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Teatro

De pies a cabeza

Aída Gómez estrena Salomé en Santander el 25

23 enero, 2002 01:00

Foto: Carlos Saura

Tras su polémico adiós del Ballet Nacional de España, la bailarina Aida Gómez vuelve a la escena con una renovada compañía para la que no ha escatimado colaboradores de renombre: Salomé, que se estrena el 25 de enero en el Palacio de Festivales de Santander. Dirigida por el cineasta Carlos Saura que, además ha hecho una película del proyecto (su sexto musical), ha contado también con el guitarrista Tomatito y el compositor Roque Baños para la partitura musical y con José Antonio Ruíz como director coreográfico. La producción teatral, la segunda que se hace en danza del mito de Salomé en nuestro país, recorrerá una veintena de ciudades españolas. Sin embargo, para ver la película, que recoge el trabajo desarrollado en los ensayos y el espectáculo completo, habrá que esperar al próximo mes de septiembre.

Los verdaderos animales de escena no pueden mantenerse lejos de las tablas durante mucho tiempo. Tienen demasiadas cosas que trasmitir y una verdadera necesidad de comunicarse con el público. Al año de haber dejado la dirección del Ballet Nacional de España (BNE), vuelve a la carga con un proyecto a la altura de las bailarinas de su estirpe. Es Salomé, prototipo de la mujer impulsada por la pasión y un papel atractivo donde los haya.

La obra cuenta con un equipo artístico de lujo y unas posibilidades de proyección envidiables. Antes de estrenar ya tiene una gira importante comprometida en España, con la que visitará un veintena de ciudades (en Madrid recalará del 18 al 23 en el Teatro Albéniz) y numerosos contactos internacionales a punto de confirmarse. Ocho bailarinas y seis bailarines darán vida a la historia de amor imposible, celos y despecho que acaba con la vida de San Juan Bautista.

Música oriental y flamenco
Dirigida por el cineasta Carlos Saura, cuya relación con la danza ha dado películas tan emblemáticas como Bodas de Sangre, Flamenco, Carmen, Tango y Sevillanas, la coreografía ha sido encargada a José Antonio Ruíz, figura consagrada de la danza española que conoce a Gómez a la perfección desde sus años como bailarina del BNE. Además, el compositor Roque Baños ha mezclado la mejor tradición musical mediterránea con la oriental y ha contado con el guitarrista Tomatito para que aporte su toque flamenco.

Mis primeros recuerdos de Aída Gómez se remontan a finales de los años setenta. Estoy en Lavapiés, en el pequeño estudio de baile del gran maestro Juanjo Linares. Espero iniciar mi clase y me siento en un rincón mientras Juanjo termina con la clase particular de otra alumna. No estoy sola. A mi lado está la madre de la niña y algunos vecinos del profesor que se han acercado para ver a esta chica menuda de once años. Es realmente impresionante. Tendrá pocos años, pero posee una técnica impecable y sobre todo una entrega y capacidad de proyección escénica que llena los pocos metros cuadrados de la sala. Realmente necesitaría un escenario como el del Teatro de la Zarzuela.

Escenario que esta niña no tarda en pisar. A los catorce años ya bailaba con el BNE bajo la dirección de Antonio Ruíz Soler, conocido como Antonio Bailarín. Avanza hasta llegar a primera bailarina de la compañía y después de media vida profesional en ella, la deja para probar nuevas experiencias. En 1996 inicia una etapa corta y no demasiado satisfactoria con la compañía de Joaquín Cortés. Dos años más tarde funda la suya propia. Acaba de echarla a rodar cuando el Ministerio de Educación y Cultura le invita a dirigir el BNE, cargo del que fue cesada en febrero de 2001. Después de su polémica salida de la compañía nacional ha esperado esta nueva producción para hablar con los medios de comunicación.

Aída está viviendo un momento dulce después de la desagradable experiencia con la que culminó su etapa en la compañía estatal. Y con esta Salomé vuelve a arriesgarse con una producción propia para la que ha encontrado financiación privada: cerca de 50 millones de pesetas. Ahora se regala a sí misma el placer de volver a dejarse la piel en el estudio y rodearse con artistas que se entusiasman por un proyecto en común.

Una propuesta aceptada
Son las cinco y medio de la tarde y Aída Gómez acaba de tomarse un caldo después de siete horas de ensayo. A pesar del cansancio, se expresa con la misma intensidad y energía que muestra en escena. Está encantada y tiene mucho que decir.

Propuso el proyecto escénico a Carlos Saura en junio del año pasado. "Siempre me han interesado las historias femeninas. Al principio Salomé me fascinó, quizá por el momento anímico en el que me encontraba. Me apetecía mucho colaborar con Carlos Saura, por su sabiduría y madurez como artista, por su experiencia con la danza y sobre todo por la ilusión que mantiene por su trabajo. Carlos plasma lo que ve y siente. Sabía que podía aprender mucho de él. Y ha sido un amor mutuo. Somos los dos muy apasionados con lo que hacemos. Lo más maravilloso ha sido que con su edad y trayectoria ha cogido el proyecto con el mismo cariño que yo. Luego él quiso hacer la película.", explica la bailarina.

