Antonio Gades en 'Bodas de sangre'. Foto: Pepe Lamarca

Antonio Gades en 'Bodas de sangre'. Foto: Pepe Lamarca

Danza

Antonio Gades, quien lo vio bailar no lo olvida

La exposición Tierra, mar y fuego, enmarcada en el festival Danza en la Villa del teatro Fernán Gómez, reivindica el legado del bailaor

7 abril, 2022 02:55

La danza es protagonista en el Teatro Fernán Gómez estos días a propósito de de Danza en la Villa. Tras la siempre convincente Sol Picó, que abrió el festival con Malditas plumas, y Roda de Marea Danza, podrá verse Cómeme otra vez de Mey-ling Bisogno (días 6 y 7), I’ll be your mirror con la Cía manuela barrero dlcAos (día 8), Serrana por la Compañía Albadulake (9 y 10), Pas de Deux de Chevi Muraday (12 y 13), Lago de LaMov Ballet (del 13 al 15), Gochos de David Blanco y Sergio Toyos (15), Black de Oulouy (16) y Esencia mexicana por Leyendas de México, que cerrará el ciclo el día 17.

Vertebrada en una programación que se decanta claramente por la creación contemporánea, resalta la generosa exposición retrospectiva Antonio Gades. Tierra, mar y fuego, que podrá verse también allí entre el 7 de abril y el 29 de mayo. Se trata de una producción del Fernán Gómez –en colaboración con La Fábrica, la Fundación Antonio Gades y el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Música (CDAEM), actual depositario del legado del artista– comisariada por Ana Berruguete (La Fábrica), Eugenia Eiriz y María Esteve (Fundación Antonio Gades). “Gades es inconfundible y único, explica Ana Berruguete a El Cultural. “Es un referente para el mundo de la danza, pero también de la cultura española del siglo XX. Adentrarse en su universo ha sido una experiencia muy enriquecedora para todo el equipo”, añade. Han reunido más de 400 piezas de entre las cuales 140 son fotografías originales de la época de más de una veintena de autores.

La selección de piezas ha sido un trabajo coordinado con Eiriz y Esteve (viuda e hija del artista pero también, respectivamente, directora general y presidenta de la Fundación Antonio Gades de cuyo legado son abanderadas), con quienes Berruguete preparó un guión para engranar los objetos a mostrar. “Bucear con libertad en el archivo personal de Gades, tan ingente en cuanto a número de elementos, ha sido una experiencia maravillosa y todo un privilegio. Eugenia y María tienen un absoluto control de todo lo que estaba a nuestro alcance, y si no estaba en el archivo personal, sabían dónde acudir a buscarlo”, añade la directora de exposiciones de La Fábrica, quien ha aportado a este trabajo su experiencia de más de 20 años; ya estuvo a cargo el año pasado de la muestra Carlos Saura y la danza en el mismo espacio que recibe ahora este monográfico sobre Gades, que en este caso da especial relevancia a su actividad escénica, más allá de sus mediáticas intervenciones cinematográficas.

Juan Antonio Jiménez, Cristina Hoyos y Antonio Gades (1974). Foto: Pepe Lamarca

Juan Antonio Jiménez, Cristina Hoyos y Antonio Gades (1974). Foto: Pepe Lamarca

Este despliegue expositivo –guiado por los textos que han preparado Eiriz y Esteve– descubre al Gades más brillante y expresivo mientras subraya la austeridad de formas que hizo célebre su braceo contenido y unos eficacísimos montajes que sorprendieron por su economía de recursos y dramaturgia precisa.

Se exhiben, por ejemplo, una chaquetilla que usaba Gades en su histórico mirabrás, la bata de cola blanca con la que Cristina Hoyos bailaba la seguiriya o piezas del vestuario original de Bodas de sangre, Carmen, Fuenteovejuna o Rango, obra inspirada en La casa de Bernarda Alba en cuya versión coreografiada por Rafael Aguilar, el propio Gades interpretó el personaje de Bernarda. También pueden verse algunos figurines de Pedro Moreno, proyecciones, poemas de Alberti, partituras o los manuscritos de Gades sobre la creación del BNE –institución de la que fue su primer director, entre 1978 y 1980, y que también ha cedido objetos para la muestra– además de carteles originales o programas de mano.

Guiño a Alberti

Picasso, Tapies, Antonio Saura, Miró, Portocarrero… Son algunos de los artistas presentes a través de regalos personales que hicieron al coreógrafo. Rafael Alberti, explica Berruguete, “ocupa un lugar especial ya que su retrato de Gades bailando y un poema sobre el zapateado inician el recorrido, que será guiado por su voz hasta despedirlo con otro dibujo cargado de simbolismo”.

Destaca la comisaria “la importancia del depósito del legado de Gades al CDAEM ya que facilita al acceso de investigadores y estudiosos, permite su buena conservación y catalogación, y mantiene vivo el estudio de su obra. Ahora que existe este importante debate acerca de la permanencia, guarda y custodia de los archivos de los artistas, que una institución pública reciba su depósito es una estupenda noticia, y me gustaría agradecer la enorme colaboración que nos ha prestado todo su equipo”.

La figura de Gades resalta con el paso de los años y hoy simboliza mucho más que una forma de bailar o coreografiar de hace décadas. Explica Berruguete que leyó en un documento de la época que “quien había visto bailar a Gades ya no lo olvidaba” y añade que actualmente el artista representa “el ejemplo paradigmático de la cultura del esfuerzo, algo tan en boca de todos ahora y tan importante para nuestros jóvenes”. Sus botas de bailar, desgastadas por la pisada asimétrica de su planta poderosa, nos muestran que Gades sigue distinguiéndose por su entrega generosa al escenario.