Image: Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró, en versión muy original

Image: Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró, en versión muy original

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Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró, en versión muy original

La cantante y el músico firman granada, álbum en el que estampan su intensa personalidad en temas de Leonard Cohen, Schumann, Llach, Violeta Parra...

17 junio, 2014 02:00

Sîlvia Pérez Cruz y y Raül Fernández Miró. Foto: Antonio Moreno.


Lo que hoy es la pareja de moda de la música española pudo perfectamente no haber existido. Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró (Refree) se conocieron hace casi una década. Juntos le dieron forma al espectáculo Inmigrasons, que conectaba canciones populares argentinas y catalanas. Él, que había sido punky, la veía como a una empollona academicista. Ella le devolvía la mirada distorsionada por otro prejuicio: aquel tipo era pura pose 'guay' sin sustancia. "Los dos éramos demasiado jóvenes", comenta a El Cultural el músico, compositor y productor. Y en la juventud, ya se sabe, las ideas carecen de flexibilidad. "El uno para el otro éramos como dos especies no identificadas", apunta la cantante.

No tenían duda de que, terminada la gira, cada uno se iría a su casa y no se volverían a llamar para compartir escenario. Pero en uno de los últimos conciertos en Cataluña, ya de vuelta de sus escalas por Brasil y Argentina, la química asfixiada por los clichés emergió al fin. Era una consecuencia lógica: ninguno se correspondía con las imágenes preconcebidas que se habían asignado mutuamente. Sílvia Pérez Cruz, graduada por la Escuela Superior de Música de Cataluña, había pateado las tablas de numerosas tabernas de la mano de su padre, apasionado de las habaneras. Y Refree, en cuya 'cartera de clientes' figuran, entre otros, La Mala Rodríguez, Kiko Veneno y Christina Rosenvinge, tiene también su bagaje en la música clásica.

De hecho, fue él quien propuso incluir en granada (sí, en minúscula) el lied Aus meinen Tränen spriessen, de Robert Schumann. A ella le emocionó al escucharla en la voz del tenor alemán Fritz Wunderlich, en una grabación que custodiaba Refree. Tras la emoción tocaba cantarla en alemán y eso ya requería un esfuerzo extra que la vocalista ha solventado con nota. Pérez Cruz no se arruga con los idiomas. Por diversas razones, es capaz de expresarse cantando en una amplia disparidad de ellos: en gallego (lo domina por vía de sus abuelos paternos), el portugués (casa familiar en el Alentejo), catalán (nació en Palafrugell) y castellano. "Si tengo que definir mi voz, diría que, más que mediterránea, es ibérica". A fe que lo es. También se atreve con el francés y el inglés. Y Refree, con la instrumentación, es también un todo terreno que salta del rock al jazz y del pop a la bossa nova con toda naturalidad.

Con esos mimbres, no resulta extraño que granada, editado por Universal, sea un festín de versiones: Acabou chorare (Novos Baianos), Puerto Mont está temblando (Violeta Parra), I Get Along Without You Very Well (Chet Baker), Carabelas de la nada (Fito Páez), Corrandes d'exili (Pere Quart-Lluís Llach)... Versiones, eso sí, muy originales. "Si no vas a aportar nada es mejor estarse quieto. Nosotros hemos trabajado con todo el respeto pero sin miedo a darle la vuelta a las canciones. Y lo que queríamos es que nuestra personalidad estuviera, al final, por encima de la variedad estilos, amalgamando el conjunto", señala Refree. "Yo me obsesiono cantando la canción original, las escucho en una primera fase, en la que saco con el piano la armonía y la melodía, y luego me lanzo por mi cuenta, poniéndome yo mis propios límites".

Los dos se conjuraron para que este álbum no fuera un disco cualquiera. Su fijación incluso hizo tambalear el proyecto. Lo grabaron entero tres veces porque en las dos primeras, tras rematar el proceso, no quedaron satisfechos. Y entonces vino la duda. Llegaron a decirse: "Quizá no haya que grabarlo. Quizá estemos siendo demasiado cabezotas y baste con cantarlo en directo". Ahí estaba el principal escollo: que querían que sonase lo más parecido a sus actuaciones, donde aflora en todo su esplendor complicidad animal. "Había que atrapar toda esa intensidad. Si no lo conseguíamos, no íbamos a publicarlo. Lo teníamos los dos claro". Y, voilá, a la tercera fue la vencida: la energía se condensó finalmente en el estudio y su verdad quedó registrada sin embalajes sintéticos. Pura pasión, finura y elegancia. Señas de identidad que han calado en el público, que llena todos sus conciertos.

Los dos apuran al máximo el éxito pero intentan no perder la perspectiva: "No nos vamos a quejar ahora. Es verdad que a mí me gusta estar entre bambalinas, detrás de los proyectos. Pero lo que ha sucedido con Sìlvia es muy especial, granada me encanta y tengo ganas de defenderlo en los máximos escenarios posibles", comenta Refree. Aunque ambos, tan bien coordinados, saben que lo peor sería aborrecerlo a lo largo de una gira extenuante y absorbente: "El tope es un concierto por semana. Así lo mimamos más. Cantar este repertorio es un viaje emocional tan hondo que nos deja exhaustos cada vez que lo hacemos. Yo, por otra parte, quiero estar con mi hija cerca. La amo demasiado. También a la música. Y no quiero que se terminen haciendo daño".