Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

Música

Quique González: "Al principio pensaba que tocaría en sitios enormes, pero la vida te pone en tu sitio. Y así está bien"

Conversamos con el compositor de 'Aunque tú no lo sepas' y otras canciones imprescindibles de nuestro idioma. Su nuevo disco, '1973', acaba de ver la luz.

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Quique González (Madrid, 1973) es un tipo normal, pero con aura de artista grande. Él no se reconocería en esta definición, probablemente, pero le delata su porte de rockero tardío –la chupa de piel desgastada, un discreto pañuelo azul anudado a su cuello, el desorden de su melena– y un semblante con cierto misterio que alberga un profundo mundo interior.

Que solicite dos minutos para fumar un cigarrillo de liar antes de comenzar la entrevista nos habla de su sencilla condición, de su llaneza. Que al final de la conversación alguien le pida una foto revela que, efectivamente, estamos ante una figura popular, por mucho que su carrera haya discurrido en aforos medianos y ante un público no especialmente multitudinario. Un fiel ejército de seguidores, eso sí, dispuesto a defender en cualquier batalla su personalísima propuesta.

Acaba de publicar nuevo disco, 1973, y el 21 de noviembre arranca su gira. Quien ha seguido su trayectoria ya intuiría que no iba a encontrarse con algo que no fuera Quique González –melodías rotundas, versos prodigiosos, referencias cotidianas, sonido americano–, aunque también tendría la certeza de que esas mismas constantes iban a seguir siendo muy distintas al resto de la música que se hace en España.

El autor de Vidas cruzadas, La luna debajo del brazo y La ciudad del viento, entre otras canciones imperecederas, ha teloneado a Bob Dylan y conserva el respeto de los artistas más importantes de nuestro país desde hace años. Prácticamente desde que entregara a Enrique Urquijo, alma máter de Los Secretos, la soberbia canción Aunque tú no lo sepas, libérrima adaptación del poema homónimo de Luis García Montero.

Criado junto al Parque San Juan Bautista, en Ciudad Lineal, y curtido en la calle Salitre de Lavapiés, cuando todo flotaba "en la memoria de los días grises", se tiró a las salas de música en directo con su guitarra al hombro en busca de una oportunidad. Casi tres décadas después y más de quince discos, tiene mucho más claro lo que antes veía difuso, pero no deja de aprender de una industria feroz en la que ya no está tan claro qué es el éxito. Estamos en una terraza de Alonso Martínez mientras "el mundo gira en un sentido absurdo", como él mismo canta en Pájaros mojados.

Pregunta. ¿Cómo fueron esos años en que la historia se escribía en los portales? ¿Qué relación mantiene con sus recuerdos?

Respuesta. Tengo muy buena relación con la memoria de aquellos años, fueron muy divertidos. Empecé a tocar en el Rincón del Arte Nuevo y en otro sitio que se llamaba La Redacción. Entonces tocaba mucho con Carlos Chaouen y había un buen ambiente de gente que hacía canciones.

P. Se habló de una generación de cantautores (Javier Álvarez, Ismael Serrano, Rosana, Pedro Guerra, Tontxu…), pero creo que nunca se sintió parte de aquello.

R. Es que ellos tocaban en Libertad 8 y yo nunca he tocado allí hasta años después, y siempre acompañando a amigos. Además, ellos iban con guitarra española y yo tocaba la acústica, ¿sabes? Y en general hacían canciones un poco más sociales. Yo creo que ahora también hay gente haciendo este tipo de canciones. De todas formas, yo llegué un poco al final. Aunque tú no lo sepas sale en el 98, creo, antes de grabar mi primer disco.

P. ¿Se reconoce en ese álbum?

R. Es difícil verte representado con lo primero que haces, pero yo creo que es una cosa común a todos. De todas formas, me parece un muy buen disco de debut, para ser el primero...

"Hay canciones que te dejan de representar o con las que ya no conectas tanto. Y otras que te acompañan toda la vida"

P. Se llamaba Personal y este último, 1973, que es el año de su nacimiento. Son los títulos más autobiográficos, pero ¿diría que este disco es más personal que otros?

R. No, cada disco es igual de personal. En mi caso, yo trato de hacer discos que me representen en el momento en el que estoy, siempre he intentado que devolvieran una imagen del tío que era mientras estaba escribiendo las canciones durante esos dos o tres años. Personal me representaba en aquel momento, el músico que empezaba a ser, y este me representa ahora.

