Image: Cuarteto Quiroga y Perianes, alianza por Granados

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Música

Cuarteto Quiroga y Perianes, alianza por Granados

22 enero, 2016 01:00

Los integrantes del Cuarteto Quiroga junto al pianista Javier Perianes. Foto: Jordi Socías

En su último disco el joven conjunto español se une al pianista para recuperar un quinteto del compositor, de cuya muerte se cumplen 100 años en marzo. La pieza la interpretarán en su concierto de este martes en el Auditorio Nacional.

La historia es bien conocida: el 24 de marzo de 1916 un acorazado alemán torpedeaba en el Canal de la Mancha al trasatlántico Sussex en el que viajaban, de regreso de Nueva York, Enrique Granados y su esposa. Ambos perecieron ahogados. Así, antes de cumplir 49 años, se truncó la vida de uno de los músicos españoles más importantes de comienzos del siglo XX. En su vida hay un hecho fundamental: la creación de su suite pianística Goyescas, que nació de su fascinación por todo lo conectado con el siglo XVIII español. Influido por Pedrell transcribió del clave al piano 26 sonatas de Domenico Scarlatti. La visión que tenía del teclista italiano, nos recuerda Douglas Riva, era la propia de un compositor posromántico a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX. Sus transcripciones son variables: unas modifican las armonías originales, otras las amplían con octavas y figuras en terceras y sextas la textura original, casi todas con ornamentos escritos.

Procedimientos aplicados a su recreación de los frescos de Goya, a los que evocó, en ese espíritu, a través de una pieza ilustradora de ese mundo colorista y castizo. El ciclo, constituido por seis números, a los que más tarde se sumó El Pelele, se redactó entre 1909 y 1911. Esta suite pianística, que más tarde proporcionó material para la ópera del mismo título, es la más famosa del compositor. Los cuadros de Goyescas dejan, según Antonio Iglesias, amplia libertad a la fantasía, poseen una indiscutible e innata elegancia y dibujan unos tipos o insisten en una rítmica muy acusada. En la colección encontramos rasgos chopinianos y schumanianos combinados con la gracia para el manejo de elementos autóctonos como la tonadilla.

La idea de trasladar la partitura a la escena fue del pianista y director de orquesta norteamericano Ernest Schelling. En colaboración con Fernando Periquet, Granados creó un plan escénico y escribió la música, a la que hubo de aplicarse a posteriori el libreto. Algo que determinó un evidente desequilibrio dramático y que acabó por lastrar la obra, tan inspirada en los aspectos meramente musicales; como no podía ser de otra forma teniendo el origen que tenía. La historia de celos, amores y muertes, la confrontación entre lo popular y lo aristocrático no termina de funcionar. El estreno tuvo lugar el 28 de enero de 1916 con lisonjero éxito, bien que no se llegaran a ofrecer más que cinco representaciones. Una de las páginas más aplaudidas de aquella noche fue el Intermedio, ajeno a la suite , y que no satisfacía en absoluto al músico. Su bella y envolvente melodía, su nocturnal y cálida atmósfera, encandilaron al respetable. Fue lo último que sobre papel pautado redactó Granados antes de su lamentable desaparición.

Otra obra pianística fundamental del catálogo del compositor es la colección de doce Danzas españolas, que nacieron probablemente durante una estancia en París y fueron concluidas a su regreso a Barcelona, entre los años 1883 y 1890. Estamos aquí ya ante un exponente del flujo musical imparable, de extracción natural, sin artificios, del autor; un ciclo que causó honda admiración al compositor ruso Cesar Cui. Lo sorprendente es que sólo en muy contados casos aparecen en estas piezas motivos auténticamente populares, como los empleados, en conexión de nuevo con su amor a lo dieciochesco, en sus Doce tonadillas al viejo estilo, "cuadritos, lieder españolísimos, con estilo antiguo y ambiente", como los definía Fernández-Cid. El tríptico La maja dolorosa -que se suele desgajar del resto- posee evidente entidad dramática y no poco desgarro expresivo, de un sorprendente tono trágico, con empleo de una amplia interválica.

Naturalmente, en el año del centenario de la muerte del compositor, se van a dar cita diversas publicaciones y actos rendidos a su memoria. En el campo discográfico es de resaltar la muy reciente aparición de un soberbio CD de Harmonia Mundi protagonizado por Javier Perianes y el Cuarteto Quiroga en el que se incluye una obra escasamente conocida, el Quinteto con piano en sol menor op. 49, de 1894. Le acompaña una composición del mismo signo debida a la pluma de Turina, de 1907. Ambas obras las interpretarán juntos el martes (26) en el Auditorio Nacional, dentro del ciclo Liceo de Cámara XXI del CNDM, en un concierto en el que estrenarán también un cuarteto de García Abril. Su álbum coincide con la reedición, esta vez en Deutsche Grammophon, de la grabación de Goyescas que hace unos años realizara una buena conocedora del autor, Rosa Torres-Pardo. Además, la pareja Carles Lama y Sofia Cabruja inician en el Carnegie Hall de Nueva York el próximo 28 una larga gira tocando Goyescas en el arreglo para piano a cuatro manos del compositor Abraham Espinosa.

No podemos olvidar la serie de actos que se están ya organizando, con la dirección del mencionado Douglas Riva, que actúa como presidente del constituido Comité Conmemorativo del Centenario de la muerte en 2016 y del ciento cincuenta aniversario del nacimiento en 2017. Habrá conciertos, simposiums, publicaciones en Estados Unidos, España, Reino Unido y Japón.