Margarit,-Antonio-Moreno

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Letras

Joan Margarit: "No debí publicar aquel libro de poemas en castellano. Lo odio"

6 marzo, 2008 01:00

Odio ese libro y al poeta que yo era cuando lo escribí. Odio la época en la que eso sucedía. Aunque fue más difícil, me llevo mejor con mi infancia que con mi juventud. El libro lo escribí entre 1960 y 1961, a mis 22 y 23 años, atiborrado de Neruda. No debí publicar aquel libro de poemas en castellano. Su editor fue Pere Vicens, en su editorial exclusivamente de libros de texto, fuera de todo tipo de colección. Como puede verse, su buena fe fue total y mi agradecimiento por aquello no ha decaído nunca. Sus asesores eran Ángel Marsà, el crítico dulce y comprensivo, y Antonio Vilanova, cuyo campo era, y es, la novela. El libro venía avalado por un prólogo de Cela, al que no conocía. Se lo mandé y el prólogo llegó a vuelta de correo: me llamaba “surrealista metafísico”. Subirachs, un buen amigo de entonces y de ahora, me dejó sus dibujos, que son como las esculturas que hacía entonces. Con eso, Vicens lo publicó y aún haríamos el siguiente.

Tendría que aguardar a 1975, a mis 37 años, para publicar Crónica, mi primer libro de verdad, en el que empiezan mis obras completas. Después, nada, hasta 1980, en catalán, con la ayuda de Martí i Pol. ¿El título del primer libro? No. Cuánta menos gente lo sepa, mejor. Una vez, cuando aún se pagaba en pesetas, encontré un ejemplar en una librería de viejo. El librero me pidió tres mil. No las vale, contesté. Me miró, preparado para el regateo. Pero no era el caso. Yo decía la verdad.

Pero hay otro primer libro, a la vez más difícil pero menos turbio. Tenía 42 años: más de 20 de poesía en castellano acababan de cerrarse para mí, en una crisis profunda, unos meses antes. Quedaba un sentimiento de tiempo perdido. Es verdad que este sentimiento sólo hace referencia a un tiempo interior, y que no hay ningún tiempo objetivamente perdido, pero este sentimiento se refería a la angustia por todos los poemas que ya tenían que estar escritos y que no existían más que en una vaga premonición. Esta angustia no llevaba, sin embargo, incluido el miedo a no escribirlos nunca: tantos años pasados buscando una expresión poética me habían curado de temores y desesperanzas prematuras. Mi jugada a vida o muerte con la poesía escondía unas profundas certezas que debía desvelar, y el retorno a mi lengua materna había de ser un buen catalizador para ello.

Era un anochecer de invierno, a comienzos de 1980. La noche llegaba pronto y el río, ancho, desmesurado para un pueblo como Roda de Ter, era una presencia invisible en la oscuridad creciente. La casa de Miquel Martí i Pol se asomaba por su trasera al acantilado sobre el río. Estábamos en la pequeña sala interior, sentados junto a la lámpara. Miquel hablaba con el hilo de voz y los gestos lentos impuestos por la enfermedad, los ojos muy abiertos, siempre a punto de desorbitarse, como una ventana necesaria, a menudo sonriente. Repasábamos su prólogo a mi primer libro en catalán -L'ombra de l'altre mar- y mis traducciones al castellano de sus poemas. De pronto, mientras yo las leía en voz alta, me apuntaron unas lágrimas que eran de despedida de una lengua, de muchos poemas que ya estaban lejos. En la penumbra de la habitación no sé si Miquel se dio cuenta, pero no dijo nada. Ahora sé que no hay lenguas perdidas. Que soy bilingüe y poeta. Que he escrito ya la mayor parte de aquellos poemas. Miquel, que fue -es- uno de los grandes poetas catalanes, está muerto y yo entro en la vejez. Con una inmensa alegría.

DESDE ENTONCES

Arquitecto y poeta, Margarit (Sanauja, Lérida, 1938) ha compaginado estas dos vocaciones toda su vida. Catedrático jubilado de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, entre sus libros de poemas destacan Mar d'hivern (1986), Estació de França (1999), Joana (2002), Casa de Misericiordia (2007), Misteriosamente feliz (2009), No estaba lejos, no era difícil (2011), Se pierde la señal (2013) y Amar es dónde (2015), así como su obra completa Todos los poemas. (1975-2015), publicado en 2018. Al año siguiente, 2019, recibió los premios Cervantes y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.