Bad Bunny

Bad Bunny

Discos

Bad Bunny encabeza la lista de los 20 discos del año

Los ritmos latinos se imponen en todo el mundo en el año en el que los puertorriqueños Bad Bunny y J Balvin han logrado expandir su revolución “reguetonera” a los cuatros confines del planeta

6 enero, 2020 09:15

Los ritmos latinos se imponen en todo el mundo en el año en el que los puertorriqueños Bad Bunny y J Balvin han logrado expandir su revolución “reguetonera” a los cuatros confines del planeta. Mientras la música con sello hispano triunfa en todo el mundo, este ha sido el año en el que las estrellas más consolidadas del panorama internacional han demostrado su fuerza. Ariana Grande se ha coronado como reina del pop como thank u, next, mientras Deerhunter han brillado con su rock americano, Beyoncé ha marcado la actualidad con la magnífica edición de su concierto en Coachella o Lana del Rey ha alcanzado la plenitud con Norman Fucking Rockwell, una reflexión sobre el sueño americano. Entre los recién llegados, la rabia adolescente de la nueva sensación Billie Eilish o el rap punk del británico slowthai. Ha sido también el año en el que Nick Cave ha mostrado su profundo dolor por la muerte de su hijo adolescente en Ghosteen y en el que los neoyorquinos Big Thief han demostrado su dominio absoluto del rock “intelectual” y sofisticado que identifica a la ciudad. Tiempo de hip hop, como el del sofisticado Tyler the Creator, y de punzantes reflexiones sobre el racismo como las que nos han proporcionado Solange o el estadounidense de origen ecuatoriano Helado Negro. Tras el disco del año, la selección de lo mejor de 2020 aparece en orden alfabético.

Mejor disco del año: X 100PRE PRE / OASIS, de Bad Bunny

El portorriqueño Benito Martínez Ocasio (San Juan, 1994) ha logrado la proeza de que X 100PRE, su reinvención de la música latina, se cuele entre los mejores diez discos del año de los medios musicales de referencia. Bad Bunny ha debutado con un disco en el que colabora con Drake en Mia -una canción que podría haber lanzado Marc Anthony-, con Diplo en la juguetona 200 MPH y El alfa en la salsera La RomanaMezclando ritmos latinos con el trap, Bad Bunny logra una colección de temas sensacional que recuerdan mucho a Yung Beef con un toque más americano, claro, en una música cargada de energía. Por si hay alguna duda de la revolución en marcha, Bunny ha triunfado también con su colaboración el otro chico de oro de la música latina, J Balvin, con el que ha firmado el sensacional Oasis, un disco que rezuma de canciones gozosas como esa Mojaíta que abre el disco con guasa o esa pegajosa Qué pretendes en la que los estilos de ambos, más bruto el de Bad Bunny y más “suave” el de Balvin, conjugan de maravilla.

J Balvin, Bad Bunny - CUIDAO POR AHÍ (Official Video)

thank u, next, de Ariana Grande

Mejor album del año para Rolling Stone, las canciones surgen de la terrible experiencia que sufrió Ariana Grande en 2017, cuando un terrorista islamista hizo explotar una bomba en uno de sus conciertos en Manchester matando a 22 personas, la mayoría adolescentes. Tras sufrir un período de depresión, la artista sigue confirmando en thank, u next, su inmenso talento para el pop. Hay hits juguetones y “empoderados” como la canción que da título al disco, en la que le da las gracias y el “hasta luego” a un ex novio o canciones como imagine, más cerca del r&b, donde revela sus inseguridades sentimentales o la célebre 7 Rings, en la que pletórica, canta: “Me han pasado cosas horribles / Debería ser una persona triste / ¿Quién diría que me convertiría en una salvaje?”.

