Imagen | Un amor de Kafka

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Letras

Los diarios de Kafka, el alma de un escritor

"Nadie que no lleve un diario es capaz de valorarlo correctamente", escribe Kafka, que tenía gran aprecio por el género, aunque no proyectara los suyos con un destino público

31 enero, 2001 01:00

Obras Completas II. Diarios

Franz Kafka

Traducción de Andrés Sánchez Pascual. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2000. 1.048 páginas. 6.000 pesetas

El segundo tomo de las Obras Completas de Franz Kafka en curso de edición recoge los Diarios que hizo en doce cuadernos entre 1910 y 1923, a los cuales se añaden unos Legajos complementarios, y los Diarios de viaje. En buena medida, se trata de textos ya conocidos por el lector español, pero en una versión que merece los honores de auténtica novedad por los propios materiales y por el excepcional rigor con que se editan. Hasta ahora, estos escritos se habían divulgado póstumos gracias a Max Brod, quien usó los manuscritos de Kafka con criterio muy discutible. Desde los años 80 contamos con una auténtica edición crítica alemana que les restituye su pureza original y de ella parten estas Obras completas. Este dato apunta por sí solo su importancia. Pero no acaban ahí los aciertos.

Los Diarios salen en una nueva traducción casi toda ella de Andrés Sánchez Pascual, que tiene una gran flexibilidad idiomática castellana. Cuenta el volumen con unos utilísimos índices cronológico, onomástico, de obras citadas y de pasajes de corte narrativo interpolados en las anotaciones de los diarios. Y, sobre todo, añade un abundante apéndice de precisas notas aclaratorias debidas al cuidadoso responsable de la edición, Jordi Llovet. Preceden a las notas unas observaciones de Llovet muy atinadas, que hubiera merecido la pena ampliar, pues dan claves de los diarios; en esos pocos párrafos se halla la base de un tipo de comentario conveniente para un lector culto al que se ayuda a entrar en una obra con un buen apoyo informativo, algo que no logra el abstruso prólogo de Nora Catelli.

Kafka tenía gran aprecio por el género del diario, aunque los suyos no los proyectara con un destino público. Nadie que no lleve un diario —anota— es capaz de valorarlo correctamente. Ello viene del papel fundamental que tiene para su escritura y su vida; para ambas unidas en un único y desgarrado proyecto vital. Utiliza el diario, en parte, como banco de pruebas de estilo y expresividad. Pero más allá de este limitado alcance, le sirve como refugio para aquellos momentos de sequía creativa. Es admirable la sencillez con que este máximo creador del siglo confiesa su impotencia, los largos silencios improductivos y aún el juicio negativo frente a algún escrito suyo.

Estos 'Diarios', que usaba como banco de pruebas de estilo y expresividad tuvieron un papel fundamental en la vida y la escritura de Kafka

La duda acerca de la propia valía no impide tomar la literatura como una vocación radical a la que se hipoteca todo, incluido el obsesivo matrimonio que Kafka no celebra porque cree que le apartará de la escritura. Sus conflictos íntimos y su neurastenia engarzan el rosario de una existencia por tantos motivos infeliz: aversión al padre, vivencia de su inutilidad práctica, conflictos religiosos, protestas por su figura física, indecisión con las mujeres, abatimiento constante, salvo momentos de exaltación...

Numerosos datos de este corte jalonan sus diarios hasta llegar a algunas estremecedoras y lacónicas anotaciones cercanas ya a la muerte: “sentimiento total de desamparo” (30.X.1921); “hundimiento [...], imposibilidad de soportar la vida” (16.I.1922). Así surge la epopeya de un personaje desventurado como pocos y en cuya tragedia interior late una perentoria urgencia comunicativa de la cual brotó el mundo visionario, a la vez que realista, de sus enigmáticos cuentos y novelas.

¿Sin tanto sufrimiento íntimo hubiera sido el escritor revolucionario en la forma y en el fondo que fue? Quién sabe: pero, desde luego, sentir con la intensidad dramática que desvelan estos diarios es la amarga sustancia para hacer una literatura tan genuina. Ya he dicho que disponíamos de casi todas las instantáneas que configuran este gran autorretrato: pero ahora cobra nueva luz, iluminado con los oportunos materiales que agrega esta edición ejemplar. Discrepo, en cambio, de la decisión de incluir la Carta al padre, pues, salvo la común base autobiográfica, no guarda ni por técnica ni por intención el menor vínculo con los apuntes del diario.