Image: ¿Te acuerdas de los ochenta, Cyndi?

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¿Te acuerdas de los ochenta, Cyndi?

La cantante Cyndi Lauper pone en pie a los Veranos de la Villa con un espectáculo de blues que sabía a Gonnies. La misma voz, las mismas ganas

25 julio, 2011 02:00

Cyndi Lauper en un momento de la actuación de este domingo en Madrid. Foto: El Mundo

Los veranos traen siempre de vuelta a viejas glorias, y las viejas glorias pueden traer consigo rotundas decepciones. Repertorios legendarios tristemente mancillados por aquellos que los compusieron. Este no es el caso de Cyndi Lauper, su inclusión en los Veranos de la Villa ha sido un acierto pleno para un festival que lleva en el nombre la estación del calor. La de Brooklyn no es otra cosa que una auténtica profesional, una voz poderosa y poderosamente cuidada y además una doctora honoris causa de las tablas. Si cae la canícula, si se trata de un concierto al aire libre y si se está ante un público que no domina el inglés y que a duras penas conoce algo de su repertorio más allá de sus True Colors, ella no se desmorona y, al contrario, ofrece un show que puede encandilar tanto a la veinteañera que quiere jugar a vivir los ochenta 30 años después, como al verdadero fan de cardado y a la familia numerosa que se ha acercado a Puerta del Ángel a ver el concierto y, de paso, beberse unos tintos de verano.

El espectáculo de Lauper -intactos sus agudos, la peluca roja y enmarañada, como un monstruito, un fraggle rock, el cardio impecable, los saltos y giros de incesantes- no habla en absoluto de una mujer de sus años, 58. Sigue siendo tan divertida como cuando era la chica de moda en los ochenta, la cara simpaticona de Madonna o, mejor, cuando Madonna era su versión menos jovial. Y divierte y enternece así se autoversione con el Girls Just Want to Have Fun o su todavía emotiva Time After Time, como con sus temas de blues, bien cantados y casi mejor defendidos que sus clásicos, porque ella puede, digan lo que digan los más entendidos, y conoce bien cómo llevarse a su terreno las palabras mayores. Así lo ha hecho en el disco que presenta, Menphis Blues. Ejemplos: sus versiones de Early in the Morning, Down don't Bother me y What's Going on, de Marvin Gaye.

Incluso con las melodías más oscuras la diva y su impecable banda pusieron al público en pie, más de 2.000 personas y, lástima, sobraron entradas. Entre sus atributos, los imposibles vericuetos de sus cuerdas vocales, su risa infantil entre canción y canción o sus prolongados paseos por el graderío, cantando y brincando entre sus seguidores. Otra cosa será su aparición este lunes en Jazzaldia, otro ambiente y otro público.

Pero en la Villa, y aquí viene una de tópicos que también son verdad, Cyndi recordó bien los ochenta, década que hoy todavía, embutida en su traje de piel, encarna bien y devuelve al presente, y de ellos dejó la parte más amable y alegre. Sigue siendo una Goonie y bailó con los que fueron niños aquellos años la que es una de sus mejores canciones, Goonies 'r' good enough, tocada con un liviano aire blues. Y todos se acordaron de las bicicletas, las aventuras, la infancia y la adolescencia, la cinta de casette, el pelo de colores, los bailes más absurdos. ¡Qué bien se estaba!