'Aquiles en Esciros'. Foto: Javier del Real

'Aquiles en Esciros'. Foto: Javier del Real

Ópera

La próxima temporada del Teatro Real, bajo el signo de Orfeo

El coliseo madrileño se acoge al mito fundacional de la música en su nueva programación, muy 'moderna', muy española y muy ecléctica

27 mayo, 2022 18:09

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El Teatro Real abrirá su próxima temporada un poco más tarde de lo habitual. El primer estreno sobre sus tablas se celebrará el 21 de octubre. Será la emblemática Aida verdiana, en manos del especialista Nicola Luisotti, la que dé el pistoletazo de salida. La razón del retraso se debe a las obras de cambio del entarimado del escenario del coliseo madrileño, que ha soportado ya 25 años de funciones (contamos desde su reapertura en 1997). Un contratiempo menor para un teatro que se ha doctorado en el encaje de bolillos durante estos dos años pandémicos, sacando adelante óperas de enorme envergadura cuando todo alrededor conspiraba para derribarlas.

En cualquier caso, los operómanos madrileños no tendrán que esperar tanto para degustar las viandas líricas pergeñadas por Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, que ha resaltado el hecho de que el 41% de los títulos previstos (7 óperas de 17) pertenecen a los siglos XX y XXI. Tanta ‘modernidad’ no es lo común, ciertamente, pues la preponderancia decimonónica sigue vigente en las casas de ópera. La obra que desencadena la batería lírica será precisamente Orphée, de Philip Glass, el 21 de septiembre en los Teatros del Canal.

El minimalismo de raíz estadounidense estará presente por partida doble. Aparte de la pieza de Glass, podrá verse Nixon en China, de John Adams, que recrea la histórica visita del presidente yanqui al gigante asiático. En dos planos: uno público, de puertas afuera, y otro privado, de puertas adentro. “Va de la ironía a la profundidad humana”, ha apuntado Matabosch, que también ha advertido que es la ópera estadounidense más representada en los últimos 35 años. Ivor Bolton se pondrá al frente del foso para la ocasión.

Pero hay que volver al mito de Orfeo, fundacional para la música, porque tiene un protagonismo particular, dado que se ofrecerán tres versiones del mismo. Sumada a la de Glass, que es la más reciente, hay que consignar L’Orfeo de Claudio Monteverdi, que estará en manos de la coreógrafa Sasha Waltz (el montaje figura también en la sección de danza de la temporada por su carácter anfibio). Todo se funde en escena: músicos, cantantes y bailarines. Un paso más en esta línea mestiza de la que Waltz ya dio noticias en el Real con Dido y Eneas. Y luego está Orfeo ed Euridice, que esgrimirá, en versión concierto, el maestro René Jacobs.

Otro aspecto particularmente llamativo es la apuesta por el patrimonio propio, que algunas voces habían voces estimaban escaso en el cartellone de temporadas anteriores. Nada menos que cuatro títulos con sello nacional coinciden en esta. Enumeremos. Coronis, de zarzuela barroca de Sebastián Durón, de tono entre trágico y burlesco (versión concierto, eso sí). El retablo de maese Pedro, de Manuel de Falla, que dirigirá Pablo Heras-Casado (versión concierto, eso sí). Díalegs de Tirant i Carmesina, de Joan Magrané (con libreto de Marc Rosich), en producción procedente del Festival Castell de Peralada y el Liceo de Barcelona.

El rescate de Aquiles

Y, por fin, Aquiles en Esciros, un montaje que la pandemia dejó a las puertas de ver la luz después de un ímprobo trabajo de recuperación en el que estuvieron particularmente implicados Ivor Bolton y el musicólogo Gonzalo Torrente. “Lo hemos encajado en la programación porque estábamos impacientes por verlo”, ha confesado Joan Matabosch, que ha señalado otro detalle de relieve: el Theater an der Wien se ha sumado como coproductor, de modo que la ópera de Corselli, compositor nacido en Italia pero que vivió más de 40 años en España, tendrá proyección más allá de nuestras fronteras. Centrada en el paso de Aquiles de la adolescencia inconsecuente a las tribulaciones de la edad adulta y con libreto del prolífico Metastasio, la historia será narrada en escena bajo la firma de Mariame Clément. Y con Bolton, lógicamente, comandando a la orquesta. El contratenor Franco Fagioli será el héroe griego.

Más hitos de cara a los próximos meses. La vuelta de Christof Loy con Richard Strauss, tras su embelesante Capriccio de 2019. El regista germano ahora levantará Arabella, que, curiosamente no se ha representado en Madrid hasta la fecha (ni en el Real ni en la Zarzuela). Un retrato de la Viena de los años 20 cuyos aristócratas, como en el Titanic, bailan y beben mientras la civilización que conocen está a punto de saltar en añicos bajo la bota nazi. Hablando de tiranías, también tenemos La nariz de Shostakóvich, que el régimen soviético arrancó del repertorio cuando captó la sátira inmisericorde que hacía de su administración. “Shostakóvich la ponía a la misma altura que la zarista”, ha aclarado Matabosch. Cambio de régimen pero no de viejos defectos como la arrogancia, el arribismo, la ignorancia…

No faltarán valores impepinables de la historia de la ópera como Tristán e Isolda de Wagner, Il turco in Italia de Rossini, La sonnambula de Bellini, Turandot de Puccini y la mencionada Aida. En el capítulo de danza, aparte de la mencionada Sasha Waltz, concurre la Compañía Nacional de Danza (con Morgen; de Nacho Duato), el New York City Ballet y el English National Ballet con Tamara Rojo al frente. Reclamos, pues, abundantes y cualificados para ir estudiando el abono más adecuado al gusto de cada cual.