Image: II Premio Valle-Inclán

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Teatro

II Premio Valle-Inclán

Los 50.000 euros del galardón lo convierten en el mejor dotado del teatro español

10 abril, 2008 02:00

Ilustración de Ajubel.

El momento de esplendor que vive el teatro en nuestro país merecía un premio como el Valle-Inclán, que celebra el próximo lunes, 14 de abril, su segunda edición. Convocado por El Cultural de El Mundo y patrocinado por la Fundación Feima, esa noche se conocerá al ganador, en el transcurso de una gala en el Teatro Real. 50.000 euros y una estatuilla de Víctor Ochoa reconocerán al autor, actor o director que más haya destacado en 2007 en alguno de los espectáculos estrenados en la Comunidad de Madrid. Se trata también de reflexionar sobre el hecho teatral más actual y de estimular a dramaturgos y actores de otras comunidades para que se interesen por los escenarios de la capital, para hacer de ésta el gran escenario teatral del país.

Hasta la convocatoria del Valle-Inclán no existía en España ningún galardón que, al estilo de los grandes premios literarios, tuviera una dotación tan generosa como ésta. De hecho, no sólo es el premio teatral mejor remunerado de España sino que aspira a convertirse en el de mayor prestigio, avalado por un jurado sabio, riguroso e independiente, presidido por el dramaturgo Francisco Nieva y por el perfil de los candidatos que compiten. El pasado año el actor Juan Echanove conquistó el premio por su papel en Plataforma. Este año los doce finalistas son las actrices Ana Belén, María Pastor, Blanca Portillo y Belén Rueda, el actor Chete Lera, el autor Alfonso Sastre, los directores y también autores Ernesto Caballero, Daniel Veronese, Ana Zamora y Angélica Liddell y los directores de escena Andrés Lima y Gerardo Vera. Muchas son veteranas figuras con una sólida trayectoria, pero junto a ellas emergen otras menos conocidas, con una carrera más breve pero con un gran futuro por delante. El teatro español gana adeptos y muchos son los que le auguran un porvenir aún mejor tras el "apagón analógico".

Ana Belén
Desde 1996, año en que interpretó La bella Helena, Ana Belén no había vuelto al Festival de Teatro de Mérida. Su regreso con Fedra, que luego llevó en gira por varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, en el Bellas Artes, le devolvió al protagonismo teatral. Sin duda, Ana Belén es una de las figuras artísticas de nuestro país más versátiles: extraordinaria voz que combina sus conciertos con producciones cinematográficas y teatrales. Desde que empezó su carrera como niña prodigio, nunca ha dejado los escenarios: magnífica Ofelia en Hamlet, díscola Adela en La casa de Bernarda Alba. Faltaba verla como una gran trágica griega, como en Fedra.

"Ha sido un proyecto importante, con Mayorga, con José Carlos Plaza, los compañeros de reparto y un escenario como el teatro romano de Mérida. También que fuera una producción privada, Pentación, la que se atreviera con todo, es muy meritorio. De Fedra me atraía que fuera un personaje conocido, con un lenguaje bellísimo pero complicado para el que tienes que implicarte al máximo. No sé si he superado el reto, porque siempre estás aprendiendo de lo que haces. Pero lo que me interesa del teatro es que me enseña cosas de la vida en general y de la mía en particular".

Ernesto Caballero

Es el único de los candidatos que repite en el Premio Valle-Inclán. Es esta ocasión lo hace por el reestreno de su obra Auto, texto con el que se dio a conocer en la década de los 80 como dramaturgo de fuste. Desde entonces ha escrito más de una docena de obras, que en ocasiones ha llevado a escena con su compañía. El pasado año, Caballero fue uno de los directores más solicitados, dirigió Presas, Hedda Gabler y La tortuga de Darwin, además del reestreno de Auto.

"Auto es una obra de hace 13 ó 14 años que se considera de culto, muy premiada fuera de España, pero que apenas tuvo repercusión aquí cuando se estrenó. Creo que había que darle una oportunidad para que se viera ahora, en una España diferente, y con una difusión mayor a la que tuvo entonces. Desafío es una palabra bonita; el teatro tiene que tener desafío, incertidumbre, convocar lo imprevisible y permitirnos sacudir nuestras certezas. Pero como director lo que hay que hacer es servir la palabra del autor e intentar que la obra no se escore; conseguir que, con la palabra genuina de los actores, dialoguen el discurso escénico y el dramático sin ser un mero servidor descriptivo del texto. Eso es lo verdaderamente complicado de conseguir".

