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Música

Salzburgo

En busca de una nueva identidad

24 julio, 2003 02:00

Kurt Mull en el Don Giovanni de Martin Kusej

El festival austríaco vive uno de sus momentos más cruciales. Tras el fallecimiento de Karajan, llegó la etapa Mortier que le dotó de una personalidad controvertida aunque vital. Ahora, con Peter Ruzicka al frente, aspira a encontrar el perfil con el que afrontar los desafíos del nuevo siglo.

Peter Ruzicka, sustituto de Mortier, continúa ampliando un proyecto inicial que basaba en cuatro pilares centrales, a desarrollar a lo largo de los próximos años. Dentro del primero, referido a la programación progresiva de todas las óperas de Mozart (se exhibirán todas en 2006, año del doscientos cincuenta aniversario del nacimiento del músico), se podrán descubrir este año dos nuevos montajes de dos de ellas, La clemencia de Tito y El rapto en el serrallo. Aquélla estará en las manos del tándem Nikolaus Harnoncourt- Martin Kusej, que tan discutidos resultados tuvieron el pasado año con Don Giovanni (que se repite, con Thomas Hampson en el papel titular). El reparto se antoja de garantías: Michael Schade, Vesselina Kasarova y Barbara Bonney a la cabeza. El rapto será dirigido en lo musical por el algo blandengue, pero en alza, Ivor Bolton y en lo escénico por Stefan Herheim, ambos debutantes en la muestra. Los jóvenes y ya más que prometedores Jonas Kaufmann e Iride Martínez serán Belmonte y Konstanze.

Nuevas obras
El segundo pilar de Ruzicka descansa en el estreno de nuevas obras. Se espera con interés el de la comedia alemana en cuatro cuadros titulada L’Upupa und der Triumph der sohnesliebe (La abubilla o el triunfo del amor filial), con texto y música de Hans Werner Henze, sin duda uno de los monstruos sagrados, y de mayor sensibilidad y sabiduría musical, del actual firmamento operístico. Para este acontecimiento, que se coproduce con el Real de Madrid, no se han reparado en gastos y se cuenta con un magnífico equipo encabezado por dos artistas de relieve: el joven maestro Markus Stenz, que sustituye al originalmente previsto Christian Thielemann, y que, después de pasar por Melbourne, acaba de ser nombrado director musical de la Opera de Colonia, y el ambicioso y sugerente regista Dieter Dorn. Matthias Goerne, John Mak Ainsley, Hanna Schwarz o Anton Scharinger, voces hoy importantes, bien que limitadas, están entre los intérpretes. La tercera piedra miliar de la nueva era del Festival, la de la recuperación de obras repudiadas por los nazis, alberga una versión concertante de la ópera Die Backantinnen (1931) del austriaco Egon Wellesz, discípulo de Schoenberg y Webern, basada, como The Bassarids del mencionado Henze, en Las bacantes de Eurípides. Se ofrecerá en versión concertante cantada por Roman Trekel, Alfred Muff y Eva María Westbroek, entre otros. También aparece aquí, como director musical, Marc Albrecht, al que veremos en Bayreuth. La tercera base fundamental del certamen, la de las óperas de Richard Strauss, queda este año un tanto desguarnecida. De hecho, todo se reduce a la reposición de Elena Egipcíaca (1928), que asimismo se brinda en versión de concierto dirigida por Fabio Luisi. Hay buenas voces en el reparto, entre las que destacan Deborah Voigt y Falk Struckmann.

Cuentos con Nagano
Otros títulos operísticos en la faltriquera del festival: Los cuentos de Hofmann de Offenbach, con Kent Nagano en el foso y David McVicar en el escenario, y las voces de Neil Schicoff, Ruggero Raimondi, Waltraud Meier, Angelika Kirschlager, Soile Isokoski y Marjana Lipovsek (ahí es nada) y, de nuevo, el Don Carlo verdiano en el montaje de Herbert Wernicke a las órdenes musicales de Gergiev y con Furlanetto, Botha, Croft, Rydl, Pieczonka y Borodina.

En el capítulo sinfónico, siempre espectacular en Salzburgo, anotemos el estreno absoluto de una obra de Cristóbal Halffter, Adagio in Form eines Rondos. Directores como Muti, Boulez, Chailly, Jansons, Harnoncourt o Rattle se dan la mano con las mejores orquestas del orbe. Volodos, Pollini, Kissin, Brendel, Bartoli, Hampson, Gheorghiu, Scholl, Lipovsek, Vargas, Bostridge o Skovhus ofrecen recitales. Hay muchos conciertos de cámara y las típicas serenatas. Muy atractivo el ciclo de once sesiones denominado “Salzburg passagen”, en el que se combinan partituras actuales con otras ya clásicas del siglo XX.