Letras

Cela. Correspondencia con el exilio

Camilo José Cela. Destino

20 abril, 2009 02:00

Camilo José Cela

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[Mecanografiada]

Palma de Mallorca, 7 de febrero de 1958

Sr. D. Luis Cernuda

México

Mi querido y admirado Luis Cernuda,

Me tranquiliza saber que llegaron las separatas de sus versos. Gracias por el ejemplar que me anuncia; los envíos por correo ordinario suelen tomar la cosa con cierta paciencia pero, al final, acaban por llegar.
Mándeme cosas, lo que desee. Quiero que sepa que de mi revista dispone usted y quienes, como usted, son mis amigos.

Me he impuesto la tarea, no siempre grata, de ser la cabeza de puente —y a veces, la cabeza de turco— de lo que creo más auténtico y sano de los españoles de nuestro amargo tiempo.

Pero necesito —y ciertamente, encuentro y agradezco— el apoyo de quienes más distingo. Hágame llegar sus versos —o sus prosas— en el buen entendimiento de que se publicarán en el acto. Y con todos los respetos y todos los cariños que mereceny que me honro en proclamar.

Permítame que le envíe mi más sincero abrazo. Soy suyo devoto lector y buen amigo,

P. D. Comunico a Caballero Bonald, que está en Madrid, el contenido del párrafo que le dedica en su carta. él vive en Virgen de la Consolación, 3 - Barrio de la Concepción - Madrid, claro.


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[Mecanografiada]

Palma de Mallorca, 22 de junio de 1958

Sr. D. Max Aub

México

Querido Max,

Sueño, desde hace tiempo, con publicar algo de mi viejo y admirado León Felipe. En mi Viaje a la Alcarria (1945) le aludía, tan breve como cariñosamente; creo que fue la vez primera que su nombre apareció en letra de molde en España después del 1939, e ignoro si él y tú conocíais este mínimo tributo que le rendí. Pero prefiero esperar a tener unos poemas inéditos, si quiere dármelos, y así te ruego que se los pidas. Haz un poco el papel de cónsul de la revista en esa latitud. Preparo un n. Homenaje a Vicente [Aleixandre] y a Dámaso [Alonso] con motivo de sus sesenta años. ¿Querría hacer unos versos a cualquiera de los dos? La nueva presencia de la voz de León Felipe en Celtiberia no debe hacerse con un breve prólogo a un libro de poemas, aunque sea tan estremecidamente bello y noble como sus «Palabras...», sino, precisamente, con unos poemas. El tema, de amarga hondura poética, podría ser el mismo. Y sería histórico.

Desde mi retiro voluntario de Mallorca quiero organizar, ignoro si insensatamente, la unión de los españoles por la vía de la inteligencia y no por la del movedizo sentimiento o la creencia mágica. Ayudadme, el viejo y tú.

Creo que habéis acertado con vuestros premios. Ojalá.

Un fuerte abrazo,

El otro día estuve en tu Valencia, por mor de conferencias. Te dediqué un recuerdo.



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[Mecanografiada]

Palma de Mallorca, 3 de marzo de 1958

Sr. D. Emilio Prados

México

Mi querido y admirado poeta amigo,

Me llega su última carta, la de 22 de febrero. No le contesté a las anteriores, pensando en poder hacerlo con el envío de sus poemas en mi revista y sus correspondientes separatas. Pero me apresuro ahora a ponerle estas lineas, para tranquilizarle. Yo sé muy bien lo que son estas afortunadas impaciencias del parto, este flujo y reflujo, este ir y venir del alma: de la memoria, del entendimiento y de la voluntad, según nos explicaban en la escuela. No tema molestarme nunca con sus marchas adelante y atrás. Los amigos —sí, realmente, lo somos— estamos para entender al amigo. Para saber entenderlo y no para ninguna otra cosa.

Sus poemas van en este n.º de marzo. Llegó su último poema, que incluyo con los otros que usted tuvo la gentileza de enviarme.

Hemos llegado a tiempo del nuevo cambio de título; esta tarde iban a tirar el pliego y ya hemos podido hacer la oportuna corrección. Me alegro haber podido complacerle.

Ahora, ya con estos versos casi en la calle, quiero hacerle un ruego: envíeme más, envíeme lo que quiera. En Papeles manda usted, mandan ustedes, mis amigos. No es vana palabrería; es una muy honda verdad. Le aseguro que para eso los fundé: para que fuesen la sosegada —aunque minúscula— esquina de la historia de España en la que los españoles de buena voluntad (que si vamos a contarlos a lo mejor no somos tan pocos como pensamos) podamos hablar, sin gritar, y entendernos y hacernos entender. Le juro que no soy San Francisco de Asís. Un abrazo muy fuerte de

Camilo José Cela