Image: Joel Dicker: Al escribir es fácil ser banal pero difícil ser sencillo

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Letras

Joel Dicker: "Al escribir es fácil ser banal pero difícil ser sencillo"

27 mayo, 2016 02:00

Joël Dicker

El escritor suizo, autor de la exitosa novela La verdad sobre el caso Harry Quebert, presenta El libro de los Baltimore (Alfaguara), una historia que revive el pasado de su carismático personaje Marcus Goldman. Desde hoy y hasta el domingo, lo podemos encontrar en la Feria del Libro de Madrid.

Tras arrasar en todas las listas de ventas hace tres años con La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker (Ginebra, 1985) regresa a las librerías españolas con El libro de los Baltimore (Alfaguara), una historia que revive el pasado de su carismático personaje Marcus Goldman. En esta ocasión, Goldman, de los triviales Goldman de Montclair, Nueva Jersey, recuerda su infancia y juventud al lado de sus brillantes primos, los Goldman de Baltimore, hasta que se desencadena el Drama, con mayúsculas. A través de señas características de su escritura, como los continuos saltos en el tiempo, los bruscos e inesperados giros argumentales y el mantenimiento de una tensión narrativa más que palpable, Dicker monta una historia cuyo punto central (el Drama), desconocemos en importancia y contenido, pero sobre el que gravita todo el peso del relato, que se convierte en una búsqueda de la verdad de impresionante ritmo narrativo. Una historia sobre la juventud perdida, los sentimientos ambiguos y la amistad y la familia, que reflexiona sobre nuestra capacidad de apreciar la realidad de la vida y sobre lo frágil y efímero que es el éxito ylos logros humanos.

Pregunta.- Vuelve con el personaje de Marcus Goldman, cuyo pasado articula la trama. ¿Por qué continuar con él como protagonista?
Respuesta.- Es parte de un proyecto que inicié con La verdad sobre el caso Harry Quebert que incluía tres novelas. Tras el éxito que alcanzó el libro me planteé la cuestión de si continuar con mi idea, si sería positivo. Quería continuar con este proyecto, así que lo hice. Aquí cuento la historia de Marcus porque al acabar con Harry Quebert, me di cuenta de que había dado a todos los personajes de la novela un pasado, una existencia real. A todos salvo a Marcus, que al ser el narrador no podía estar en la historia porque era los ojos del lector, así que quería reparar un poco eso y ofrecerle una existencia verdadera escribiendo la historia de su familia y su propia historia.

P.- A menudo se dice que Marcus Goldman no es su alter ego, ¿pero el inicio, donde reflexiona sobre su éxito y su papel como escritor refleja cómo se ha sentido usted?
R.- Sobre el éxito hablaba más en la anterior novela. Aquí Marcus habla sobre las cuestiones que se plantea como escritor y dice que el hecho de ser escritor se ha convertido en su identidad. En este ese sentido sí que es cierto que es un poco mi caso. Para mí sin embargo, nada ha cambiado realmente, escribo desde hace 10 años, sigo escribiendo, pero ahora de repente la gente me dice: "¿ah, pero escribes?".

P.- Novela histórica, novela policíaca, y ahora novela biográfica. Toca varios géneros pero desde un mismo planteamiento estructural, con esos giros argumentales, saltos temporales... ¿podríamos hablar del estilo Dicker?
R.- Eso sería estupendo, todo un honor, pero creo que habría que esperar al final de mi vida para ver si realmente se trata del estilo Dicker. En cualquier caso creo que un libro refleja la personalidad del escritor. A mí me gusta contar historias complejas y eso siempre es un desafío para mí. Me planteo como se puede hacer algo complejo pero sencillo al mismo tiempo, porque esa sencillez es muy difícil de alcanzar. Bernard de Fallois, mi editor francés, me dice que es muy fácil ser banal, pero es difícil ser sencillo.

P.- Marcus se siente impresionado por un mundo que es pura fachada, que finalmente se destruye a sí mismo. ¿Es una advertencia contra la apariencia y el dinero?
R.- Yo no diría contra, porque creo que son relaciones o vínculos que no podemos evitar tener. Pero creo que el ser humano tiene una gran capacidad para crear imágenes falsas de la realidad en función de sus sentimientos o deseos. Es algo que hacemos con mucha frecuencia.