»Luego hay canciones que sobreviven mejor al paso del tiempo que otras y hay algunas que te dejan de representar o con las que ya no conectas tanto. Y otras que te acompañan toda la vida también.

P. Su marcha de Madrid coincide más o menos con el manifiesto que le ha identificado desde entonces, Peleando a la contra, con el que anunciaba que su carrera sería independiente. ¿Qué relación tiene esa fuga de la capital con la huida de la discográfica?

R. Por un lado, fue una cosa un poco accidental, un poco azarosa. Coinciden casi en el tiempo, y es cierto que para mí fue un momento de ruptura. Igual por eso me empujó también a irme de aquí, a cambiar de aires. Pero en realidad yo no estaba buscando casa en Cantabria ni nada. Me encontré allí por casualidad, me enamoré de un sitio y decidí irme, pero no porque estuviera hastiado de Madrid. Primero fue el manifiesto de Peleando a la contra y pocos meses después es cuando decidí irme.

P. A propósito, ¿qué siente cuando le presentan como un artesano de la música, o como el cantautor íntegro e independiente por antonomasia?

R. Es algo que me motiva, por supuesto. El hecho de ser respetado por la gente que viene a los conciertos y compra los discos, así como por los compañeros de profesión y los medios, me genera una responsabilidad por no fallar a la gente que piensa que te respetas como artista.

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

P. Supongo que entonces resultó difícil. Actualmente parece más sencillo que un músico se lo monte por su cuenta, y sin embargo parece imposible vivir de la música sin un respaldo de marketing potente. ¿Cómo lo hubiera hecho ahora, si tuviera 20 años?

R. La verdad es que lo pienso algunas veces, cuando veo a compañeros que me encantan y que intentan sacar su proyecto adelante. Yo no sabría hacerlo de otra forma que la que manejé yo, que es coger tu guitarra y ponerte a tocar en sitios. Yo creo que era más fácil destacar antes porque había más salas y porque había menos artistas, menos plataformas, aunque también había pocas maneras de difundir tu música. Entonces que te fichara una compañía era la única manera de mostrar tu trabajo. Ahora la gente puede hacer un disco muy decente en su casa con Logic o con ProTools y con un par de micros buenos. En ese momento no era tan factible eso.

"Ahora es más fácil que la gente tenga la posibilidad de escuchar tu música, pero es más difícil que la gente llegue a ti"

»Pero ahora hay tanta gente haciendo música y se publican tantas canciones en streaming que también es más difícil destacar. Es más fácil que la gente tenga la posibilidad de escuchar tu música, pero es más difícil que la gente llegue a ti. Es una paradoja, sí. Yo no sé qué consejo le daría a alguien que empieza, pero seguramente que cogiera su guitarra y se pusiera a tocar por ahí, primero para cinco y luego para diez. Si lo hace bien y ocurre algo que no se sabe muy bien de qué se trata, tendrá más posibilidades. Hace falta tener continuidad en esto e irte a Valencia y palmar 200 euros y poder sostenerlo.

P. Le ha ocurrido…

R. Hombre, claro.

P. Si por algo se caracteriza su carrera es por tener una continuidad regularísima, por ir subiendo pequeños peldaños muy poco a poco, pero con un propósito muy firme, muy dirigido. ¿Hay algún momento en su carrera donde haya visto un salto significativo? ¿Tiene algún hito que recordar en ese sentido?

R. Recuerdo cuando tocamos en la gira de Salitre 48 en la sala Aqualung, que estaba casi lleno y para mí fue una sorpresa increíble. Empezaban a pasar cosas. Y luego cuando hice la gira de Peleando a la contra también, fue un pequeño salto en el público, sobre todo fuera de Madrid. Porque antes, entre los discos Pájaros mojados y Kamikazes enamorados, íbamos a tocar fuera y seguía viniendo poca gente a los conciertos, pero ya llenabas un sitio de 200 personas y eso ya era significativo, ya podías llevar a algún músico, etc.

