Varias de las puntas neronianas de diferentes tamaños halladas en la cueva de Mandrin y excavaciones en el sitio. Foto: Philippe Psaila, Laure Metz y Ludovic Slimak

Varias de las puntas neronianas de diferentes tamaños halladas en la cueva de Mandrin y excavaciones en el sitio. Foto: Philippe Psaila, Laure Metz y Ludovic Slimak

Arqueología

Hallazgo revolucionario: el arco y las flechas se usaban en Europa 10.000 años antes de lo que se creía

Un estudio científico apunta que la primera migración de los humanos modernos en territorio neandertal fue hace 54.000 años y estuvo asociada con el dominio del arco.

22 febrero, 2023 20:00

El hallazgo de un molar de un individuo infantil en la cueva de Mandrin, situada en el valle del Ródano, en la Francia mediterránea, generó una nueva sacudida en la historia de la evolución humana. En un estudio publicado el año pasado, los científicos desvelaron que el diente pertenecía a un Homo sapiens y la capa estratigráfica en la que fue encontrado tenía una antigüedad de 54.000 años. Es decir, según estos resultados, los humanos modernos habrían llegado a Europa 10.000 años antes de lo que se pensaba. Una nueva investigación con los materiales de este yacimiento como protagonistas revoluciona ahora el origen del uso del arco y las flechas en el Viejo Continente, retrasándolo otra decena de miles de años.

En la cueva, que lleva el nombre de un célebre contrabandista galo del siglo XVIII y se emplaza en lo alto de un risco escarpado sobre la orilla este del caudaloso río Ródano, el análisis de más de 70.000 restos óseos y unos 60.000 útiles líticos han sacado a la luz un fenómeno insólito. Los neandertales del Musteriense fueron reemplazados por una industria más compleja, con herramientas como hojas y laminillas fabricadas con piedras distintas, que se bautizó como "Neroniano" por otro yacimiento cercano donde habían aparecido materiales similares y que contenía los rasgos distintivos de un nuevo grupo: los humanos modernos.

En Mandrin se registró un nítido ejemplo de "interestratificación": neandertales sustituidos por Homo sapiens —los más antiguos de Europa— que, tras solo un año habitando la cavidad, volvieron a ser reemplazados por los neandertales del Musteriense hasta una nueva repoblación de la zona de los humanos modernos, esta vez en mayor número y que fue definitiva.

El paisaje de la cueva de Mandrin.

El paisaje de la cueva de Mandrin. Ludovic Slimak

Los arqueólogos han postulado hasta ahora que las armas de propulsión como el arco y las flechas o el lanzadardos se extendieron por Eurasia al mismo tiempo que los humanos modernos del Paleolítico Superior, entre hace 45.000 y 42.000 años. Sin embargo, el análisis de casi un millar de artefactos con apariencia de proyectiles recuperados en el nivel E de la cueva de Mandrin se ha saldado con el descubrimiento de la primera evidencia de uso del arco en suelo europeo hace unos 54.000 años —en África se remonta hasta los 70.000 años—.

Los resultados del estudio elaborado por investigadores franceses y estadounidenses se acaban de publicar en la revista Science Advances. Una de las principales conclusiones es que esta tecnología, difícil de documentar ya estaba basada en materiales perecederos como madera, fibras, cuero o resinas, proporcionó a los humanos modernos una ventaja competitiva frente a las comunidades locales durante sus primeras migraciones hacia el territorio neandertal.

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La investigación de la arqueóloga Laura Metz y sus compañeros se ha centrado en varios centenares de artefactos recuperados en la cavidad que mostraban signos de haber sido utilizados como proyectiles. En concreto, se han estudiado mediante minuciosos análisis macroscópicos y microscópicos 852 piezas líticas que se asemejan a puntas, cuchillas y lascas bien definidas, de las cuales 383 presentaban patrones de desgaste por haber sido lanzadas o por haber sido utilizadas para serrar o cortar. De esta selección se ha determinado que 196 muestran evidencias de impacto y podrían ser en realidad puntas de flecha.

Imagen de una de las puntas neronianas recuperadas en la cueva francesa.

Imagen de una de las puntas neronianas recuperadas en la cueva francesa. Philippe Psaila

La industria neroniana se compone de una serie de utensilios del Paleolítico Superior Inicial completamente distintos de los fabricados por los neandertales europeos. A pesar de que se había identificado con anterioridad en un reducido número de yacimientos de la región del Ardèche, un departamento del sureste de Francia entre Lyon y Montpellier, los ejemplos más antiguos se han documentado en la cueva de Mandrin.

Para completar el estudio, el equipo de investigadores realizó reproducciones de las diminutas puntas neronianas utilizando el mismo sílex y la misma tecnología. Las copias experimentales fueron a continuación convertidas en flechas y se dispararon con un arco para analizar las distintas fracturas que registraban. Al ser comparadas con las piezas procedentes del registro arqueológico, los resultados fueron similares.

Recreación de las puntas de flecha neronianas.

Recreación de las puntas de flecha neronianas. Ludovic Slimak

Estos hallazgos sugieren que las armas de proyectiles podrían haber sido desarrolladas durante y no después de la primera incursión del Homo sapiens en Europa. "Documentamos que esta primera migración humana en territorio neandertal está asociada con el dominio del arco. También mostramos que esta tecnología era desconocida entre los grupos locales de neandertales así como en el resto de Eurasia", escriben los autores del artículo. "El uso de estas tecnologías avanzadas puede ser de crucial importancia para comprender la expansión de las poblaciones modernas".

En el nivel E de la cueva de Mandrin se han encontrado también tres toneladas de rocas que parecían intencionadamente dipuestas en círculo. Según los investigadores, se trataría de un cortavientos construido cuidadosamente para proteger al refugio de los embates del mistral que transporta aire frío y húmedo desde el norte, hacia donde mira la boca del abrigo. De ser correcta la interpretación, sería una de las evidencias más tempranas de la construcción de un refugio en la historia humana.