Cuarteto Jerusalem. Foto: Felix Broede

Cuarteto Jerusalem. Foto: Felix Broede

Escenarios

Sesión vienesa del Cuarteto Jerusalem

El conjunto israelí combina este domingo partituras maestras de Mozart, Beethoven y Schubert en el Festival de Granada, que también acoge a Al Ayre Español y al pianista Seong Jin Cho

16 julio, 2021 17:20

El Festival de Música de Granada, una de las citas ineludibles del verano musical, ha enfilado ya su recta final, pero quedan aún algunos conciertos verdaderamente sustanciosos, como el que protagonizará el día 18, el del cierre del certamen, en el Patio de los Mármoles del Hospital Real, el magnífico Cuarteto de Jerusalem, formado por cuatro jóvenes instrumentistas israelíes, de quien recordamos una estupenda integral de Shostakovich en el Liceo de Cámara del CNDM. De ahí que haya que esperar con fruición esta anunciada sesión granadina en la que se dan cita tres partituras vienesas maestras de Mozart, Beethoven y Schubert.

Los arcos de este cuarteto siempre ofrecen una tímbrica de notable pureza y un sonido sedoso

De este último se interpreta el famoso Cuarteto nº 14 en re menor, conocido con el bello remoquete de La muerte y la doncella, cuyo segundo movimiento viene constituido por cinco maravillosas variaciones basadas en el tema del famoso lied D 810. La belleza de esos pentagramas es una cima del romanticismo temprano. El Cuarteto Jerusalem siempre ha dado una extraordinaria prestación en esta sublime página. Sus cuatro arcos tocan bien conjuntados, con sutiles gradaciones dinámicas y una tímbrica de notable pureza. La sedosidad del sonido combina perfectamente con la igualdad, la exactitud del ataque y la fantasía del fraseo.

Su interpretación se caracteriza por un feroz dramatismo, el que corre por todo el tenso primer movimiento, y por la relevancia de la atmósfera siniestra del Presto final, reproducido con una energía aplastante. Una versión de mucha altura, que hay que esperar repitan en esta cita en la que al lado de la obra schubertiana figuran nada menos que el Cuarteto nº 21 en re mayor, KV 575 (1789) de Mozart y el Cuarteto nº 11 en fa menor, op. 95 ‘Serioso’ (1810) de Beethoven, el primero como representante de un totum inmaculado, último de los llamados Cuartetos prusianos; el segundo como eje entre la primera y segunda etapa del músico de Bonn y la última, la más definitiva y dolorosa, la de los Cuartetos postreros.

Flexibilidad y concentración

Ese Serioso marca ya la utilización de la nueva forma de allegretto en vez de la de andante con variaciones en los segundos movimientos; cambio del menuetto por el scherzo; amplitud lírica; flexibilidad rítmica; concentración inusitada de los finale. Se reconoce una progresiva libertad estilística que acaba desembocando en el tercer y magistral período, donde la forma se descompone y en la que descubrimos parentescos coetáneos con los pentagramas de Schubert, lo que otorga una coherencia al concierto.

Este acontecimiento vendrá precedido de dos sesiones muy atractivas, de distinto signo, el día anterior. La primera tendrá el protagonismo del siempre a punto Al Ayre Español, que tantas aventuras barrocas y clásicas nos ha hecho recorrer y que sigue con la infatigable guía de López Banzo. El programa previsto, desde el Monasterio de San Jerónimo, nos hará descubrir bellezas, pues en él concurren Corelli y las Sonatas da Chiesa, obras de este autor unidas a otras de Albinoni, Bach y Caldara. La segunda permitirá contemplar a una de las últimas lumbreras del piano oriental, Seong-Jin Cho, que ha edificado un programa de bigote centrado en la idea del humor (muy relativo desde luego) constituido por la Humoreske de Schumann, Gaspard de la nuit de Ravel y los cuatro Scherzi de Chopin, que podrá ser escuchado en el Palacio Carlos V. Con él se dará remate el Festival.