P. A día de hoy no tiene el sueño de llenar plazas de toros, pero tampoco se negaría...

R. Bueno, es que no se puede renunciar al éxito. Pero sí veo que mis canciones no son para espacios grandes. El tipo de música que hacemos yo creo que no conecta bien con multitudes. Al principio, cuando grabé mi primer disco, pensaba que podía llegar a tocar en sitios enormes. Pero eso es por inocencia de juventud, tienes una ambición que no está bien colocada. Luego la vida te pone en tu sitio, ¿sabes? Y me parece bien que sea así.

P. Rubén Pozo, que en la música conoce las dos alturas, dijo hace muy poco en El Cultural que estaba escuchando en bucle la canción S.T.U.O.P.E.T., de su nuevo disco. Y que pensaba en su hijo y se emocionaba.

R. Claro, es que es una canción para mi hija, de hecho. En el disco hay dos canciones que hablan sobre la paternidad en diferentes momentos, S.T.U.O.P.E.T. y la siguiente, Oro líquido, que es un padre hablando a su hijo cuando se va de casa con 18 años. De todas formas, para mí es importante que la gente lleve su canción donde quiera. Me parecería perfecto que pensaran que es una canción de amor sobre una pareja.

"En mis canciones hay una intención poética, pero no considero que mis letras sean poesía. Me parece que yo hago otra cosa"

P. Sus letras se parecen a la buena poesía porque contienen versos muy potentes. A su vez, es un estilo fragmentario, apenas narrativo; o sea, sin música no podrían leerse como un poema. ¿Esto es deliberado, o sea, pretende que sus canciones sean así, o forma parte de un proceso compositivo algo caótico?

R. Sí, un poco de todo. También escribo canciones narrativas, y en este disco creo que hay un equilibrio en ese sentido, más que en otros: letras crípticas y canciones más narrativas. Yo utilizo herramientas de la poesía, o sea, hay una intención poética, pero no considero que mis letras sean poesía. Me gusta cuando me lo dicen, pero tengo amigos poetas de verdad y me parece que yo hago otra cosa. De hecho, a mí me costaría muchísimo escribir un libro de poesía y publicarlo. También creo que la suerte que tenemos con las canciones es que de repente hay un pasaje instrumental y también está diciendo cosas, y te está llevando también a otros sitios.

P. Se ha dicho mucho que su música bebe del folk americano, pero esa conexión también se advierte en las letras.

R. Bueno, claro, es que nos han vendido muy bien su cultura, ¿no? Es inevitable que eso se cuele también en lo que hacemos. Dos de mis artistas favoritos son Bob Dylan y Tom Petty. Y, por decirte alguien de ahora, Jeff Tweedy. Y me encantan las películas de Sam Peckinpah y los libros de Elmore Leonard. En realidad, intento chupar de todo para mis canciones. De películas, libros, conversaciones que escucho, vivencias mías o de la gente de mi entorno, poetas que admiro y que de repente te abren una ventana a algo…

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

P. Aparte de la furgoneta aparcada junto a su casa de los Valles Pasiegos, en Cantabria, ¿tiene algún otro sitio predilecto para componer? ¿O tal vez un ritual?

R. No, soy muy caótico, a veces escribo por la mañana y otras de noche hasta muy tarde. Para el disco Sur en el valle (2021) estábamos en pandemia y utilicé mi furgoneta como estudio y como oficina, pero también porque necesito aislarme bastante para estar más conectado con mis cosas. No tengo un método de composición porque soy muy poco disciplinado. Yo no me levanto una mañana y me digo que tengo que escribir una canción.

P. ¿Alguna vez se ha sentido tentado de utilizar la inteligencia artificial para rematar un estribillo?

R. Te juro por mi hija que no. Pero ni para eso ni para nada. El otro día leí una entrevista con Guillermo del Toro en la que decía que prefería la muerte [risas]. Yo no llego a tanto, pero si lo que nos diferencia es lo creativo y utilizamos la inteligencia artificial para eso, vamos a hacer obras deshumanizadas. Y bastante deshumanizado está ya el mundo, que escuchamos todos los días en las noticias las declaraciones de muchos políticos. La inteligencia artificial será maravillosa para la medicina, para la ciencia… Pero para lo creativo no me interesa en absoluto.

"He tenido la suerte de tocar con los que para mí son los mejores músicos de España"

P. No entiende la música sin compartirla con amigos. Siempre le hemos visto muy bien rodeado.

R. Sí, he tenido la suerte de tocar con los que para mí son los mejores músicos de España en diferentes bandas y en distintas etapas. Y siempre he necesitado que hubiera una conexión más allá de lo profesional y de lo artístico. Al final estamos dos horas en un concierto, pero luego tenemos otras veintidós de convivencia. No se trata de forzar que sean tus mejores amigos, pero tiene que haber una sintonía.

