De izquierda a derecha, Rebeca Hernando, Carlota Gaviño, Marina Fantini, José Juan Rodríguez y Mikele Urroz en 'La voluntad de creer'. Foto: Laia Nogueras

De izquierda a derecha, Rebeca Hernando, Carlota Gaviño, Marina Fantini, José Juan Rodríguez y Mikele Urroz en 'La voluntad de creer'. Foto: Laia Nogueras

Teatro

¿Qué hace Jesús de Nazaret en la nueva obra de Pablo Messiez?

El director y autor se pregunta sobre la rivalidad entre vida y muerte, verdad y ficción y palabra y silencio dentro de 'La voluntad de creer'

12 septiembre, 2022 01:18

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Amparo vuelve a su pueblo tras varios años en Latinoamérica. No lo hace sola. Se presenta acompañada de su novia argentina. Allí se reencuentra con su familia. Una hermana es “soltera, poeta y borracha”, otra se encuentra en silla de ruedas y el hermano menor cree que es Jesús de Nazaret. En medio de todos ellos, un embarazo y... una resurrección. Con esta trama nos presenta Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974) La voluntad de creer, una obra que llega tras Cuerpo de baile (estrenada en el pasado Festival de Otoño) y que toma como punto de partida la película Ordet, de Carl Theodor Dreyer, y el texto de Kaj Munk.

De vida o muerte

Hasta el 23 de octubre, Marina Fantini, Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, José Juan Rodríguez, Íñigo Rodríguez-Claro y Mikele Urroz protagonizarán en las Naves del Matadero esta historia coproducida por el Teatro Español y Buxman. “Además de la fe y su relación con la voluntad, el montaje aborda la cuestión de la muerte como parte de la vida. O la puesta en cuestión de las lógicas del pensamiento binario. No hay muerte sin vida ni vida sin muerte. No hay ficción sin realidad ni realidad sin ficción”, explica a El Cultural Messiez, que culmina la reflexión con una pregunta: “¿Qué pasaría si intentáramos pensar en otros términos que tengan más que ver con devenires y procesos y menos con juicios cerrados?”.

“Además de la fe y su relación con la voluntad, el montaje aborda la cuestión de la muerte como parte de la vida". Pablo Messiez

Tanto la voluntad como la fe necesitan, a juicio del autor de Las canciones, del lenguaje: “Cada palabra es a la vez verdad y engaño. Nombra a la vez que omite. En el terreno del lenguaje estamos siempre condenados al fracaso a la hora de nombrar lo real. El mundo no habla idiomas. El mundo ni siquiera tiene nombre. El lenguaje es nuestra cárcel y nuestra libertad”.

Messiez, que se encuentra preparando Los gestos (sobre el origen de las reacciones de nuestro cuerpo), ha ideado para La voluntad de creer un “lenguaje” escénico en el que el público se sumerge en la obra sin la intervención de elementos escenográficos hasta que queda atrapado por la ficción: “En lugar de ocultar el artificio hay que revelarlo para poder creer en lo que está sucediendo. La función se convierte así en una especie de viaje del presente de la realidad al presente de la ficción. Al final, ambos pueden ser ciertos”.

En función del público

"Si el teatro se piensa como el espacio de la repetición es porque se piensa desde el lado de los creadores de la función -añade el director-. Sin embargo, sin público no hay teatro. Y es el público el que trae el presente a la función. El que hará que la repetición no sea idéntica a sí misma. En definitiva, el que terminará dando sentido a aquello que se ve si decide creer en ello. Por eso me interesaba hacer una obra donde el foco estuviera puesto en la voluntad de creer del público".

¿Cómo funciona pues lo verosímil? ¿A qué llamamos verdad? ¿A qué ficción? Messiez hilvana pregunta tras pregunta hasta encontrar una suerte de respuesta: “¿Cómo no va a ser verdadera esa experiencia que cuando sucede te transforma el cuerpo, te altera el ritmo cardíaco y te hace entender algo que no puedes llegar a explicar?”.