Image: Eloísa Gómez-Lucena: viajar con historia y retranca

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Letras

Eloísa Gómez-Lucena: viajar con historia y retranca

28 agosto, 2018 02:00

Eloísa Gómez-Lucena

Nuestra perfilada, documentalista concienzuda, ha optado por redescubrir América en la forma de los exploradores del siglo XVI. La documentación histórica que hace de cada viaje la complementa con la interacción directa con el paisaje y el paisanaje. Viaja, y lo cuenta, con las antenas del humor abiertas. Así el viaje es más viaje.

Del viaje se ha hablado mucho en esta sección estival. Del viaje sale todo, como dijimos cuando perfilamos a a Quico Taronjí y a su piragua con velas. Pero todo viaje puede ser en carne viva o en carne escrita; viajar es una actitud literaria para la que no es condición exclusiva la del cruzar paralelos. Sentarse y hundir tecla sobre una geografía imaginaria o sobre unas ínsulas extrañas sería algo tan encomiable como visto. Nuestro esfuerzo está precisamente en eso; en encontrar a quienes van y vienen y escriben de forma ajena al canon.

Viajar doblemente

Eloísa Gómez-Lucena es de esas madrileñas de elección que estudia y viaja. Su labor como documentalista no la ata a un archivo. En su caso cualquier archivo es la antesala del viaje para que el viaje, así, sea más viaje. Viajar sin un conocimiento previo está bien para despedidas de soltero, para jóvenes alocados o para viajes organizados a la esquina más cercana. Llevar un equipaje de conocimientos previos sobre la Historia de un lugar es viajar doblemente. Por ello, Gómez-Lucena aparece aquí como la última perfilada de la temporada. Igual que devora un archivo por vocación y profesión, se enzarza en simpáticas discusiones filológicas con un taxista del sur de EEUU.

Desenfado

Los libros de Gómez-Lucena van de la historiografía al humor, pero siempre viajando, siempre en transitivo. Sólo así podemos ir y venir de la América de los primeros conquistadores al momento presente: sin perder el hilo y siendo conscientes de que toda travesía hay que tomarla desde el desenfado.

Nuestra autora ha publicado, entre otros, Expedición al Paraíso, El zoo urbano o Españolas del Nuevo Mundo: Ensayos biográficos, siglo XVI-XVII; libros de género y temática diferente. O bien libros de una misma temática desde una mirada poliédrica.

De Gómez-Lucena nos interesan los viajes, y por ellos le preguntamos. Para nuestra autora bien vale la máxima de Rosita Forbes: "con poco dinero y mucho ingenio se hace el viaje".

Su último viaje -contado en el libro Del Atlántico al Pacífico- ha seguido los pasos del explorador jerezano Álvar Núñez Cabeza de Vaca entre el Atlántico y el Pacífico por el Sur de USA y México. De primeras podríamos ver esta ruta como algo poco exótico cuando ya el road movie como género literario pudo quedar exhausto tras On the Road. Pero hay cierto encanto en comprobar cómo Gómez-Lucena trata de buscar las huellas de Cabeza de Vaca en una América profunda de moteles horteras, comida cajún y orondos wasps. De hecho es en este punto donde nuestra "viajera inmóvil" se suelta la melena. Junto a su marido afronta las vicisitudes del transeunte en tierra extraña con buen humor; con una ironía que es buena herramienta con la que ponerse en la carretera.

El viaje subjetivo

De todos modos, sarna con gusto no pica, y los legajos estudiados sobre el conquistador la incitaron a liarse la manta la cabeza, convencer a su cónyuge y plantarse en una parte del Nuevo Continente algo a trasmano de las rutas turísticas. ("Este viaje me rondaba desde mi juventud cuando leí por vez primera las extraordinarias y singulares peripecias de Cabeza de Vaca por el sur de los actuales Estados Unidos y el norte de México. Tras aquella lectura de Naufragios, Cabeza de Vaca ya formó parte de mi vida literaria para siempre. En mi primera novela histórica Expedición al Paraíso, Cabeza de Vaca es un importante personaje de la primera parte, la que se desarrolla en Sevilla, antes de que en abril de 1550 partiera la expedición de la Adelantada Doña Mencía con un grupo de jóvenes casaderas al Río de la Plata, una historia también real".)

Cuenta que Cabeza de Vaca y sus expedicionarios pasaron un frío glacial en tierra de algodones, algo que se nos antoja del todo raro. Sin embargo, de la novela a la crónica de viaje media un abismo. Y es en esa duplicidad donde nuestra perfilada encuentra que el viaje ha sido leído, pateado, novelado y vivido más plenamente. Su diario de viaje es, como le gusta decir, "un viaje subjetivo en forma de diálogo entre mi marido el escritor Rubén Caba y yo, que iba conformando mis opiniones sobre gentes, paisajes e historias".

Las primeras exploradoras

Tanto abordar a exploradores, extremeños celosos y aventureros de su tiempo que se salieron de horma en su momento, Gómez-Lucena optó por abrir una nueva vía en la Historia de la Exploración; si es que tal ciencia existe. Su veta es la de la mujer en los hitos de la aventura, del viaje. Como ya nos dejó claro Patricia Almarcegui el verano pasado, las mujeres exploradoras son las más valientes pioneras. Nos cuenta Gómez-Lucena que "está documentado que algunas mujeres formaron parte de la exploración, conquista y poblamiento de América desde el segundo viaje colombino, en 1493. Ellas integraron los ejércitos y las caravanas de pobladores. Junto a los hombres, estuvieron en la fundación de ciudades, ejercieron de enfermeras, maestras, exploradoras y hasta hubo alguna que a caballo entró en batalla, como refiero y documento en ese ensayo. Catalina Bustamente, María de Estrada, Inés Castillet, Ana de Ayala, Mencía Calderón, Isabel Barreto, Inés Suárez y, en fin, muchísimas más tienen una vida propia y bien documentada durante los siglos XVI y XVII en América."

Viajera socarrona

El viaje no se agota con la documentación. Ni con el acopio de vivencias más o menos representativas de paisaje y paisanaje. No es corriente, y ya lo hemos señalado, que Eloísa Gómez-Lucena use el humor íntimo. Que se vea a sí misma -y así nos lo transmita- como una viajera socarrona. ("El lunes 13 de septiembre me despertó el amanecer. Al levantarme, el muelle del somier crujió y Rubén abrió un ojo preguntándome por la hora.

- Quiero ver las famosas "mañanitas mexicanas"- y me asomé a la ventana.

- ¿No es muy pronto? -al fin, cayó en la cuenta y, entre bostezo y bostezo, entonó a lo Jorge Negrete-:

Estas son las mañanitas
que cantaba el Rey David
a las muchachas bonitas
que pasaban por allí.

- Ese final no me suena nada.

- Pues ven a mi cama y te sonará mejor.

- Sobre todo los muelles. Con esos chivatos, los huéspedes estarán avisados.

- Pues que rabien.")

Lo último que sabemos de ella, y así nos lo cuenta, es que anda buscando financiación para un nuevo viaje. Quiere "repetir el viaje que Cabeza de Vaca relata en Comentarios, su marcha desde la costa brasileña hasta Asunción de Paraguay, cuando iba a tomar posesión del gobierno en el Río de la Plata, en marzo de 1542."

Ya se ve que salirse de horma es andar siempre en tránsito, emulando a los grandes exploradores españoles y cantando con gracia el viaje. Lo tendremos en cuenta.

@JesusNJurado