Chete Lera
Actor autodidacta curtido en el teatro, alcanzó la popularidad tras protagonizar Familia, la cinta de Fernando León. Destacó a principios de los 80 por fundar junto con Pepo Oliva la compañía Espacio Cero. Con ella hizo espectáculos como Asa Nisi Masa (estrenada en la Olimpia), Cámara Lenta, de Eduardo Pavlovski, o MáquinaHamlet. Igualmente ha trabajado con directores como José Luis Gómez, Vera o José Carlos Plaza. En los últimos tiempos, sus intervenciones cinematográficas han sido cada vez más numerosas (Abre los ojos, El alquimista impaciente, Flores de otro mundo... y ahora rueda Los muertos van deprisa). Está nominado por su Edgard Allan Poe en ¿Dónde estás, Ulalume, dónde estás?, a quien interpreta ya al final de sus días con grandeza de espíritu.

"Recibí una oferta de Pérez de la Fuente, que me pasó la obra para que la leyera. Admiraba a Sastre pero desconocía esta obra y después de leerla acepté la oferta que me vino en el momento justo. El reto es interpretar un personaje histórico como Poe. Casi todos hemos leído algo de él, pero cuando empiezas a informarte y a leer más y más de su vida, que fue tremenda, se hace inabarcable. Me entendí muy bien con el director y estoy bastante contento del resultado".

Angélica Lidell
¿Qué tiene esta autora, directora y actriz que acapara tanta atención mediática? Liddell es díscola, nada complaciente, a veces insulta incluso a los espectadores que van a ver sus obras y su discurso ideológico de izquierdas y antiimperialista es bastante previsible. Fundadora de la compañía Atra Bilis, le inspira Artaud y de haber nacido en los 60 probablemente hubiera seguido la senda de Julien Beck y su Living Theatre. Con su compañía ha montado una decena de producciones que tienen una sorprendente unidad de estilo y en las que trata los temas que le obsesionan (violencia, horror, dominación...). El pasado año estrenó en el CDN Perro verde muerto en tintorería y repuso El año de Ricardo, por la que ha sido nominada al Premio Valle-Inclán. Se trata de una obra inspirada en Ricardo III de Shakespeare y en la ambición de su protagonista.

"Según la opinión del intelectual medio reestrené El Año de Ricardo en el Centro Dramático Nacional para robar del erario público. ¡Me encanta cobrar por mi trabajo, como todos los ladrones de esta profesión! ¡Qué le vamos a hacer!
Y mi reto ha consistido principalmente en que el lenguaje esté a la altura de las pasiones humanas. Es así desde Homero. Intento que lo bueno sea lo bello en acción".

Andrés Lima
Hoy es conocido sobre todo por haber dirigido varios espectáculos con la compañía Animalario, pero Lima ha destacado también como actor (series de TV como Policías, en películas de Vicente Aranda o Imanol Uribe o en teatro con El libertino) y autor. Su popularidad subió enteros cuando dirigió la gala de los premio Goya "contra la guerra" y, en especial, el texto de Juan Mayorga Alejandro y Ana. Lo que España no pudo ver del banquete de la boda de la hija del Presidente. Formado en la Resad, Lima dirigió una libérrima versión del Marat-Sade de Peter Weiss. Un iconoclasta espectáculo, muy coral, en el que supo dosificar la carga intelectual y la más lúdica de la obra.

"Fueron tres palabras las que me llevaron a este espectáculo: locura, teatro y revolución. Son tres utopías y me apetecía mezclarlas y reflexionar sobre ellas. Me parecía un cocktail muy lúcido. Creo que precisamente el reto que se me planteó fue hacer esta reflexión de forma clara y sintética. Queríamos hacer un espectáculo popular, que interesara a la gente pero partiendo de un texto complejo, con bastante carga intelectual como es éste de Peter Weiss, pero que también tiene mucho de juego y de locura. Creo que en parte conseguí lo que perseguía, aunque como en todos los trabajos también se quedaron algunas cosas en el aire".

María Pastor
La candidata más joven al Premio Valle-Inclán de este año es una actriz vinculada desde sus inicios al teatro, aunque también ha trabajado en televisión y últimamente pisa los platós de cine con papeles destacados en películas como El coche de pedales y OFNI. Pero es en los escenarios donde se ha formado, de la mano de su padre Juan Pastor, director de la sala madrileña Guindalera. En El juego de Yalta, por la que ha sido nominada al Premio y que todavía sigue en cartel en la citada sala, Pastor interpreta a la protagonista de La señorita del perrito de Chejov, la obra en la que se inspira el texto de Brian Friel. Una actriz de muchos matices, delicada y exquisita, a la vez que profunda, en un papel muy chejoviano.

