Escenarios

Cien años sin August Strindberg

El 14 de mayo se cumplen cien años de la muerte del controvertido escritor sueco

11 mayo, 2012 02:00

August Strindberg

Francisco J. Uriz, que ha traducido gran parte de su obra a nuestro idioma, recuerda su figura.

La fría y oscura tarde del 22 de enero de hace cien años se manifestaron en Estocolmo unas 10.000 personas con antorchas encendidas por la calle de Drottningatan, con bandas de música que tocaban la Marsellesa y la Internacional, para felicitar en su 63 aniversario a August Strindberg (1849-1912). Era el movimiento obrero que homenajeaba a "su" escritor. Al mismo tiempo le entregaba el montante de la colecta popular ideada como un anti-Nobel de desagravio (ya no le darían el Nobel, la Academia se lo había concedido en 1909 a Selma Lagerlöf), colecta que había organizado un diario socialdemócrata y que alcanzó la suma de 45.000 coronas (unos 200.000 euros de hoy). Pero Strindberg acababa de vender los derechos de sus obras completas al editor Bonniers por una suma equivalente a un millón de euros en valor actual, con lo que aseguraba el futuro de sus hijos. Quizá era la primera vez en su vida que no necesitaba el dinero, y entregó la mayor parte de la colecta a los necesitados.

La socialdemocracia lo había hecho suyo por sus artículos en la llamada "polémica Strindberg" originada por su ataque al rey Carlos XII, titulado El culto a los faraones, que desató una violenta controversia pública que duró casi dos años. La batalla revitalizó su aguda crítica social y con ella volvió a sus orígenes. "No era la victoria lo que ansiaba, sino la pelea". Esta frase del protagonista de su pieza Mäster Olof (Maestro Olof) podría explicarlo. Pero no siempre había sido así. Durante su vida había abrazado diferentes ideas políticas, desde el socialismo, el nihilismo, el republicanismo ("sí, todo lo que se opone a los reaccionarios") de su juventud hasta el anarquismo, el utopismo o el misticismo. Nunca militó en un partido político y al final de su vida se acercó a las ideas de Nietzsche.

Murió durante la celebración de los Juegos Olímpicos en su ciudad natal y al entierro, organizado según su deseo por su amigo Hjalmar Branting (padre de la socialdemocracia sueca), asistieron unas 60.000 personas, en una ciudad que apenas llegaba entonces a los 300.000 habitantes.

La importancia de August Strindberg en la literatura sueca no tiene parangón. Narrador, autor de libros de viajes, de novelas, cuentos, elucubraciones filosóficas, ensayo y divulgación histórica, poeta, dramaturgo. La edición de sus obras completas abarcan 71 tomos a los que hay que añadir los 22 volúmenes de su correspondencia - ¡unas 10.000 cartas!-. Además fue fotógrafo, pintor ¡y alquimista!¡Acarició la ilusión de recibir el Nobel de Química! Sin embargo, en todo el mundo debe su fama a su obra dramática (que sólo ocupa 19 volúmenes de los 71 de sus obras completas). Se le considera, junto con Ibsen, precursor del teatro moderno y es obvia su influencia en otro ilustre compatriota, el director de cine y teatro Ingmar Bergman.

Pero su relación con el teatro es, como con casi todo, ambigua: "Escribo para facilitar la carrera de mi mujer" y "¡Odio el teatro! ¡Pose! ¡Superficialidad, cálculo! ¡Me da asco!". También en nuestro país Strindberg es conocido sobre todo por su teatro, aunque casi siempre se representan las mismas piezas: La señorita Julia, El padre, Acreedores, La más fuerte, La danza de la muerte. Aún no ha sido escenificada su obra más destacada, Ett drömspel (Comedia onírica): "Mi drama más amado, el hijo de mi más profundo dolor"... y que él mismo tradujo al francés. En la década de 1920 la montó Max Reinhart y luego Artaud, e Ingmar Bergman hizo nada menos que cuatro montajes. (Nórdica la publicó en 2007 con nueva traducción).

Para muchos de sus compatriotas lo más importante que le ha ocurrido al idioma sueco desde la traducción de la Biblia es la obra de Strindberg. Él alejó la lengua de la pesadez germánica y la dotó de una agilidad, riqueza y expresividad incomparables. Decidió escribir como habla la gente, -"Para crear una literatura más verídica y que se parezca a la vida"-. Además, el diálogo es su forma natural de expresión. En teatro y prosa, incluso en sus diarios íntimos, parece como si escribiera dialogando con alguien.

