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Discos

Cuarteto Quiroga, la partitura de Goya

El ensemble lanza el disco Heritage, fruto de un proyecto de investigación que sitúa Madrid como capital europea del cuarteto en el siglo XVIII

31 mayo, 2019 15:08

Madrid ha honrado tímidamente a Boccherini. El parquecito al que da nombre el compositor alivia las empinadas curvas de la Cuesta de la Vega, tan similares a las de los míticos puertos pirenaicos del Tour de Francia. En medio está su busto, que pasa inadvertido a los escasos viandantes que se atreven con tan rigurosa pendiente, a la espalda de la Catedral de la Almudena. Sin embargo, el compositor toscano (y también madrileño, pues nació en Lucca pero murió en Madrid, en 1805, tras vivir en esta ciudad casi cuatro décadas) colocó a la Villa y Corte en el mapa musical europeo con su trabajo bajo el auspicio del infante Luis Antonio de Borbón y Carlos III. "Él fue, junto a Haydn, el padre del cuarteto", señala Cibrán Sierra, violinista del Cuarteto Quiroga, conjunto que acaba de lanzar Heritage. La música de Madrid en los tiempos de Goya.


"Este disco es una reivindicación y un acto de justicia", aclara. "El repertorio cuartetístico de Haydn está internacionalmente asentado mientras que el de Boccherini, que escribió unos 90, de los que más de la mitad están sin grabar, es muy poco conocido". Es una lamentable realidad que tiene diversas causas. El musicólogo Miguel Ángel Marín, mentor del proyecto, desliza en las notas que acompañan el cedé una muy relevante: el dominio de la historiografía germana decimonónica. Un detalle que no exonera de responsabilidad la dejadez institucional y cívica que manifiesta nuestro país con su patrimonio cultural, siendo la música una de las disciplinas más afectadas. "A nuestros compositores, por ejemplo, nunca se les ha dado la importancia que a nuestros pintores, mucho más populares", se queja Josep Puchades, violista del conjunto.

"Nos sentiríamos satisfechos si normalizamos la presencia de Boccherini en las programaciones". Cibrán Sierra

El revés de patrimonio nacional

Los Quiroga la han padecido sin ir más lejos durante la gestación de Heritage. Su intención era grabar el disco con los Stradivarius Palatinos. "Todo cuadraba", apunta la violenchelista Helena Poggio. "Casi con toda seguridad, esta música compuesta en Madrid se tocó con ellos en su momento. Todas las partes hubiéramos salido favorecidas, ya que podríamos haber ejercido como embajadores internacionales de este conjunto instrumental único al tiempo que reivindicábamos nuestro legado musical. Les dimos todas las facilidades, como grabar en el menor tiempo posible y desplazar a nuestro ingeniero de sonido al palacio, pero nos contestaron que la propuesta ‘no era suficientemente seductora’".

Un rechazo que añadía humillación a la decepción. Y que no se sostiene. Por los numerosos reconocimientos acumulados ya por este ensemble, incluido el Premio Nacional de Música en 2018. Por su alta calidad, constatada casi unánimente por la crítica, de aquí y de fuera. Por el repertorio escogido: incluye dos grabaciones inéditas del Cuarteto en Mi bemol Mayor G. 191 de Boccherini y el Cuarteto en Si bemol Mayor L.185 de Gaetano Brunetti (otro italiano ‘amadrileñado’ al servicio de Carlos IV), más dos cuartetos de João Pedro de Almeida y Manuel Canales, también apadrinados en Madrid por monarcas y aristócratas. Y, en última instancia, por la garantía que ofrecían unos intérpretes familiarizados con esos instrumentos: no en vano, fueron varias temporadas el conjunto residente del Palacio Real, ofreciendo algunos conciertos públicos con ellos. "Es impensable que algo así hubiera sucedido en Francia, Alemania, Estados Unidos…", apostilla, contrariado, el también violinista Aitor Hevia.

El revés no desmoronó la voluntad de los Quiroga, que se sienten herederos de ese florecimiento del cuarteto en Madrid durante el último tercio del siglo XVIII. "Nosotros venimos de ahí", recalca Sierra. Emplearon también ‘instrumental’ de la época para registrarlo, con cuerdas de tripa y arcos de transición, intentando acercarse así lo máximo al sonido original. Pero sin dejar de imponer su sello a las partituras, porque a su juicio la fidelidad no significa literalidad. "Hay que ir más allá de las notas, que son una simple representación simbólica de la música. Se trata de encontrar lenguajes, retóricas, intenciones, mensajes…", afirma Sierra para explicitar su método holístico de trabajo, que aplican por igual tanto a piezas contemporáneas como a las de épocas anteriores y que busca siempre hilvanar un relato.

Encuentro en el destierro

Para cimentar su obsesión por lo "históricamente informado" contaron en Heritage con un gran aliado. Pocos musicólogos han estudiado tan concienzudamente la vida musical en ese Madrid ilustrado como Miguel Ángel Marín, responsable musical de la Juan March. Éste, de hecho, puso una sabrosa coincidencia sobre la mesa: la de Goya y Boccherini en los veranos de 1783 y 1784 en Arenas de San Pedro (Ávila), donde el infante Luis Antonio estableció su pequeña corte tras ser desterrado por su hermano Carlos III. Allí manufacturó el pintor aragonés el retrato La familia del infante Don Luis. Goya se autorretrata a sí mismo pintando el cuadro, que han escogido los Quiroga para la portada del disco. Los integrantes del ensemble aparecen en la posición de los cuatro caballeros que rodean a la familia real. El truco visual se justifica porque uno de esos varones es presuntamente Boccherini, lo que documentaría el encuentro de ambas luminarias. A Marín y a los Quiroga les gusta imaginar a Goya pintando mientras escuchaba la música de Boccherini. Es una sugerente conjetura que ha inspirado el disco, aparte de darle unidad historiográfica y artística. Marín, de hecho, aduce que el retrato es a la pintura lo que el cuarteto a la música: una obra de cámara que nace en la intimidad y se concentra en la esencia.

Tal paralelismo corona la narración de este álbum reivindicativo y a contracorriente de prejuicios y leyendas negras, que miran a España como un país desconectado de las corrientes musicales europeas. Recalcan los Quiroga que ellos no están descubriendo a Boccherini, que eso ya lo hicieron figuras como Emilio Moreno, otro asesor capital en esta aventura al que piden mencionar expresamente. Su objetivo prioritario no es que el ayuntamiento emplace su busto (u otra estatua de nuevo cuño y mayor lustre) en un punto de la capital más lucido. "No, nosotros nos daríamos por satisfechos con normalizar su presencia en las programaciones", remata Sierra.

@albertoojeda77