Homecoming Album, de Beyoncé

Lanzado al mismo tiempo que el documental del mismo título estrenado en Netflix, Homecoming es la grabación en directo de la histórica actuación de Beyoncé en el Festival de Coachella en 2018. Un honor que jamás había recaído en una artista afroamericana y que la estrella de Nueva York celebró con una gran fiesta en la que participaron decenas de bailarines y músicos en el escenario (todos negros) en lo que Beyoncé quiso que fuera un homenaje a su trayectoria, pero también al enorme peso de la música negra en la cultura de Estados Unidos. Es difícil no enamorarse de un disco que arranca con un tema como Crazy in Love, uno de los mejores de la historia, y la artista nos seduce con un gran show musical marcado por la influencia del mundo circense. Están todos los clásicos, o casi, un Drunk in Love de aires orientales o un Single Ladies con reminiscencias de Aretha Franklin convertido definitivamente en el gran himno afrofeminista. Y de regalo, Before I Let Go, un cover del hit de Maze de los 80 en el que brilla un funk eléctrico.

U.F.O.F. / Two Hands, de Big Thief

El indie rock está vivo y para demostrarlo aquí están Big Thief, una banda de nueva York liderada por la cantante y guitarrista Adrianne Lecker que rejuvenece el espíritu de vanguardia guitarrera de la ciudad con un doble lanzamiento pleno de sabiduría. Hay ecos de la Velvet Underground y de Sonic Youth pero también del folk en estos U.F.O.F y Two Hands que ellos mismos definen como “discos gemelos” y aparecidos con pocos meses de separación. Hay sensibilidad en estas canciones en las que Lecker canta flojito pero tienen una especie de rabia interna, como si detrás de las florituras latiera un espíritu punk. Gran letrista, habla sobre la incomunicación, la soledad o la necesidad de sentir en medio del caos: “Envuélveme en seda / Quiero beber tu leche/ Tú tienes la llave/ Yo soy apenas”.

When We Fall Asleep, Where Do We Go, de Billie Eilish

Muy popular entre los jóvenes (el vídeo de su hit Bad Guy tiene 700 millones de visionados), la californiana Billie Eilish primero triunfó en la red con temas que componía y grababa ella misma en el sótano de su casa con su hermano. Abundando en una estética gótica y con el cabello teñido de colores excéntricos, Eilish no está tan lejos de Justin Bieber aunque practica un pop más oscuro, totalmente irresistible. Lo suyo es el hit sin contemplaciones y en este espléndido debut triunfa con canciones como Bury a Friend y sobre todo esa Bad Guy, gemas pop cargadas de una mezcla de energía y melancolía adolescente con todo lo bueno de los grandes hits angelinos.

Jaime, de Brittany Howard

Aclamado por la crítica anglosajona como una obra maestra, Brittany Howard (Atenas, Alabama, 1988) tiene una voz prodigiosa a la altura de las grandes leyendas como Nina Simone o Aretha Franklin que combina con un magnífico instinto para resultar al mismo tiempo pureta y absolutamente contemporánea. Muy conocida como cantante de Alabama Shakes y Thunderbitch, en solitario Howard pone la piel de gallina con unas canciones a tumba abierta en las que habla de su difícil infancia, la muerte de su hermana o el racismo sin tapujos. Quizá el momento más espectacular es el final, esa Run to Me en la que habla de la soledad y dice que “no es gracioso ser libre y salvaje” y hay hitos como Stay High, un homenaje al soul de Marvin Gaye o Sam Cooke que pone la piel de gallina. 

Why Hasn’t Everything Already Disappeared?, de Deerhunter

Discazo de Deerhunter, una de las bandas más importantes de la última década surgida de Estados Unidos. Liderados por el guitarrista y cantante Bradford Cox, los de Atlanta suenan más pop en este trabajo en el que Cox ha dicho que quería rehuir de la nostalgia que envolvía sus anteriores composiciones. Es un disco más alegre y luminoso que los anteriores, en los que los paisajes de “ciencia ficción del presente” conjugan con el uso del clavecín, citando Cox como influencia a la clavicenista española Genoveva Gálvez, que hoy tiene 90 años. Cerca de la psicodelia en algunos momentos, ellos lo llaman pop barroco. Temas como Greenpoint Gothic, instrumental, con ese aire de electrónica retro, o la jovial Futurism, un alegato contra la nostalgia, son de lo mejor que han hecho.

