Tras Harnoncourt/Leonhardt y Rilling, varios músicos persiguen la grabación integral de las cantatas de Juan Sebastián Bach. En paralelo con Gardiner -que ya las ha registrado y que va editando poco a poco-, Koopman o Suzuki, el belga Sigiswald Kuijken emprende ahora, al frente de la estupenda La Petite Bande, su aventura. La inicia con buen pie. Las cuatro obras elegidas -98,180, 56 y 55- pertenecen a diversos domingos después de la Trinidad. Kuijken busca una acentuación del texto según sea el ritmo -yámbico, trocaico o dactílico-, intenta recuperar el bajo original, según él no un violonchelo, sino un violone (violoncello a la spalla) y conforma un coro en el que cada parte está asignada a una sola voz. Sus muy musicales integrantes cantan los solos; como sucedía en época del compositor. Postura que ya han seguido Rifkin o Parrott y que proporciona a las versiones de Kuijken una transparencia, una gracilidad y una finura ejemplares. El pequeño grupo, de 12 músicos, corrobora sus reconocidas excelencias. Buena primera piedra.