Letras

La escuela de Wallace Stevens

27 enero, 2012 01:00

Harold Bloom

Edición: Jeannette L. Clariond. Vaso Roto. 815 páginas. 38 €

Creo que el canon literario posee su utilidad cuando el tiempo ha decantado los valores de autores y tendencias. Sin embargo, seguimos fijando tempranamente aquellos escritores u obras que preferimos como lectores, algo que comparten la crítica y los autores. Hay que recordarlo ante esta fundamentada obra que fija más un canon que una generación, pues desde el propio Stevens (1879-1955) hasta Wadsworth (1950) o Lee (1957), hay 80 años de evolución en la poesía norteamericana; impuesta por el natural proceso creativo, pero también por la respuesta a la poesía anterior de los EE.UU, desbordada y contundente (Whitman), fiel a la mirada interior (Dickinson), arraigada y autodidacta (Frost), desconfiando de las ideas y dialogando con las otras artes (Williams) o revulsiva y provocadora (Pound). Tras estos grandes ejemplos -como “fin del camino” o “ruptura del canon”, escribe Jeannette L. Clariond-, es donde hay que situar la prueba y el valor que supone este espléndido volumen, subtitulado Un perfil de la poesía estadounidense contemporánea, en el que Bloom ha fijado escuela y canon.

A él se deben los sabios textos previos de quince de los poetas, a los que la editora del libro ha añadido los de William Wadsworth y Li-Young Lee. Ésta nos recuerda que no nos hallamos ante una antología sino ante una verdadera escuela, que se basa en valores que completan los del pasado, pero a la vez aportándonos lo nuevo. De aquí la significativa inmersión que Clariond hace en la literatura española de las tres culturas para fijar tres de las claves centrales de la escuela norteamericana: misticismo, naturaleza, pensamiento.

Un libro para descubrir y gozar, iluminador en lo que tiene no sólo de reacción contra los “grandes” de la poesía norteamericana del XIX y XX, sino de búsqueda de nuevos caminos. En fin, en los presupuestos teóricos de este volumen se nos recuerdan dos principios de Bloom: que la más alta libertad en la creación literaria corresponde a la poesía, y que ser humano y poeta deben retornar hacia aquella mirada interior que este libro busca, alcanza y anuncia, y que Emily Dickinson nos dejó expresada de manera radical en su apartamiento.