Image: El espíritu de Bolaño visita Madrid

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Letras

El espíritu de Bolaño visita Madrid

12 febrero, 2015 01:00

Roberto Bolaño en Blanes, 1998. Foto: Alejandro Yofre

La Casa del Lector expone originales y material inédito procedentes del ingente archivo del escritor chileno

"Sé que el secreto de la vida no está en los libros. Pero también sé que es bueno leer, en eso estábamos los dos de acuerdo, es instructivo o es un consuelo", escribió Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1958 - Barcelona, 2003) en Los detectives salvajes. Y a leer invita, desde luego, la exposición Archivo Bolaño. 1977-2003 en la Casa del Lector de Madrid. A echar mano ávida a la obra del chileno y leerla por primera o enésima vez.

La muestra, producida en 2013 por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) con motivo del décimo aniversario de la muerte del escritor, recala ahora en Madrid con algunos añadidos. Se trata de una inmersión en el proceso creativo del autor de 2666, a través de una considerable cantidad de material inédito -manuscritos, mecanoscritos, borradores, cartas, fotografías...- procedente de su archivo personal, del que aún queda mucho por estudiar y sacar a la luz.

De las más de 14.000 páginas que componen el archivo de Bolaño, hay casi 5.000 inéditas, "lo que no significa que sean todas publicables", ha indicado en la presentación de la muestra Carolina López, viuda del escritor y a quien debemos la valiosa tarea de organizar y clasficar su cuantioso legado. En él se escondían 26 cuentos, 4 novelas y mucha poesía. De hecho, recopilar toda la obra poética del chileno es una de las grandes tareas por hacer, opina López.

Mapa de El Tercer Reich y manuscrito de Roberto Bolaño.

Para que ella, su legítima heredera, acceda a publicar alguna de las obras aún inéditas, la principal condición que pone es que el propio Bolaño la hubiese dado por terminada fechando y firmando la obra. Aunque López confiesa que de momento no hay planes concretos para publicar nada, la primera en ver la luz sería El espíritu de la ciencia ficción, ya que es la única fechada y firmada, y cuyo manuscrito también se muestra en la exposición.

Los comisarios de Archivo Bolaño. 1977-2003 son Juan Insua, director del CCCB_LAB, y Valérie Miles, codirectora de Granta. "Esta exposición es una primera exploración en el ingente archivo de Bolaño, hecha desde el afecto, la humildad y el amor por su obra", ha explicado Insua, que ha presentado la muestra junto a Carolina López, el director de la Casa del Lector, César Antonio Molina, y su homólogo del CCCB, Vicenç Villatoro.

El principal valor de la muestra, opina el comisario, es que revela la "cronología creativa de Bolaño, cuando hasta ahora solo conocíamos su cronología editorial". La exposición se divide, pues, en etapas cronológicas y espaciales desde su llegada a España en 1977. La primera es la correspondiente a sus años en Barcelona (1977-1980); la segunda, a los que vivió en Gerona (1980-1984); y, por último, su vida en Blanes (1985-2003). Asimismo, cada etapa se identifica con una idea inherente al universo creativo de Bolaño. La primera es "La universidad desconocida", "ya que Bolaño concebía la vida como un continuo aprendizaje por el que no se expedía ningún certificado", explica Insua. La segunda se llama "Dentro del calidoscopio", una metáfora que da una idea de cómo elaboraba el escritor su obra, combinando diferentes tipos de montaje. "Algunos la han llamado literatura fractal, pero me parece una expresión esnob", apunta el comisario. Por último, la correspondiente a Blanes se titula "El visitante del futuro", "porque el futuro de la literatura fue un tema recurrente en sus personajes", remata Insua. En la adaptación de la Casa del Lector, se ha agregado un prólogo sobre sus años de formación como escritor en México, donde a los quince años abandonó los estudios para dedicarse a leer y escribir, y un epílogo con fragmentos de sus obras más importantes.

Roberto Bolaño en el estudio de la calle Tallers Barcelona, c. 1979. © Herederos de Roberto Bolaño

La exhibición del archivo de Bolaño demuestra, opina López, que "la facilidad de lectura de sus obras no se corresponde con una facilidad de escritura". Tras el alumbramiento de una idea, que podía gestarse a partir de una noticia, una vivencia o un sueño, se desencadenaba un proceso pulcro y obsesivo: "Primero escribía un borrador lleno de tachones, luego lo pasaba a limpio, siempre a mano y a menudo varias veces, luego lo transcribía a máquina y, por último, lo pasaba al ordenador", recuerda López.

Con el mismo impulso obsesivo con que escribía, Bolaño lo guardaba todo, en cajas que permanecieron en un altillo desde 1998, cuando el matrimonio hizo su última mudanza, hasta 2006, tres años después de la muerte del escritor, cuando López se sintió con fuerzas para poner orden a la inmensa maraña de papeles de su marido. "Roberto lo guardaba todo porque, a pesar de haber sufrido muchos rechazos literarios, él era consciente de que lo que escribía era bueno", destaca. Entre los papeles, lo que más le sorprendió encontrar a Carolina fue una servilleta de bar, de esas casi transparentes que arañan más que limpian, con algunas notas y fechada en México en 1975, poco antes de venir a España.

El archivo de Bolaño ha quedado finalmente dividido en ocho bloques: originales manuscritos (33 archivadores con, como decíamos, más de 14.000 páginas); 270 revistas como material de consulta e inspiración; casi mil cartas recibidas y un disquete con más de 200 enviadas; 185 entrevistas concedidas a la prensa; un disco duro y 76 disquetes con textos escritos a ordenador; casi mil recortes de prensa de artículos relacionados con Bolaño y su obra, que él fue recopilando y que sigue creciendo porque su viuda continúa haciéndolo; 40 juegos de tablero de guerra, de los que Bolaño era un apasionado, así como apuntes sobre estrategia; y fotografías.

La exposición se complementa con un catálogo que incluye textos de los escritores A.G. Porta, Javier Cercas y Enrique Vila-Matas, que fueron amigos de Bolaño. Además, la poeta Olvido García Cortés reivindica la poesía del chileno, Barbara Epler, editora de New Directions, rememora cómo la obra de Bolaño se hizo un hueco en Estados Unidos, y la crítica chilena Patricia Espinosa realiza una interesante lectura de su obra, destacando su "permanente diálogo" con la historia, la política, la cultura, el arte y la crisis entre modernidad y posmodernidad.