Image: Cap Roig, historia de un castillo

Image: Cap Roig, historia de un castillo

Letras

Cap Roig, historia de un castillo

Rodeado de un idílico jardín botánico, se alza este lugar desde el que se contempla uno de los paisajes más bellos de la Costa Brava

20 julio, 2010 02:00

Vista aérea del Castillo de Cap Roig

Nicolás Woevodsky y Dorothy Webster volcaron todos sus esfuerzos en hacer realidad su sueño. Colgado de un acantilado sobre el Mediterráneo, y rodeado de un idílico jardín botánico, se alza este castillo desde el que se contempla uno de los paisajes más bellos de la Costa Brava.

Corría el año 1927 cuando el matrimonio Woevodsky aterrizó en la que empezaba a conocerse como la Costa Brava, la franja de costa mediterránea correspondiente a la provincia de Girona a la que el poeta y periodista Ferran Agulló había llamado así por primera vez en 1908. Se trata de un paisaje singular, cuajado de montañas rocosas cubiertas por pinos que llegan hasta el mar, pintado en esas latitudes de un profundo azul marino.

El matrimonio en cuestión estaba compuesto por Nicolás Woevodsky, coronel zarista, y su esposa, una aristócrata inglesa llamada Dorothy Webster. Ambos buscaban algún lugar paradisíaco en el Mediterráneo donde poder instalarse y olvidar la vida cortesana que llevaban en Londres. La dama, además, acababa de ser protagonista de un escándalo que había dado mucho que hablar en la alta sociedad. El caso es que su primer marido la había dejado para casarse con Almina, la mejor amiga de Dorothy y viuda de Lord Carnavon, el descubridor de la tumba de Tutankamon que había muerto repentinamente durante una expedición arqueológica en El Cairo.

Los Woevodsky llegaron a la Costa Brava y se enamoraron de un terreno situado junto al mar, muy cerca de Calella de Palafrugell, encaramado en la roca y al que todo el mundo llamaba Cap Roig. Y ahí edificaron un castillo que sería su vivienda y en el que pasarían el resto de su vida, actuando como promotores de la zona, comprando terrenos por encargo, edificándolos y realizando hasta el interiorismo de las viviendas de otros. Los planos de la que sería su mansión los hizo el propio Nicolás, arquitecto aficionado, ayudado siempre por su mujer, una gran interiorista que había tenido años atrás una prestigiosa tienda de muebles y objetos de decoración en Londres. El castillo cuenta también con embarcadero propio y caseta para guardar las barcas, en la deliciosa cala Massoni, donde Dorothy acostumbraba a nadar y tomar el sol. Desde entonces, a esta recóndita y minúscula calita se la conoce cómo El Baño de La Rusa.

Pero el verdadero protagonista del lugar es el maravilloso jardín botánico que rodea el castillo y que aparece colgado sobre el acantilado, hoy en día uno de los jardines botánicos más importantes del Mediterráneo. Dorothy fue la artífice de este vergel, que hoy puede visitarse, trabajando con sus propias manos día tras día junto a jardineros de la zona. Se ocupó de acondicionar las pendientes y de nivelar el terreno para poder plantarlo con distintas especies, que en 1935 llegaban a ser ya más de quinientas entre las que se cuentan flora mediterránea y también tropical y subtropical. En total son siete hectáreas de jardín botánico, en medio de una finca cuya superficie alcanza las diecisiete hectáreas en total. Los Woevodsky, que solían recibir amistades internacionales en su castillo, no hicieron demasiadas relaciones entre la sociedad catalana. Se sabe que frecuentaron al periodista Carlos Sentís y al editor Gustavo Gili, pero su pésimo castellano y su inexistente catalán debieron dificultar su capacidad para llevar una vida social más o menos estable con la burguesía de la zona. En cambio sí mantuvieron una profunda amistad con el modista Cristóbal Balenciaga, que con frecuencia pasaba unos días invitado en Cap Roig. Nicolás Woevodsky murió en 1974 y su mujer lo hizo seis años después. Ambos están enterrados en lo que se conoce como la punta de Cap Roig, un paraje rocoso y sombreado por los pinos que se asoma al Mediterráneo. Junto a sus tumbas descansan también, bajo dos pequeñas lápidas, Nero y Bonzo, el gran danés y el gato del matrimonio.

La finca pasó entonces a manos de la Fundació Caixa Girona, que ha convertido gran parte del terreno en un espectacular parque de esculturas de artistas contemporáneos, con obras de Oteiza, Plensa, Riera y Aragó, Corberó y Berrocal entre otros. Además, en los jardines del castillo se organiza cada verano, desde 2001, un prestigioso festival de música. Por su escenario al aire libre han pasado desde Joaquín Cortés hasta Georges Moustaki, Josep Carreras, Antonio Canales, Sara Baras, Caetano Veloso, Cesaria Evora, Bob Dylan y muchos más. Para este verano 2010 la programación incluye las actuaciones de Diana Krall, George Benson, Rosana, Diego El Cigala y Charles Aznavour entre otros.

Jardín Botánico de Cap Roig

17210 Calella de Palafrugell

tel. 972 61 45 82

Festival de Música de Cap Roig

Del 2 de julio al 17 de agosto de 2010

Entradas en el 902 09 50 60

www.festivalcaproig.com