Image: Ópera y política: tenso maridaje

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Ópera y política: tenso maridaje

Lo mejor de 2017: Música | Análisis

29 diciembre, 2017 01:00

Plácido Domingo en un momento de la ópera Don Carlo en Palau de les Arts

Especial: Lo mejor del año

Este año ha traído una buena cosecha de acontecimientos musicales. En el plano lírico se lleva una de las palmas la poderosa y humanísima producción de Billy Budd de Britten, de gran belleza estética. Un gran triunfo de la regista Deborah Warner y del director titular del Real Ivor Bolton. Apostando por lo nuevo, el coliseo madrileño, embarcado ya en su falso 200 aniversario, estrenó la radical La ciudad de las mentiras de Elena Mendoza y, en el Canal, nos dejó entrever el turbulento e inquietante universo de Camus a través del prisma musical de Fabián Panisello y la base literaria de Juan Lucas.

En el Liceo mantienen una programación menos rompedora pero han conseguido, aparte de resituar y mejorar los aspectos financieros, un equilibrio muy loable y unas prestaciones wagnerianas de excelente nivel de la mano del meticuloso y sólido Josep Pons, con un final del Anillo muy notable y un Tristán en el que ha brillado la soprano Irene Theorin. Pese al anuncio de títulos de buena encarnadura y algunas novedades que dieron sus frutos al inicio de esta temporada, con Plácido Domingo como improbable Posa del Don Carlo verdiano, las aguas corren turbias en el Palau de les Arts tras la dimisión de Davide Livermore. Los responsables culturales de la Comunidad Valenciana parece que se han hecho un lío y no saben muy bien qué hacer con el teatro. Esperemos que se reaccione a tiempo.

La vertiente operística tuvo su sitio también, además de en las modestas apuestas de las distintas autonomías, en la programación de la Orquesta Nacional con la impresionante recreación de la monumental y expresionista Elektra de Strauss, que Afkham supo modelar con pericia. El joven y arrebatado Krzysztof Urbanski sacó chispas del Concierto para orquesta de Lutoslawski y Afkham volvió a acertar en su traducción del Pelleas und Melisande de Schönberg. La Orcam, siempre amiga de abrir caminos, ofreció algunas nuevas composiciones actuales (Durán, Amy) y siguió ampliando el gran repertorio (2ª de Mahler, 3ª y 9ª de Bruckner, Cantata de Navidad de Honegger, Davidde penitente de Mozart...).

Por su parte, el incansable CNDM alumbró alguna que otra joya (Selva morale e spirituale de Monteverdi), mantuvo enhiesto el pabellón del oratorio barroco, deslumbró con la selección de canciones inglesas del XVII-XVIII, con El Jardín de Voces de Les Arts Florissants, y se esforzó en mantener viva la llama de la nueva creación con decenas de encargos. Destacó la figura de Jesús Torres, compositor residente. No hay que olvidarse de los recitales de lied del Teatro de la Zarzuela, que han acogido algunas actuaciones de excepción, como la del barítono Gerhaher (Schumann). Y, dentro del ciclo bianual Sólo Música, la interpretación, de una sola tacada, de nueve novenas sinfonías -Nueve Novenas- con Víctor Pablo Pérez en el papel de gran artífice al frente de las cinco principales orquestas madrileñas.

Ibermúsica estuvo dominada por la Staatskapelle de Dresde de Thielemann en dos conciertos inolvidables, como lo fueron también los de la Sinfónica de Londres con Haitink y el recital de Kissin. Otro gran pianista, a veces esquivo, como Kristian Zimerman, ha acudido a la llamada de la febril Fundación Excelentia. Aunque nos quedamos con la actuación de Achúcarro con la OCNE tocando de una sentada los dos Conciertos de Ravel. La RTVE mantiene su buena forma al mando de Gómez Martínez, aunque, por imperativo categórico, ha tenido que trasladar sus reales a San Lorenzo de El Escorial y Pozuelo.