MAGDELENE, de FKA twigs

La británica de origen español Tahliah Bernett (Cheltenham, 1988) vivió uno de los debuts más fulgurantes de 2014 con LP1, un disco asombroso en el que lograba reinventar el r&b desde la vanguardia y al mismo tiempo seguir sonando honesta y auténtica. La emoción y la experimentación vuelven a ser los dos ingredientes con los que FKA Twigs logra que MAGDALENE sea uno de los indiscutibles discos del año. Artista que elabora sofisticados vídeos en los que también demuestra su talento como bailarina, en este disco se acerca a Björk, sin duda una fuente de inspiración, en unas canciones de electrónica crepitante en el que lanza un manifiesto manifiesto feminista a partir de la figura de María Magdalena, que ve como un símbolo del “desprecio de quienes siempre acaban escribiendo la historia, los hombres”. No es un disco explícitamente político sino que la artista reivindica su femineidad a partir de las emociones en un disco de una sobrecogedora intimidad.

This is How You Smile, de Helado Negro

Nacido en el sur de Florida de padres ecuatorianos, Roberto Carlos Lange es un músico basado actualmente en Brooklyn que mezcla español e inglés en sus maravillosas canciones en las que parece brillar una especie de “decadencia latina” con un toque pop que recuerda un poco a Lana del Rey pero más latino y underground. Imagining What to Do, con un toque a lo Mac DeMarco, con el que comparte no pocos rasgos, es una balada conmovedora en la que aborda su tema habitual, el racismo en Estados Unidos y las dificultades de crecer siendo un emigrante. En País nublado, uno de los temas que marcan este año, canta: “Reírme más rato / Sonriendo con más dureza / Me hace sentir más fuerte”.

Legacy, de Jamilla Woods

A sus 29 años, Jamilla Woods se ha convertido en una poderosa voz del nuevo soul feminista y combativo que protagonizan otras vocalistas como Janelle Monae, Tierra Whack y Kate Tempest, con las que comparte su condición de poetisa. Tras el gran éxito de su debut, Heavn (2016), Woods se corona como una de las reinas actuales del soul con un disco fantástico plagado de canciones elegantes y sofisticadas como esa ZORA, en la que toca un tema muy propio de la artista como el amor propio, o ese funk casi naif de una balada preciosa como EARTHA, más cercana al pop, sin olvidar momentos más políticos como GIOVANNI, en la que en un estilo similar al de Solange, reivindica su feminidad y su negritud.

Norman Fucking Rockwell, de Lana del Rey

Mejor disco del año para Pitchfork y The Guardian, Elizabeth Goolridge (Nueva York, 1985) es una artista pop que canta canciones tristes como si el mundo se fuera a acabar mañana mismo con una mezcla entre desolación y elegancia. Siempre ha sido mejor de lo que a veces se ha dicho y en Norman Fucking Rockwell la artista entrega un disco redondo en el que canta mejor que nunca y resulta emotiva y honesta. Exaltación y elegía de la América mítica que reproducen las ilustraciones de ese Norman Rockwell que cita en el propio título, las canciones de Lana del Rey nos transportan a esos inmensos paisajes estadounidenses con una clara influencia de la cultura y sonidos californianos, su nuevo lugar de residencia. Hay algo de los Eagles y hay algo de los Beach Boys, como siempre, en estas gemas clásicas y sencillas porque están menos producidas entre las que destacan la emoción de Mariners at Apartment Complex o esa versión irónica de la canción playera que es Doin’ Time.

Ghosteen, de Nick Cave & The Bad Seeds.

