John H. Elliot, hispanista

John H. Elliot, hispanista

Historia

John H. Elliott, fascinado por España

Sus visitas al Museo del Prado le incitaron a conocer la cultura del país, reflejadas en sus pinturas. Desde entonces, publicó numerosas investigaciones acerca de nuestra historia 

10 marzo, 2022 21:09

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La desaparición de John H. Elliott con 91 años de edad, nos priva del más destacado hispanista anglosajón. La obra y el magisterio de quien era Regius Professor Emeritus de Oxford han sido referencia fundamental para varias generaciones de historiadores españoles y también para el público interesado en conocer una de las etapas más brillantes y conflictivas de la Historia de España, el siglo XVII.

Nacido en Reading (Inglaterra) en 1930, estudió Historia en Cambridge. Fue entonces, cuando España se cruzó en su camino, adonde viajó en 1950. Como él mismo ha contado en numerosas ocasiones, sus visitas al Museo del Prado le incitaron a conocer la historia y la cultura del país, reflejadas en sus pinturas. Singularmente, su atención se prendió de Velázquez y de uno de sus retratados, el conde-duque de Olivares. Este interés ya no le abandonaría nunca. Por eso se doctoró con una tesis sobre la revuelta catalana de 1640 que apareció como libro en 1963, mismo año en que publicó La España imperial, 1469-1716, concebido como un manual para que los estudiantes británicos dispusiesen de una síntesis del periodo, pero que realmente abrió perspectivas novedosas en la manera de valorar la época de los Austrias.

Entre 1973 y 1990 en Princeton, desempeñó tareas docentes y formó a historiadores llegados de todas partes, también jóvenes españoles, cuyos estudios han confirmado el giro en el enfoque de los siglos de oro españoles propiciado por Elliott. Son además estos sus años más fértiles como investigador, que se plasmaron en libros relevantes. En 1984 publicó un sugestivo ejercicio de historia comparada que establecía semejanzas y diferencias entre los dos grandes ministros de Francia y España, Richelieu y Olivares, cuyas vidas transcurrieron contemporáneamente y se enfrentaron por la hegemonía de Europa.

Lo más destacado de la obra es que ayudó a cambiar la peyorativa imagen tradicional que pesaba sobre el conde-duque, y evidenció que su talla política era comparable con la de su antagonista, el cardenal francés. El esfuerzo de Elliott por explicar de forma más ponderada la figura de Olivares cuajó en la gran biografía política que le dedicó en 1986, aparecida en español en 1990. Es una obra de madurez, con la que Elliott culminó décadas de estudio y reflexión. El libro ha marcado un antes y un después en la valoración histórica del privado de Felipe IV y de la compleja época que le tocó vivir.

En la lista de publicaciones de Elliott sobre Olivares no puede dejar de mencionarse el libro que escribió en colaboración con otro gran hispanista, el historiador del arte norteamericano Jonathan Brown, que desgraciadamente también acaba de fallecer. En Un palacio para el rey: el Buen Retiro y la corte de Felipe IV (1981), ambos especialistas explicaron el contexto político, la construcción y la decoración de la residencia cortesana, hoy en buena parte desaparecida, que el valido erigió para su rey y para su propio prestigio. Además, es obligado mencionar la participación de Elliott en la edición de los memoriales y cartas del conde duque, junto con F. J. de la Peña, que por vio la luz en una primera recopilación en 1978 y que han revisado y ampliado el propio Elliott y F. Negredo (2013 y 2021).

Sus investigaciones se han extendido al estudio de la presencia de España en América y su contrastación con el imperio británico. No cabe aquí citar sus numerosísimos artículos y ensayos breves sobre temas relacionados con aspectos complementarios a sus libros, como el arbitrismo, la crisis de 1640 o la conciencia de decadencia de España. Por último, en 2018, publicó Escoceses y catalanes. Unión y discordia, donde abordó el problema de los nacionalismos mediante una comparación, de ambos territorios y sus complicadas relaciones con sus respectivos Estados. Como reconocimiento a su tarea, John Elliott ha recibido numerosos reconocimientos académicos e institucionales, entre los que destaca el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1996.