"Lo que me animó fue, sencillamente, el placer de actuar en la sala Guindalera, un lugar donde el trabajo es siempre minucioso y puramente artesanal.Trabajaré con mi padre, y maestro, siempre que él me lo permita, ya que no dejo de aprender de él. En esta ocasión, además, me proponía un material exquisito y refinado como el de Brian Field por lo que hubiera sido una locura decir que no. El juego de Yalta es una obra que requiere de una gran precisión ya que lo vivenciado y lo narrado confluyen con la presencia activa del espectador, siempre tan próximo al actor en esta sala".

Blanca Portillo
Apuntaba maneras de gran dama de la escena desde que salió de la Resad, donde se formó como actriz y donde decidió ya que si no la llamaban para actuar, ella misma se iba a producir sus obras. Sus trabajos teatrales han sido numerosos (espectacular en La hija del aire), pero la fama se la procuró la serie de TV Siete vidas hasta hacerse chica Almodóvar. En Mujeres soñaron caballos Portillo no interpretaba, sino que vivía en el escenario.

"Tras una estancia en Buenos Aires, en la que vi esta obra, entré en contacto con Daniel Veronese. Me había visto en La hija del aire y le dije que quería trabajar con él; una no se encuentra con personas como él fácilmente. Poco después el Centro Dramático Nacional le pidió que montara algo en Madrid y me llamó. Y surgió Mujeres soñaron caballos. La verdad es que trabajar con Veronese es de una sencillez y de una verdad a la que no estoy acostumbrada en este país. Con él no se trata de hacer personajes, sino de intentar hacer creer que lo que está pasando en el escenario ocurre de verdad. Fue un trabajo muy diferente del habitual. Despoja la actuación de todo lo superfluo, te exige trabajar desde el corazón y, por otro lado, es un trabajo muy coral, nada individualista, porque dependes de los otros actores. Para mí ha sido un trabajo que ha marcado mi carrera".

Belén Rueda
La carrera de Belén Rueda es atípica dentro del mundo del teatro. Empezó en televisión, como presentadora y en las series Médico de familia o Periodistas. Luego debutó en el cine con Amenábar en Mar adentro . Su siguiente peldaño ha sido el de las tablas con Closer, con el que demostró que éste es sin duda su oficio.

"Closer era una obra que me gustaba, aunque desconocía qué director la iba a dirigir. Cuando supe que era Mariano Barroso tuve la ilusión de que pudiera ser mi primer proyecto profesional. Y cuando me explicó cómo la quería hacer me convenció su forma de plantearla y la elección de los actores que tenía pensada, todos con experiencia en el teatro. Sin embargo, el mayor desafío para mí era que iba a pisar un escenario por primera vez. Tenía el miedo a lo desconocido que, afortunadamente, empezó a desaparecer mientras me iba involucrando en el montaje y preparando los ensayos. Recuerdo que le dije a Mariano que me pusiera el foco más grande para que no pudiera ver al público. Creo que ese miedo lo he superado, aunque la verdad es que no se supera nunca del todo. Lo que sí he descubierto es esa maravillosa conexión con el público que sólo te procura el teatro, ese pulso que te viene de unas personas a las que no conoces y que, sin embargo, tanto te influyen".

Alfonso Sastre
Identificado como uno de los exponentes de la generación realista del teatro, Alfonso Sastre es también un prolífico ensayista (con interesantes obras sobre la risa y el teatro), guionista de cine, autor de cuentos y también de poemas. Pero su campo de acción ha sido el teatro desde que estrenara en los años 50 Escuadra hacia la muerte, a la que luego han seguido obras La sangre y la ceniza o La taberna fantástica. El teatro de Sastre manifiesta una evolución desde el realismo y la denuncia de sus inicios a obras con clara influencia del teatro épico de Brecht o de los esperpentos de Valle, hasta un teatro más preocupado por aspectos formales. Su afición a los cuentos de terror le llevó a escribir ¿Don éstas, Ulalume, dónde estás? en la que recrea los últimos días de Edgar Allan Poe, ya desahuciado y alcohólico. él la concibió como su última obra, pero ha seguido escribiendo teatro, ensayo y poesía.