Tres años después del lanzamiento de Skeleton Tree, Nick Cave publica su primer disco centrado en la muerte de su hijo adolescente en un accidente en los arrecifes de Brighton, una tragedia que entristeció a toda la comunidad musical. Aunque Skeleton Tree salió poco después del suceso, en realidad estaba prácticamente terminado cuando falleció el joven. Disco conceptual dividido en dos partes, la primera llamada “los niños”, consta de ocho canciones, mientras la segunda, “los padres”, contiene dos temas de mayor longitud. No parece extraño que después de un golpe tan duro el artista se halla refugiado en una especie de espiritualidad new age, como sugiere esa portada con unicornios. Mucho sintetizador en un disco que suena celestial y trascedente como si Cave hablara directamente con su hijo desaparecido en una dimensión desconocida.

Deux freres, de PNL

Los franceses han desarrollado toda una poética del barrio marginal de extrarradio (la famosa banlieue) que hemos visto hace poco con la electrónica de los parisinos The Blaze y hoy encuentra su mejor forma de expresión en este dúo de raperos formado por Ademo y N.O.S. (sus verdaderos nombres son Tarik y Nabil Andrieu), originarios de Tarterêts. Se trata de una banlieue del norte de Francia célebre por sus problemas sociales pero también por ser uno de los centros del cloud rap, un estilo del que ASAP Rocky es el seguidor más conocido, caracterizado por el uso del Autotune, una estructura musical más lenta y una producción lo fi. Superpopulares en Francia, donde arrastran a las masas, los hermanos reflexionan en sus letras sobre los problemas raciales y sociales («no soy de aquí ni de allí», rapea Ademo al principio del álbum) y describen una realidad marcada por los trapicheos, los ingresos en la cárcel y la falta de futuro en un disco exuberante y poderoso.

Purple Mountains, de Purple Mountains

Una década tardó el músico y poeta David Berman en lanzar un nuevo disco después de la disolución de los célebres Silver Jews. Una década que tuvo un final muy triste cuando Berman se suicidó el pasado 7 de agosto en su apartamento de Brooklyn. Figura destacada de la eclosión del indierock de los 90 que protagonizaron otras bandas como Pavement, Berman triunfó en la época con discos como Starlite Walker (1994) o American Water (1998), en las que brillaba por sus elaboradas letras y un tono crítico con la sociedad estadounidense. Ahora, es fácil escuchar este último trabajo de Berman en retrospectiva y descubrir claros indicios de la tragedia que se aproximaba en canciones como All My Happiness is Gone, cuyo elocuente título, “toda mi felicidad se ha marchado”, no evita una canción con un tono de sátira casi alegre, como sucede con la propia That’s Just The Way That I Feel en la que un tema de aire country tiene una letra devastadora: “No me gusta hablar de mi mismo, pero alguien tiene que decirlo. Demonios, las cosas no han ido bien”. Le echaremos de menos.

Remind Me Tomorrow, de Sharon Van Etten

Recibido con entusiasmo generalizado por parte de la crítica internacional, Sharon van Etten (Nueva Jersey, 1981) firma su mejor trabajo con una colección de canciones en la línea de otras rockeras con calado emocional como Cat Power. Conocida por discos guitarreros entre el folk y el rock como Because I Was in Love (2010) o Tramp (2012), Van Etten utiliza la electrónica en este nuevo trabajo para acercarse a lugares oscuros y profundos de su psique. Arranca con la fastuosa I Told You Everything, reinvención talentosa del drama con mayúsculas, practica el hit setentero a lo Fleetwood Mac en Seventeen o incluso suena a Robyn en la vaporosa y preciosa Jupiter 4.

Nothing Great About Britain, de Slowthai

El propio título del disco ya lo dice todo, «nada grande en Bretaña». Sensación del rap mundial con este álbum de debut en el que rescata la energía del punk para trasladarla al rap, slowthai es un joven de 23 años de los suburbios de Northampton que presume de estética chandalera y reivindica con fiereza sus raíces obreras. Si hay algo que un buen punk inglés no debe olvidar nunca es cargar contra la monarquía y la canción que da nombre al álbum es una parodia de los Windsor: "Respétame Elizabeth" rapea slowthai reviviendo el espíritu de los Sex Pistols acompañado de un vídeo en el que se burla del mito del rey Arturo. Con un sonido cercano por momentos a los Sleaford Mods, con influencias del ska, slowthai tiene fuerza y rabia en una aguda mirada a la realidad del país.

