Image: Maazel se enroca en Valencia

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Música

Maazel se enroca en Valencia

Dirige Madama Butterfly en el Palau de les Arts

4 diciembre, 2009 01:00

La renovación de Lorin Maazel en la dirección musical del Palau de les Arts se materializa este miércoles en una Madama Butterfly con Marianna Pizzolato y Oksana Dyka.

A despecho de su delicadeza de trazo, de su episódico acuarelismo, de ciertos toques impresionistas, Madama Butterfly de Puccini entra de lleno en la estética verista, aunque de manera menos agresiva y sórdida que otros autores. No resulta raro por ello que la obra revolviera las tripas a más de uno, lo que hoy nos puede parecer risible. Tras escucharla en Viena, a poco de su estreno milanés en1904, Busoni la calificó de "indecente"; lo que para el estudioso Rubens Tedeschi, ya en 1978, no ha de extrañar considerando su "lacrimógeno patetismo". En cualquier caso, toda nueva producción de esta ópera interesa al gran público. Puccini era italiano, e italiana era su línea melódica, muy válida desde el punto de vista emocional. Y el músico de Lucca sabía manejar perfectamente ya en esa época timbres y células temáticas, motivos varios bien casados y combinados en orden a una mayor inteligibilidad dramática y a una mejor definición psicológica de personajes.

Siempre es así, sobre todo cuando en escena todo se desarrolla con un mínimo orden y lógica, con finura y escenografía elegante y alusiva.

Helga al rescate
No es que derroche imaginación, pero sí apunta cosas de interés la producción polaca que se exhibe a partir del próximo miércoles en el Palau de les Arts y que ya fue discretamente aplaudida hace un par de temporadas. El acicate mayor reside en el foso, en donde reaparece, después de sus tiras y aflojas con la dirección de la intendente Schmidt, Lorin Maazel. La partitura, tan rica y poblada, no tiene secretos para su elástica batuta, capaz de dar forma a las volutas líricas que la adornan y de prestar, sin cursilerías, la pasión que la envuelve.

En la escena, movida por Mariusz Treliski, se sitúa la ascendente soprano ukraniana Oksana Dyka, lírica de cierta anchura, de voz muy timbrada y fresca, aunque a nuestro juicio está en proceso de cocción hacia lo spinto, que es lo que exige el papel de Cio-Cio-San. Pinkerton será en las cinco primeras funciones su compatriota Misha Didyk, al que viéramos hace tres temporadas en Sevilla cantar valientemente Cavaradossi. Tenor de fácil agudo, aunque de timbre no muy grato y de emisión dudosa. Suzuki es la excelente Marianna Pizzolato, mientras que el cónsul es el armenio Gevorg Hakobyan, de tinte más oscuro del que habitualmente exhibe el personaje.