
Un momento de un ensayo de Orestíada con Mara Poveda y Olivia Baglivi. Foto Lorena RIga
'Orestíada', el juicio de Esquilo al mundo contemporáneo: "Hoy se desconfía también de la justicia formal"
Ernesto Caballero (dirección) y Karina Garantivá (dramaturgia) vuelven al origen del teatro y estrenan su versión de la tragedia de Esquilo en La Abadía.
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Son, los de ahora, tiempos revueltos. Sin señales de fuego que anuncien victorias, a lo lejos, resuenan los tambores de guerra. Nada nuevo en la historia de la humanidad, en realidad. Hace 2.500 años Esquilo ya se planteó cómo detener los ciclos de violencia y venganza que amenazaban la convivencia en Orestíada, la única trilogía –compuesta por Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides– que se conserva del teatro griego antiguo.
Hoy, 500 lustros después, el colectivo Teatro Urgente nos propone una vuelta a la gran fuente de la que parte la dramaturgia universal, con una ambiciosa puesta en escena que dirige Ernesto Caballero (Madrid, 1957) y versiona Karina Garantivá (La Guajira, 1980) y que ambos estrenarán en La Abadía –allí estará del 10 de abril al 4 de mayo–.
La historia de Orestíada es la historia de Clitemnestra, Agamenón, Egisto, Electra, Ifigenia y Orestes –todos ellos de la familia de los Atridas– y de una espiral de violencia que arranca con el sacrificio de Ifigenia para ganar la guerra de Troya, y en la que, cada acto, reclama una venganza. La sangre llama a la sangre y Esquilo se cuestiona “cómo instaurar una justicia que sea capaz, por lo menos, de atenuar estas confrontaciones que, muchas veces, desembocan en conflictos bélicos”, comenta Caballero a El Cultural.
En su propuesta, Garantivá ha reescrito la trama, el mito, atravesándolo de claves que aluden a los conflictos que habitan la actualidad. “Con un lenguaje directo, muy depurado, es una versión que conserva absolutamente el hálito poético. Sin perder el recuerdo de estas fuerzas en acción que son los héroes clásicos, estamos viendo constantemente personajes muy reconocibles, grandes dirigentes, pero sobre todo seres de carne y hueso, que son personas de ahora”.
En ese sentido, Orestes es claramente el ejemplo más contemporáneo. “Es un muchacho europeo al que le dicen que tiene que vengar no sé qué historias. Esa es exactamente la situación en la que ahora se encuentra la mayoría de los jóvenes en esta Europa del bienestar en la que, de nuevo, hay unos dioses que les dicen que se tienen que rearmar porque igual se tienen que ir a luchar contra los rusos”. Aunque sin una alusión así de directa, “la pregunta que se hace él, ‘qué debo hacer’, resuena en el texto de Karina de una manera estremecedoramente vigente”.
La Orestíada de Caballero y Garantivá, de hecho, parte de la última pieza de la trilogía, Las Euménides, para reconstruir el caso de Orestes a partir de los episodios anteriores, Agamenón y Coéforas. “Las Euménides –explica el director– desembocan en un juicio que hemos transformado casi en otro litigio que juzga el caso de los crímenes de Orestes y de Clitemnestra. Es decir, toda esta cadena de asesinatos se juzga desde un prisma contemporáneo en donde nos formulamos preguntas acerca de qué es la justicia o cuál es nuestra responsabilidad ante situaciones de conflicto y de violencia”.
Compuesta en el siglo V a.C., en una época convulsa en la que Grecia estaba en guerra de manera permanente, Esquilo propone, frente al ojo por ojo, un cambio fundamental en nuestra noción de justicia, donde las dos partes sean escuchadas y haya garantías procedimentales.
“El teatro contribuye a recuperar el espacio de diálogo o de atención que merece el otro". Ernesto Caballero
“Esto es un grandísimo avance. Hoy se ha vuelto a configurar esa dicotomía. Se desconfía de la justicia formal y se busca una reparación y una venganza más inmediata. Lo vemos todos los días con los linchamientos en las redes y en los juicios mediáticos. Es muy similar a lo que observa el propio Esquilo, cuando, por un lado, nos habla del mundo de las Furias de Clitemnestra, que reclaman una venganza primaria y, por el otro, del de la diosa Atenea que pide escuchar al otro antes de condenarlo”.
Esquilo apela a esa escucha.“De hecho, el propio teatro es un acto profundamente democrático y político. Ya en Los persas, él intenta entender y dar voz al vencido. Eso es absolutamente revolucionario, sobre todo en la época, pero incluso hoy en día. En la actualidad, más bien, tendemos a la reafirmación de las ideas propias, que además revestimos de un sentimiento que legitima cualquier actitud. Algo que tiene que ver mucho con una falta de conciencia colectiva, que está potenciada por el mundo de las pantallas”.
Mientras, afirma,“el teatro en general, y este en particular, puede contribuir a recuperar ese espacio de diálogo o de atención que merece el otro, porque propicia una apertura al asombro de lo extraño, de lo ajeno”.
Luces y sombras, espejos y flores, visten el escenario de La Abadía con una serie de objetos muy funcionales que juegan con la propia corporalidad de sus intérpretes –Olivia Baglivi, Alberto Fonseca, Gabriel Garbisu, Nicolás Illoro y Marta Poveda–, que están permanentemente en el escenario.

“El coro son ellos. Es una puesta en escena muy dinámica y muy física, donde lo expresivo está, evidentemente, en la palabra, pero también en el cuerpo”. Con música en directo –a partir de un theremín–, un vestuario donde predominan el uso de sedas, negros y blancos, “los objetos que aparecen –una alfombra, un caballo de Troya, una bañera, las flores–, todo tiene una dimensión simbólica que trasciende lo cotidiano”.
En consonancia con el ideario del Teatro Urgente, proyecto que lideran los propios Caballero y Garantivá, de hacer un teatro para la ciudadanía que promueva desde el arte la conversación pública, otro intere sante detalle de esta propuesta es que los espectadores están integrados en la obra.
“En ningún momento lo que pasa en escena se produce de una manera aislada, los personajes están desde el primer momento en permanente diálogo con el público, que, de alguna manera, hace la función de lo que en su origen era el coro griego”. Esta producción ‘urgente’, tras su paso por Madrid, seguirá su gira por el Teatro Cuyás de Las Palmas.