"Escribí ¿Dónde estás,Ulalume...? con la intención de no escribir más para el teatro. Era mi testamento y, en definitiva, lo ha sido; lo está siendo. Fue un gran desafío y, efectivamente, lo superé. Yo no puedo negar tampoco eso. Cuando se cumplen 82 años no se pueden negar algunas cosas, antes de perderse de vista. Creo que es una gran obra, a pesar de la modestia de su autor".

Gerardo Vera

Destacó primero como escenógrafo y director de arte (en la serie de TV Los pazos de Ulloa) y luego como director de cine (Celestina) y de teatro. Dirige desde hace cuatro años el Centro Dramático Nacional, en el que ha llevado a escena obras del gran repertorio internacional (Divinas Palabras, Rey Lear). Está nominado al Premio Valle-Inclán por su puesta en escena de El enemigo del pueblo, obra que dirigió con sobria y certera mano.

"Quería saltar de un teatro salvaje y de inmersión en el alma humana como Divinas Palabras a un teatro más contemporáneo, más cercano a la gente de hoy. En ese momento estaba releyendo el tomo de Aguilar de Ibsen y cuando acabé El enemigo del pueblo llamé inmediatamente a Mayorga para comentarle la oportunidad de hacer una versión de la obra. Tenía un aspecto político que me gustaba mucho pero la versión original es pelín maniquea y era necesario revisarla. El reto era precisamente ofrecer un texto de gran envergadura como éste sin recurrir a lecturas banales u oportunistas y hacerlo con una mirada de hoy, moderna. Es curioso porque según quien la veía, la interpretaba políticamente bajo el prisma de sus ideas, era un espectáculo que produjo gran agitación. Quedé muy contento con la versión luminosa de Juan y con el reparto".

Daniel Veronese
Autor y director argentino y fundador de la mítica compañía Periférico de Objetos, Veronese basa su labor principalmente en el actor asistido únicamente por el texto. En Mujeres soñaron caballos, obra por la que está nominado, trató el tema de la violencia con un estilo teatral inusual.

"Tenía una intención muy clara: hablar sobre el tema de la violencia organizada y la forma que la gente que no genera esa violencia termina reaccionando. Primero, la esfera imaginaria de la obra empezó a sobrevolar los hechos de la Dictadura argentina. Intenté luego despegar la obra de esas imágenes y llevarla a una escena de micropolítica familiar. Mujeres Soñaron Caballos es el resultado. Es uno de los primeros textos que dirigí, es decir que escribí para hacerlo con un grupo de actores convocado para tal fin. Me sentía ajeno a mis obras cuando otro director las ponía en escena. Creo que el desafío, sin saberlo bien en ese momento, fue encontrar el modo actoral que se hiciera cargo de esa textualidad. Pasar de la pregunta: ¿es realismo, es absurdo naturalizado, es expresionismo porteño contemporáneo...?, modificar lo que hiciera falta, intentar hacerla funcionar sin aplicar moldes ajenos y armar el procedimiento de signos escénicos necesarios que le diera relieve y superara a la obra escrita. Convertirla en teatro".

Ana Zamora
Formada en la Resad, ha trabajado en La Abadía y en la CNTC y fundó en 2001 su compañía Nao D'Amores, con la que ha escenificado piezas del teatro medieval y renacentista. El año pasado sorprendió con Milagro del Cristo de los Gascones, una pieza que adaptó y dirigió con títeres inspirada en una tradición segoviana. Una exquisitez que esconde a una directora de gran sensibilidad.

"Quería trabajar en pequeño, con mi gente, pero sin atarme a un texto clásico concreto. El Cristo de los Gascones, como idea de partida, cumplía todos estos requisitos. Teatro de títeres, trabajo actoral y música antigua en directo, constituirían los recursos teatrales para construir un espectáculo que, más allá de la anécdota de todos conocida, pretendía ser una reflexión sobre la muerte, la soledad, la caducidad de lo humano, la melancolía. Teníamos que ser capaces de superar un montón de prejuicios y demostrar que se puede montar teatro sacro, siempre que se aborde la religión desde la trascendencia y no desde la beatería. Optamos por buscar una vía de conexión con la antropología teatral, y utilizar un muñeco, concretamente la réplica de una talla románica, como personificación de la divinidad. El gran desafío era abrir una vía de investigación entre el rito y el teatro, el contenido teológico y la reflexión personal".