este procedimiento debido a la estupidez de Theresa May.

P. Usted nació en Ghana y vivió sus primeros años allí y en Nigeria. ¿Sigue de cerca la actualidad africana?
R. Sí, y de nuevo en este caso la gente piensa que sé de lo que hablo. Escribo mucho de África, pero sobre todo de esos dos países. Estuve incolucrado en la política nigeriana hace 10 años porque un amigo mío escritor fue arrestado y ejecutado por el ejército, a pesar de que hicimos una campaña para liberarlo. No soy un experto pero sigo lo que está ocurriendo, he viajado y he escrito novelas que se desarrollan en África, pero decir África es como decir Europa, hay que tener en cuenta que solo en Nigeria hay 300 idiomas.

P. Es cierto que en el resto del mundo tendemos a simplificar África como si fuera una única entidad.
R. Sí. Vuelvo al ejemplo de Nigeria, que tiene al norte musulmanes, al sur cristianos, con una tensión tremenda, y también entre tribus. Es un país muy complejo, y multiplica eso por los treinta y tantos países que tiene el continente.

P. ¿Qué opina de la manera en que Europa está lidiando con la inmigración africana?
R. Creo que el problema migratorio va a ser uno de los más importantes en el futuro. El otro día Bill Gates dijo que su fundación va a intentar mejorar la calidad de vida en África, porque es tan mala que no es de extrañar que los africanos, y millones de personas de otras zonas, quieran ir a los países ricos. Quieren un poquito de lo que tenemos, evidentemente. El salario mínimo en el Reino Unido es de 7,5 libras la hora. Eso es cinco veces el de Rumanía. Y en Nigeria no hay siquiera un salario mínimo. Tenemos que hacer que merezca la pena quedarse en sus países. No es un problema africano o del Oriente Próximo o de Filipinas; es un problema de los que tienen y los que no tienen. En un mundo cada vez más globalizado, donde todo el mundo tiene teléfono y ordenador, cualquier puede ver en la distancia la maravillosa calidad de vida que hay en Estados Unidos o Europa. Es muy injusto decirle a alguien que no tiene derecho a esa vida.

@FDQuijano