Image: Corre, rocker: crónica personal de los ochenta

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Letras

Corre, rocker: crónica personal de los ochenta

Anagrama reedita las memorias del músico Sabino Méndez, espectador privilegiado de la movida madrileña, que desgrana sus recuerdos de manera desmitificadora, subjetiva y contundente

24 enero, 2018 01:00

Lee aquí el comienzo de Corre, rocker, las crudas memorias donde Sabino Méndez desgrana las luces y sombras de la edad de oro del rock español

España, años ochenta. Surgen como setas grupos de rock con ganas de comerse el mundo. Hay barra libre de caballo y otras sustancias. Muchos rockers veinteañeros se pasean por el lado salvaje al que cantó Lou Reed y coquetean con aquello del vivir rápido, morir joven y dejar un bonito cadáver. Chicos muy jóvenes forman grupos y empiezan a tocar en locales que aparecen por toda la geografía española. A principios de los 80 Madrid comienza a tener fama de ciudad permisiva y dandi. Se abren locales como Rockola, en los que actúan desde cantautores como Sabina o Aute hasta figuras del rock duro como Muro o Barricada. Por toda España se extienden los gestos de la movida madrileña.

Sabino Méndez era un adolescente despierto y cargado de fantasía. En Barcelona, lee mucho más de lo habitual y escucha tanto a Sisa o Silvio Rodríguez como a los Velvet Underground. Así hasta que en 1980 conoce, en una fiesta de rockers, a Loquillo. A partir de ahí nuestro autor forma parte como guitarrista y, más tarde, también como letrista, de Loquillo y los Intocables -posteriormente los Trogloditas- y crea algunas de las canciones que se convertirían en himnos hasta que en 1989 abandona una de las bandas de punk y rockabilly más características de la movida madrileña.

Sabino Méndez estuvo allí y sobrevivió para contarlo. Corre, rocker es la crónica de primera mano de una década convulsa y creativa, que el autor vivió entre Barcelona y Madrid. El libro habla de la gestación del grupo, de las giras accidentadas, de la relación con otras bandas como Alaska y los Pegamoides, Radio Futura, Gabinete Caligari, Siniestro Total, los Burros de Manolo García y Quimi Portet... Y también de la industria discográfica, los locales legendarios, los críticos que se movían alrededor de esa pujante escena musical, las actitudes punk y rockabilly y el mito y la verdad del "sexo, drogas y rock and roll".

Si Méndez llama la atención porque pasa a través de la sexualidad de puntillas, abruma con su encharcamiento en la drogadicción. Poco sexo y mucha droga es lo que nos ofrece una autobiografía por la que desfila una larga hilera de conocidos personajes de la música pop y sus alrededores contemplados, al modo de Rousseau en sus Confesiones y más tarde Proust, como si todos -buenos y canallas- formaran parte de la estructura de la vida. Aunque Méndez reconoce al malvado y al compañero leal, no condena ni salva a nadie. En todo caso él ha sabido escapar del abismo.

Fue una época de rebeldía, genialidades y excesos, una década canalla y prodigiosa durante la que el país se transformó y algunos se asomaron al abismo. Méndez la evoca sin mistificaciones ni edulcoramientos. Escrito en el año 2000, Corre, rocker merece sin duda ser recuperado: no solo es uno de los testimonios más lúcidos sobre ese periodo, sino también una crónica personal de una extraordinaria potencia literaria.

Lee aquí el comienzo de Corre, rocker, las crudas memorias donde Sabino Méndez desgrana las luces y sombras de la edad de oro del rock español