»Compartir la música es uno de los mejores regalos que me ha dado esta profesión, pero el sentido de compartirla es también dejarles espacio para que aporten su arte, no para que toquen lo que yo quiero que toquen. La música es un espacio de libertad y de expresión, por lo que también se trata de compartir esas canciones con el público, porque un concierto es una fiesta, un acto de comunión con mucha gente.

P. Sin embargo, el hecho de compartirlo tiene el riesgo de que se produzcan situaciones como la de este disco, con el ingeniero de sonido. ¿Cómo ha terminado la cosa?

R. Nada, grabamos con él catorce canciones y al final el disco se ha quedado en once. Había una parte de esas sesiones que sí se ha quedado en el disco, concretamente en seis temas, y la otra parte tuvimos que volver a grabarla. A día de hoy no tengo ninguna relación con él ni quiero tenerla. Pero tampoco hay que darle mucha importancia: hay gente con la que te entiendes y gente con la que no.

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

Quique González en una imagen promocional. Foto: Fernando Maquieira

P. ¿Pero supuso una pérdida económica?

R. Claro, somos un sello pequeño y hubo que aumentar el presupuesto para la logística de viajes, porque parte de mi banda también vive fuera, alquilar un estudio de nuevo... Pero tengo mucha suerte de que la gente con la que trabajo es súper generosa y está muy implicada en mi proyecto, así que ha sido mucho más fácil. Hay que tomárselo con deportividad. A mí nunca me había pasado esto en el estudio. Siempre había sido muy fácil trabajar con todos, también con los músicos norteamericanos. Son muchos discos y en algún momento te tiene que pasar algo así.

P. Más allá del estudio, los problemas del inicio de su carrera fueron con la discográfica Universal, pero creo que hace muy poco su primer manager le llamó para decirle que le devolvería los derechos de autor de sus canciones. ¿Ha cumplido su palabra?

R. Sí, sí. Estamos en proceso, pero cumplió su palabra. No me ha sucedido nada tan sorprendente últimamente [risas].

P. Le escuché decir en un pódcast que le hubiera gustado escribir la canción Plantas de interior, de Jero Romero. ¿Qué otros artistas del panorama actual le interesan?

R. El propio Jero Romero, y Fabián y Gorka Urbizu, que colaboran en este disco. Por cierto, me ha gustado mucho el último disco de Amaia Miranda, que es la chica que va de guitarrista con Gorka Urbizu. Y de fuera, una banda australiana que se llama The Paper Kites, John Moreland, Jeff Tweedy (Wilco), Leif Vollebekk, Brandi Carlile

"Rosalía me parece una artistaza, y eso que está lejos de la música que escucho. Pero creo que 'Los Ángeles' es un disco increíble"

P. ¿Y tiene alguna opinión de lo que está ocurriendo con el nuevo single de Rosalía? Han aparecido hordas de exégetas analizando todos los símbolos que utiliza la artista en el videoclip…

R. Me importa un carajo, como diría Antonio Resines [risas]. Rosalía me parece una artistaza, y eso que está lejos de la música que escucho. Pero creo que Los Ángeles (2017) es un disco increíble. Luego me he perdido un poco en lo que hace. Supongo que con los artistas mainstream ocurre esto: como hay mucha gente, hay mucho frikismo también.

P. ¿Le ha ocurrido algo parecido?

R. Sí, sí, en algún momento. Pero mira, en este disco hay una cosa un poco misteriosa de la que no estaría mal que me preguntaran por ella. Pero como no lo hacen, no lo digo para no meterme en líos [risas].

P. ¿Qué cosa es?

R. Un verso de la canción Descosiendo un milagro. Concretamente el verso que dice: "Olía fuerte a pescado en el bar de Joe".

P. ¿Lo quiere desvelar?

R. Mmm… no [risas].

P. Bueno, es una buena manera de concluir la entrevista: con un enigma.

R. Es verdad. Ya digo que si a alguien le interesa, ahí tiene una cosa curiosa: es una pulla. Hay que investigar un poco. Vamos, en realidad muy poco [risas].