De su crítica social pocas muestras ha habido en España. Hace unos años la pequeña editorial Capitán Swing publicó el Pequeño catecismo para la clase baja que se completaba con extractos de Det nya Riket (El nuevo reino), artículos de crítica social sobre su relación con los editores y su visión de la Academia sueca, con ataques personales implacables y desmesurados a su secretario y otros miembros. De temperamento violento y extrema susceptibilidad, el autor tenía una gran facilidad para herir y sentirse herido. De hecho, su primera mujer dudaba de sus facultades mentales y él acabó riñendo con gran parte de sus amistades.

En 1883, convertido por su mordaz crítica en un apestado, toma el camino del exilio y se instala en Suiza. Allí escribe: "Demasiado radical para los liberales y demasiado liberal para los conservadores, pero a la vez demasiado conservador para los radicales, me he hecho imposible". En el exilio,que durará unos seis años, escribe el libro de cuentos Giftas (Casarse) (subtitulado Doce historias de matrimonios con entrevista y prólogo), una de sus obras más leídas en Suecia y en cuya introducción-entrevista-ensayo propone "el programa más revolucionario para la emancipación de la mujer". A raíz de la publicación se le abrió un proceso por blasfemia -reírse del sacramento de la comunión-. Parece que el instigador fue el rey Oscar II, irritado por los ataques a la monarquía en Det nya Riket. Esto indignó tanto a Strindberg que hasta dibujó "una máquina infernal" para liquidar al rey. Viajó desde su exilio suizo para personarse en el proceso, que acabó con su absolución.

Es en Giftas donde forja su fama de antifeminista, muy ventilada a lo largo de los años. Pero él sostenía que "yo sólo soy misógino en teoría", frase incrustada en el suelo de la calle Drottninggatan, cerca del Museo Strindberg.

Vida y literatura se confunden en Strindberg. La vida es un mal necesario para crear literatura: es la literatura la que justifica la vida. Sacrifica su persona por su obra literaria. En una carta de 1885 a su amigo, y posteriormente enemigo, Verner von Heidenstam, Strindberg le dice: "¡No hay una profesión tan dura, tan desprovista de toda delicadeza como esa (la de escritor)! ¡Si supieras cómo se manifiesta la vida cuando como escritor tienes que desnudarte en medio de una plaza, cuando igual que un vampiro chupas la sangre de tus amigos, de tus más próximos, tu propia sangre! ¡Uf! Y si no lo haces no eres escritor".

1869. Strindberg, que nace el 22 de enero de 1849 en Estocolmo, estrena en el Dramaten (Teatro Nacional) su pieza A Roma. Dos años más tarde escribe una de sus obras maestras, Mäster Olof. Trabaja de asistente en la Biblioteca Real de Estocolmo. En 1879 publica la novela satírica El salón rojo, sobre la vida de artistas y literatos, que lo convirtió en el gran escritor de su generación. En 1877 se casa con Siri Von Essen.

1881.Deja su puesto en la Biblioteca y vive de la literatura aunque con dificultades. Publica en Det nya Riket (El nuevo reino), violenta sátira sobre la monarquía y la familia burguesa, el ejército, la iglesia y la Academia Sueca, una de sus bestias negras. La obra provoca una gran polémica que le lleva a exiliarse voluntariamente de Suecia. 1883Se instala junto a Siri en Suiza durante seis años. Allí escribe su gran alegato antifeminista, Giftas (Casarse) y tres de sus dramas más conocidos: El padre, La señorita Julia y Acreedores.

1891.Vuelve a su país, se separa de su mujer y se casa con la la periodista austriaca Frida Uhl. Su obra autobiográfica Inferno comienza en el día que Frida le abandona, un año después. Viaja a París, donde se agudiza su manía persecutoria y vive una etapa de soledad que le lleva a refugiarse en la bebida. A su vuelta a Estocolmo se casa por tercera vez con la actriz de 23 años Harriet Bosse, con la que vivirá una tormentosa relación. Abre su propio teatro en Estocolmo: Intima Teatern, donde representa su teatro de cámara.

1912.Tras escribir su último artículo contra el rey, muere de cáncer el 14 de mayo.