Image: Atalaya, así que pasen 30 años

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Teatro

Atalaya, así que pasen 30 años

25 marzo, 2016 01:00

La compañía Atalaya en un ensayo de Así que pasen cinco años. Foto: Félix Vázquez

El mundo onírico de Lorca, el "teatro imposible" de Así que pasen cinco años vuelve de nuevo al repertorio de Ricardo Iniesta y la compañía Atalaya, con la que arrancó su andadura escénica en 1986. Será el 1 de abril en el Centro Dramático Nacional.

Ricardo Iniesta acaba de llegar de Peter Weiss (Marat/Sade) y Bertolt Brecht (Madre Coraje). Con su compañía Atalaya se ha empapado del "castellano de bronce" y de las "sinfonías de colores" de Valle, del ritmo del pentámetro yámbico de Shakespeare, del universo de Müller, de la potencia y la métrica de la tragedia griega (Esquilo, Sófocles, Eurípides), del grotesco y la crueldad de Weiss y del surrealismo de Lorca, al que vuelve, a partir del 1 de abril, en el Teatro Valle-Inclán, con Así que pasen cinco años.

No es la primera vez que se enfrenta a esta obra. Ya lo hizo en los ochenta con seis actores. Ahora se presenta en el escenario del CDN con nueve, algunos de ellos procedentes del Laboratorio de TNT, la cantera que renueva la vitalidad de su proyecto y que, en el caso de Así que pasen cinco años, "ha dado mayor profundidad al estudio de la obra". Junto con El público, el otro texto del llamado "teatro imposible" que subió a escena hace ahora casi tres lustros, marcó definitivamente el camino de su compañía. "Ahí descubrimos un surrealismo más oscuro e inquietante, menos naif que el que escenificamos hace treinta años -reconoce el director-. Me gustaría señalar que la España de mediados de los ochenta era muy distinta a la actual. Justo en ese momento, en el 86, aterrizábamos en la Unión Europea. Aquella ingenuidad nos llevó, vía fastos del 92, a las tinieblas actuales".

Desde El público, pues, Atalaya no se había visto inmersa en un texto tan onírico. Casi todas sus entregas han tenido un fuerte componente dramático. "La magia de Lorca es única -puntualiza Iniesta-. Esto tiene mucho que ver con nuestra idea del movimiento escénico del actor, de la partitura que conllevan las acciones físicas. Lorca es muy poético y a la vez muy inquietante". Quizá por esto último el nuevo montaje ha huido de la evidencia, de lo cotidiano, donde la acción es lo primero. "También la musicalidad de las palabras y la utilización de los objetos y del espacio escénico de una manera metafórica que traspase su significado".

Espejos y escaleras

Además de la dramaturgia y de la dirección, Ricardo Iniesta firma la escenografía, un elemento en el que suele volcarse de manera especial (de hecho, de los más de 20 montajes de la compañía sólo ha delegado en cinco, en la maestría de Juan Ruesga): "Al tratarse de un mundo onírico la puesta en escena tiene un significado especial porque lo visual cobra mucha relevancia". En este Así que pasen cinco años veremos numerosos maniquíes y espejos sobre el escenario. También, e inspirado en una antigua esenografía de Meyerhold, recurre Iniesta a dos escaleras imposibles que recuerdan las de Escher o Endless. "Quería que hubiera varias escaleras iguales que pudiesen adoptar diversas posiciones y que los actores las manipulara", explica Iniesta. "También hemos recuperado el efecto de los espejos, creando una cristalera que recuerda al Murnau de El gabinete Caligari".

El nexo de unión entre el primer montaje de Así que pasen cinco años y el actual está representado en la actriz Carmen Gallardo, cofundadora de Atalaya e intérprete, entre otros papeles, del Niño muerto en la primera versión, con sólo 21 años. "Ahora tenía que asumir otros roles -explica Iniesta-. Mantiene el de Criada, aunque pienso que su papel más fuerte es el de Máscara porque puede dar rienda suelta a todo lo que ha aprendido protagonizado La celestina y Madre Coraje". Además de Gallardo, participan varios actores que conocían el mundo onírico de Lorca por haber formado parte del elenco de El público. Para otros, más jóvenes, era un lenguaje nuevo. "El trabajo con los actores se ha producido de una manera más directa que en otros procesos donde el texto suponía una aventura desconocida. Ahora ha sido como volver a casa. Esto nos ha ahorrado mucho camino, por lo que nos hemos centrado más en la palabra".

Apenas quedan ya proyectos tan estables como el de Atalaya. Los costes de producción, la disminución de las ayudas y de los circuitos de producción son, según Iniesta, algunos de los causantes de esta sequía: "Cabe esperar que las administraciones entrantes apoyen la consolidación de esos equipos que, en definitiva, son la savia del teatro, como lo fueron los grupos independientes en los setenta y los equipos estables de los ochenta y noventa. Si nosotros hemos sido capaces de llegar hasta aquí, otros colectivos también pueden llegar a hacerlo".

@ecolote