Image: Carlos do Carmo: Sólo tengo saudade del futuro

Image: Carlos do Carmo: "Sólo tengo saudade del futuro"

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Carlos do Carmo: "Sólo tengo saudade del futuro"

El fadista actúa este domingo en el Price para celebrar sus 50 años en el escenario

16 julio, 2013 02:00

El fadista Carlos do Carmo celebra sus 50 años en la música este domingo, 22 en los Veranos de la Villa


Estando ya muy enfermo, Marcelo Mastroianni le confesó a su mujer durante el rodaje de un documental sobre su vida que para él siempre había sido un placer y un privilegio dedicarse a la interpretación. El mito del cine, según le relataba a su esposa en la película, seguía viviendo con incredulidad el hecho de que le pagaran por actuar. Y, más aún, que le premiaran por su trabajo. A Carlos do Carmo (Lisboa, 1939), 50 años en la música y el fadista masculino más importante en el presente, la anécdota le caló fuerte, así es justo como se siente él después de pasar toda su vida sobre un escenario. "Es muchísimo tiempo el que llevo haciendo esto, ¿no le parece? 50 años... ¡vaya! Medio siglo suena muy grande pero luego uno lo piensa y ha pasado tan rápido que pareciera una semana...". Este sábado el cantante, la voz de la melancolía y uno de los responsables de la feliz revancha del fado, regresará a España, a los Veranos de la Villa, para ofrecer un concierto en el Price con el que celebrará este aniversario y en el que estará acompañado de Carminho, la nueva sensación del folclore luso.

Días antes de aterrizar en Madrid ("espero que no haga el mismo calor que en Lisboa", suplica en su impecable español, con su dulcísima voz), Do Carmo adelanta algunas claves de lo que será el concierto del aniversario. Volver aquí es invocar los buenos recuerdos, saber que se presenta ante un público querido y que le quiere. Nunca, confiesa hoy, pudo imaginarse que seguiría cantando para ellos pasadas cinco décadas. ¿Le invita la efeméride a mirar atrás, a repasar las paradas del camino?

- Siempre es bueno en una situación como esta volver la vista al pasado, incluso admitir errores que uno ya no puede rectificar. Pero el hombre es el hombre, hay cosas que no debería haber hecho y que hice y también otras muy bellas. Pero al final he logrado ser, sobre todo en mi tierra, un artista amado. La gente tiene mucho respeto y amor por mí y lo demostró en todas las circunstancias. Hace unos días ofrecí un recital en el Monasterio de los Jerónimos y estaba llenísimo, fue una noche inolvidable. Ahí es cuando me acuerdo de lo que decía Mastroianni.

- Entre esas cosas buenas de las que usted ha formado parte, está la labor, casi heroica, de devolver el fado a los portugueses, de desprejuiciar su recepción, de lograr que los jóvenes de su país lo amaran.
- Cuando empecé tenía 23 años. La gente que venía a escucharme entonces eran jóvenes como yo y ahora tienen mi edad. He ido acompañando toda esta historia de 50 años del fado, que es muy bonita. He tenido el privilegio de ser amigo de Marceneiro, de gente que había nacido en el XIX y que murió ya muy viejita. Cada uno me contó a su manera la historia que vivieron y me permitieron saber de primera mano lo que pasó anteriormente en esta música. Fue crucial para mí. También he sido hijo de una cantante de fado [Lucília do Carmo] y he conocido la época de la dictadura, tan extensa, ese tiempo en el que a la gente se le olvidó que el fado ya existía antes y lo asociaba sólo con el régimen. Fue necesario recuperar esta música en libertad, luchar por que dejara de ser confinada a historias desgraciadas. Los jóvenes fadistas no conocen otra cosa que no sea la libertad. Será bueno que lleven el fado por nuevos caminos, porque el fado es intemporal. Tiene su tradición, su historia, pero hay que continuar y dotarlo de nuevas ideas, hablar de lo que pasa en nuestros días. Fíjese todo lo que yo he cantado en 50 años, todo lo que ha pasado en el mundo y en mi país.