P.- La clave de la tensión de la historia no reside en la trama sino en los personajes, muy profundos y complejos. Vemos bondad, pero también malas acciones que precipitan la trama hacia el desastre, ¿somos los culpables de nuestro destino?
R.- Creo que sí. Somos responsables de lo que somos y de lo que hacemos, y tenemos la vida que hemos elegido. Evidentemente hay cosas en la vida que también nos afectan como la enfermedad o la mala suerte, pero en último término nuestras elecciones y acciones son lo decisivo. Vemos situaciones en las que todo va genial y de pronto hay un obstáculo, un enemigo en el camino. Ese somos nosotros mismos, nuestros miedos y deseos, ambiciones y envidias, todos esos elementos que tenemos, esos sentimientos, son cosas de las que nosotros somos responsables.

P.- En el libro, un productor musical afirma que los libros pertenecen al pasado, ¿no es irónico afirmar esto mismo dentro de una novela?
R.- No es irónico porque yo no soy responsable de todos los personajes. No es un ensayo donde yo esté expresando mi opinión, sino una novela. Estoy expresando una inquietud personal con relación a los libros, porque pienso que la gente no lee suficiente, que los libros no ocupan un lugar importante en la vida. Habría que animar a los jóvenes a leer más, decirles que no se trata de algo aburrido de ratones de biblioteca, transmitir el entusiasmo por la literatura.

P.- Usted ha dicho que no se sentía escritor mientras fuera un hombre de un solo libro, pero esta nueva novela va camino de ser tan exitosa como la anterior. ¿Se va sintiendo poco a poco escritor?
R.- No me siento más escritor que antes, pero sí más artista, porque avanzo en mi arte y eso me abre otras puertas. Aunque no creo que sea el éxito el que haya logrado esto. El éxito me permite emplear más tiempo escribiendo, continuando el camino que empecé hace 10 años, lo que al mismo tiempo me permite comprender y hacer cosas que quiero, pero no me ha hecho más escritor.

P.- Tiene 4 novelas sin publicar, ¿se quedarán definitivamente en el cajón, no le tienta aprovechar su éxito para lanzarlas al mercado?
R.- Quizá cuando haya muerto sea un buen momento (ríe). No, no las publicaré porque a mí lo que me gusta es crear algo nuevo. Retomar libros que ya he escrito me priva del deseo de hacer algo nuevo y eso no me aporta nada. Para mí el placer reside en tener una idea, desarrollarla, publicar un libro y poder hablar de ese libro con periodistas y lectores. Así que hacer eso con un libro que escribí hace 10 años no tiene para mí ningún sentido.

P.- Afirma que aún cuando no está escribiendo, escribe, que siempre está teniendo ideas, que escribe durante las giras, en trenes y aviones, ¿no es un poco obsesivo?
R.- Sí que lo es, pero es un placer. Por eso cuando la gente me dice que ha leído mi libro en tres días porque estaba totalmente absorto me encanta oírlo. Porque yo también me he metido a fondo en el libro. De acuerdo, tres años, no tres días, pero también estaba totalmente inmerso. No puedo dejar de escribir y ponerme a hacer otra cosa, siempre está en mi mente. Pero a mí me gusta mucho.

P.- El Libro de los Baltimore termina con estas palabras de Marcus Goldman: "¿Por qué escribo? Porque los libros son más fuertes que la vida". ¿Es esa la razón por la que escribe usted?
Hay tantas razones. Esa es una de ellas, pero también es una de las razones por las cuales leo, porque la literatura nos permite salir de nuestra propia vida y construir algo en nuestro interior. Algo mucho más fuerte que una película o una serie de televisión, porque cuando uno lee un libro uno es el creador, imagina los personajes, ambientes, olores. Técnicamente mi libro se desarrolla en inglés, pero yo lo he escrito en francés y usted lo ha leído en español. ¿En qué idioma habla? Simplemente habla, y uno imagina. Por eso digo que la literatura va más allá de la realidad, es más fuerte, trasciende a la propia vida.