
'Por España y por el Rey, Gálvez en América', de Augusto Ferrer Dalmau. Foto: Museo del Ejército
La conquista olvidada: cuando España venció a los ingleses en el corazón del Misisipi
Manuel Trillo publica un libro en el que recupera la historia de un enfrentamiento entre la corona española y el Reino Unido por el dominio de uno de los ríos más importantes de Estados Unidos.
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En mayo de 1780, la población de San Luis, a orillas del majestuoso Misisipi, se atrinchera para enfrentar el ataque que espera. Centinelas río arriba han alertado de la inminente llegada de "un ejército de guerreros de distintas tribus y algunos voluntarios, liderados por un puñado de ingleses", narra Manuel Trillo en las páginas de La conquista española olvidada. La expedición que pudo cambiar la historia de los Estados Unidos. Su meta es arrasar esta localidad en la que conviven gentes de dispar procedencia y raza. La mayoría, franceses, pero los gobierna un español oriundo de Ceuta llamado Fernando de Leyba.

La conquista olvidada
Manuel Trillo
Crítica, 2025. 405 páginas. 23,90 €
La explicación a este hecho se halla unos lustros atrás. El inmenso y poco explorado territorio de la Luisiana había pertenecido a la corona francesa hasta que su derrota frente a Gran Bretaña en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) la puso en manos de España.Con esta entrega, Luis XV de Francia compensaba a Carlos III por las pérdidas sufridas en el conflicto contra los ingleses, plasmadas en la cesión a su majestad británica de la Florida. Así, desde 1766 ondeaba en Nueva Orleans, la capital de la Luisiana, el pabellón español, aunque la mayoría de sus habitantes se expresaran en la lengua de Molière.
Cuando San Luis está a punto de ser asaltado en 1780, nuevos puñetazos han agitado el tablero político en el continente americano, originados en el europeo, cuyas potencias dominaban la otra orilla del Atlántico.
Cinco años atrás las colonias británicas se habían sublevado contra Londres, marcando el estallido de la guerra de independencia estadounidense. Una contienda que Francia y España aprovecharán para resarcirse de sus derrotas frente al adversario común inglés prestando apoyo a los revolucionarios americanos.
Y en ese contexto se produce el ataque a San Luis. Los británicos la ambicionan para controlar el curso del Misisipi y descender desde allí hasta Nueva Orleans, donde Bernardo de Gálvez, que ya les ha dado batalla en el Golfo de México, gobierna la Luisiana.
La embestida de los pieles rojas al servicio de los ingleses será rechazada gracias a la defensa diseñada por Leyba. Una torre en la que se despliegan piezas de artillería y las trincheras cavadas frenarán a los asaltantes, pero a un alto precio para una población de apenas un millar de almas: veintidós muertos, siete heridos y setenta prisioneros, según el parte español. "¡Qué espectáculo de horror, mi general!", informará Leyba a su superior Gálvez tras contemplar "esos pobres cuerpos cercenados en piezas" y los "miembros, cabezas y piernas esparcidos por el campo".
En la defensa de San Luis no ha participado uno de sus vecinos más valerosos. Eugene Pourée, nombrado por Leyba capitán de la milicia de caballería, se encontraba lejos, remontando el Misisipi. Aunque su ausencia en el combate lo "mortifica", pronto podrá desquitarse emprendiendo esa conquista olvidada por los libros de historia a la que alude el título de la obra. Una expedición que partirá hacia el norte desde la propia San Luis.
Apenas un mes tras la batalla, Leyba fallece por enfermedad. Pronto lo sustituirá como gobernador de la Alta Luisiana el navarro Francisco Cruzat, quien comprenderá que se puede repetir otro ataque si no se toman medidas. El Heturno, jefe de la tribu de los putuatami, lo anima a golpear primero, y Cruzat le hace caso, consciente de que las alianzas con los indios son fundamentales para vencer a los ingleses.
El autor también relata el éxito de Bernardo de Gálvez al reconquistar Pensacola a los ingleses
Del fuerte San José, a unas doscientas leguas al norte, había partido el ataque a San Luis. Cruzat enviará allí, surcando el Misisipi y su tributario Illinois, a una abigarrada tropa a las órdenes de Pourée, integrada principalmente por franceses e indígenas, pero también españoles, como los remeros Felipe Ribera y Antonio San Francisco. Aquel invierno de 1781, forzados a marchar a pie cuando los hielos bloquean los ríos, alcanzarán su objetivo.
Gracias al factor sorpresa, "sin necesidad de gastar una bala, la misión española encabezada por Eugene Pourée conquista el fuerte" el 12 de febrero. El capitán toma posesión en su lengua materna, pero en nombre de Carlos III de España. Trillo ha encontrado el documento que lo acredita en una biblioteca de la Universidad de Berkeley.
El autor también relata el éxito de Bernardo de Gálvez al reconquistar Pensacola a los ingleses pocos meses después, con lo que se recuperó la Florida. La guerra terminará en 1783 con el reconocimiento británico de la independencia de sus colonias norteamericanas. Y con esos nuevos Estados Unidos de América, hasta entonces aliados, empezarán las fricciones por el control del Misisipi, cuyo curso domina de principio a fin el Imperio español desde la toma del fuerte San José.
No será hasta 1795 cuando una España debilitada por las guerras contra la Francia revolucionaria acuerde con EE. UU. fijar la frontera entre ambas potencias en el Misisipi, lo que frustrará el uso exclusivamente español del río. Poco después cederá la Luisiana a Napoleón, que en 1804 la venderá a los norteamericanos. Concluye así el control hispano del Misisipi, desde entonces en poder de la misma voraz potencia que a finales de ese siglo expulsará a España de Cuba, poniendo fin a su imperio americano.