- Si llegara el momento de retirarse, ¿se queda tranquilo con el futuro de esta música?
- Modestamente he dado y doy todo lo que puedo por ese futuro. Recibo con cariño a los hombres y mujeres que se acercan a mí y que quieren dedicarse a esto. Sé que tendrá continuidad y buena. Hay gente que canta preciosamente.

- ¿Y su Gobierno? ¿Lo tiene en cuenta? ¿El menoscabo a la cultura está siendo tan feo en Portugal como en España?
- Por favor, no me haga hablar de cultura en mi país, me dan ganas de llorar. Estamos celebrando estos 50 años, no haga nada para que yo llore. Lo que sucede es indescriptible, nunca he visto nada igual. Lo extraño y maravilloso es que, a la vez, hay tanta gente con tanto talento. Fadistas, escritores, músicos... Pero estos que mandan conocen sólo el lenguaje del dinero. Les falta gustar de la vida y de las cosas del espíritu, sólo hablan de finanzas, pero para dejar a millones sin trabajo y sin comida.

- ¿Tiene esperanza?
- La tengo, es impensable llegar a los 73 con esperanza pero la tengo. Es casi kitsch.

- Su amigo José Saramago era un pesimista reconocido que se adelantó a muchos males de los que hoy padecemos. Sin esperanza, con convencimiento.
- Es cierto, basta leer algunas entrevistas de José de hace un par de años, aquí y allá, para darte cuenta de que todo esto lo había visto ya. Lamentablemente, la gente estaba ciega y sorda. Pero claro que el mundo no va a acabar, algo va a pasar y no se puede demorar mucho. Portugal, España, Italia y Grecia juntos tienen un país entero en el desempleo y eso no puede durar demasiado, es humanamente imposible. Las gentes del dinero tienen que saber hacerlo mucho mejor que esto.

- ¿Y qué hacemos con tanta 'saudade'?
- La saudade es bonita, siempre lo es, incluso cuando es triste. Pero a mí me gusta entenderla en el sentido del futuro, sólo del futuro tengo saudade. Me gustan las cosas buenas del pasado, cada día más, pero es del futuro de lo que siento nostalgia. Porque algo está cambiando, cuando veo los movimientos en Brasil y Tuquía observo cierto mimetismo. Uno se da cuenta de que algo va a suceder y va a ser pronto. Desearía que no fuera violento, pero si esta gente que comanda no abre los ojos, lo será.

- ¿Qué quiere compartir con su público en este cumpleaños?
- Tengo unos 15 ó 20 títulos que mi gente conoce bien y que tengo que cantar en estos recitales. Es el patrimonio de nuestro trabajo y quiero mucho cantarlos este año, en Oporto, Lisboa, París, Nueva York, Sao Paulo... Voy a hacerlo con todo el amor del mundo.

- Sé que prepara un disco nuevo y que ha hablado poco de él en Portugal.
- Mi compañía disquera no me deja hablar de esto. Ellos querían que hiciera un disco de duetos. Me pareció que eso es lo que dicen a los que viejos que estamos acabando... pero ya sabes cómo es el temperamento español. Dos años después, me cansé de negarme y he aceptado. He invitado a la joven generación de fadistas, a mucha gente. No puedo decirle más, la discográfica lo divulgará cuando llegue el momento. Y tendrá sorpresas.

Se queda en suspenso el contenido de ese disco próximo de Do Carmo, pero la presencia de Carminho en su concierto habla de lo bien sujeto que dejará el fado cuando se marche, esa música que, escribió Pessoa, "formó el alma portuguesa cuando no existía". No se irá todavía, aún le quedan ganas, las mismas que espera que tengan sus seguidores españoles en el Price este domingo. "Ganas y, sobre todo, medios", espera.