When I Get Home, de Solange

Es inevitable empezar cualquier crónica sobre Solange diciendo que es la “hermana de Beyoncé” pero es que no es cualquier cosa. La pequeña Knowles brilla con luz más que propia con una sólida trayectoria que en 2016 tuvo su gran momento con el lanzamiento de A Seat in the Table, un disco de riguroso soul político sobre la negritud de una sutileza y emoción muy remarcables. Mientras Beyoncé es una superestrella de la música interesada en explorar los límites del mainstream, Solange es una artista que no aspira a las grandes masas y When I Get Home, basada en los sentimientos que le produjo el regreso a su hogar natal en Houston, es un disco sin hits y sensorial en el que la artista parece convertir sus propias emociones en texturas musicales. Con productores como Tyler the Creator (Down With the Clique y Time Is) y Sampha en los arreglos, queda claro que Solange busca la vanguardia.

Igor, de Tyler the Creator

Mejor disco para Les Inrockuoptibles, triunfa este músico impredecible de la escena de Los Ángeles, miembro fundador de los hoy míticos Odd Future, Tyler the Creator está viviendo un gran éxito comercial con su nuevo disco, IGOR, menos raro que el anterior, Flower Boy, en el que reflexionaba sobre la ingenuidad y el idealismo. Álbum narrativo, el IGOR del título representa el lado oscuro del propio Tyler, que en este trabajo nos cuenta un trío romántico formado por él mismo, su actual pareja y su ex novia, que a su vez está liada con su actual pareja. Es un disco sensacional con títulos como ‘Ya no te quiero’ o ‘Nos quedamos sin tiempo’ que forman parte de la vida de una pareja en la que el músico se vuelve a revelar como un magnífico reinventor de sonidos como el r&b, el soul o el disco.

Father of the Bride, de Vampire Weekend.

Seis años sin lanzar un disco son muchos y la expectación era máxima ante el nuevo lanzamiento de la banda liderada por Ezra Koenig. Grupo de letras elaboradas e intelectuales, con tendencia a un cierto surrealismo sarcástico, el single de adelanto, Harmony Hall, ya indicaba por dónde iban los tiros, un sonido menos marcado por las influencias de la old music, más enraizado en la tradición folk de Nueva York, así como una mezcla entre una música más vivaz y luminosa y un tono sombrío en las letras. «No quiero seguir viviendo así / Pero no quiero morir», canta Koenig en un tema que tiene la vibración de un Mac Demarco y la tristeza de la Velvet. Ese mismo tono existencialista se repite en This Life, donde se parecen a Paul Simon, en una canción que es el típico hit de la banda en la que el músico y cantante interpreta el papel de romántico enamorado que conocemos bien.

Titanic Rising, de Weyes Blood

El año pasado estuvo marcado por el gran éxito de Kacey Musgraves y ahora parece coger el testigo Natalie Mering, quien usa el alias de Weyes Blood, con este disco de folk-rock celestial y superemotivo. Dice Mering que el álbum trata sobre “olvidarse de estar enamorado. Cada uno vive en su propia separada entidad. Ahora mismo hay un sentimiento de que necesitamos ser salvados y eso es pedir demasiado a la gente”. El propio título del disco y una de las mejores canciones, “el resurgimiento del Titanic” da una idea del aroma de supervivencia y renacimiento que sobrevuela este trabajo con algunas canciones como esa Andromeda en la que la artista canta: “Eleva el corazón de las profundidades a las que ha caído” para conmovernos con un tema de una sensibilidad absoluta mientras en canciones como Wild Time le basta una guitarra y pocos arreglos para componer una preciosa balada.

@JavierYusteTosi