Una vena muy popular
"Aída me llamó por teléfono y me invitó a hacer Salomé para el teatro", comenta Carlos Saura, "Yo sólo he trabajado en el teatro con Antonio Gades, pero Aída y yo nos conocimos y nos caímos muy bien. Luego, ella se había informado bien y tenía una idea muy sencilla de lo que era Salomé. Me habló de la obra de Oscar Wilde y me parecía una estructura más cómoda para hacer el ballet. En el ballet la narrativa tiene que ser muy básica, enriquecida con la música y la coreografía. Luego vino José Antonio, a quien conozco desde hace años", explica el cineasta.

"Siempre he confiado mucho en Aída", prosigue Saura. "Me encantan las personas que como Aída o como Antonio Gades tienen esa vena popular. Hacen un trabajo superrefinado pero en el fondo es muy popular, sale de la tierra. En la música flamenca y en el baile español esa raíz popular da mucha fuerza. Y Aída es estupenda, inteligente, sensible, trabajadora..." La lista de adjetivos sigue más allá.

Respecto a la música, las ideas de Saura también estaban muy claras, explica la bailarina: "Teníamos muy claro que la base musical debía ser rica y con Roque hemos dibujado los personajes musicalmente. Hay música sefardí, judía, árabe, española. Es un trabajo de artesanía puro".

Saura dice que "siempre pensó que Aída estaba de acuerdo en que había que tener una base flamenca. La música tenía que unificar la trama. Trabajé en mi película La mesa de Buñuel con Roque, una persona muy joven pero con una gran experiencia dirigiendo orquestas. Esa película transcurrió en Toledo con música sefardí, judía, cristiana. Y Salomé es un tema oriental, de la Biblia, así que él pensaba que se prestaría también a este tipo de música. El resultado es una partitura que tiene mucha influencia persa, paquistaní... pero el sustrato es el flamenco y propuse la colaboración de Tomatito".

Respecto a la historia de Salomé, Aída dice compartir el temperamento que le supone a la heroína. Herodes, padrastro y asesino del padre de Salomé, la desea pero ella está dispuesta a lo que sea con tal de obtener los favores de Juan El Bautista, quien no sólo no la mira, sino que desprecia todo lo terrenal. "La personalidad de Salomé evoluciona a lo largo de la obra hasta su trágico final. Es una persona joven, muy estresada por sus circunstancias y muy mimada. Pero en poco tiempo crece. Es una mujer con un gran coraje y despechada por un desamor. Y capaz de cualquier cosa por esos sentimientos". Piensa un momento y continúa: "como ella, hay gente que nos sentimos con ganas de cambiar cosas...".

Otra elección clara fue el lenguaje coreográfico. "Salomé es sobre todo danza española. Soy bailarina y no bailaora. Aspiro a hacer bien lo que tengo que hacer. A los 34 años tengo la suerte de haber estado rodeada de los mejores artistas de dentro y fuera del país y como bailarina que soy me gusta probar de todo un poco. Quería volver a trabajar con José Antonio, que ha sido mi gran maestro en el escenario y domina como nadie este estilo; ha creado una gama interpretativa para mí. Así que este momento es para disfrutarlo y recordar mis inicios relajadamente."

Danza clásica española
La bailarina subraya la compenetración del equipo de trabajo. "Aquí no he ido de jefa, aunque lo pago yo, pero éste es un hijo compartido". Esta manera de trabajar parece haberle aportado una paz que no sentía desde hacía tiempo: "Reunirme con esta gente es mi forma de respirar ahora. El mundo de las artes escénicas es muy competitivo y tengo claro que con la danza uno no se forra, la riqueza la llevas por dentro".

Además, el rodaje de la película ha supuesto para la bailarina vivir una nueva experiencia. "Ha sido un aprendizaje total. Lo que más me ha costado es la frialdad que hay en un estudio: el ¡corten! Tienes los sentimientos retenidos once horas diarias." La película está elaborada como un documental en su primera parte que recoge los ensayos y debates del montaje y que cuenta con el actor Pere Arguillé en el papel del director. Mientras la coreografía se muestra en la segunda parte. El filme se estrenará el próximo mes de septiembre.

Carlos Saura ha diseñado también los decorados, tanto los del montaje teatral como los de la película. "En el teatro es un tríptico con paneles laterales de espejos, que en el cine son más grandes. La luz se filtra a través de ellos y se producen evoluciones, que van desde la luz del amanecer al anochecer. La luz es fundamental para contar la historia".