Image: Katerina Wagner convierte Los maestros cantores de Nuremberg en una parodia kitsch

Image: Katerina Wagner convierte Los maestros cantores de Nuremberg en una parodia kitsch

Escenarios

Katerina Wagner convierte Los maestros cantores de Nuremberg en una parodia kitsch

La codirectora del Festival de Bayreuth recibe abucheos por su dirección escénica de la ópera

27 julio, 2009 02:00

Imagen de Los maestros cantores de Nuremberg. Foto: AP Photo

EFE
Katharina Wagner señoreó por Bayreuth, en su doble función de co-directora del Festival Richard Wagner y responsable escénica de Los Maestros Cantores de Nuremberg, la obra preferida de Hitler que la biznieta del compositor convierte en parodia kitch de los próceres.

Klaus Florian Vogt, ideal en el papel de guapísimo aspirante a cantor convertido en ácrata transgresor, y Alan Titus, en el de su mentor, se repartieron el peso de una producción estrenada en Bayreuth hace tres temporadas con un derroche de medios técnicos.

El propósito de la directora es romper normas y dar la vuelta a la ópera de su bisabuelo, instrumentalizada por el aparato de propaganda nazi. Un plan ambicioso, que se hunde por sobredosis.

El transgresor que irrumpe como un ligón de discoteca en un escenario de pupilos militarizados, clónicos y arios acabará en cantante convencional de baladas. Y del lúgubre tono inicial se pasará a un estridente cabaret, con Wagner de cabezudo, y finalmente a un supercasting televisivo en busca de la superestrella.

Las normas existen para colocarlas del revés, los próceres -incluido el bisabuelo- también. Esta es la consigna de Katharina en la pieza con que debutó en 2007 como autora en la casa, el lugar del que durante años se sintió heredera natural y en el que ahora ha acabado como co-gestora junto a su hermana Eva Wagner-Pasquier.

La producción funcionó mal en las dos temporadas anteriores y esta vez ocurrió algo parecido: ovaciones a todas las voces, incluido el descomunal coro, y abucheos furiosos para Katharina.

Los Maestros Cantores se recibieron como un reflejo de la situación en Bayreuth, tras la retirada del patriarca Wolfgang, su padre, que en agosto cumplirá 90 años y al que en este festival no se ha visto ni posando en la foto inaugural.

Katharina, de 31 años, sintetizaría la voluntad de renovación y el culto a las esencias. Con su cabellera rubia y un físico extraído del universo wagneriano es el rostro del nuevo Bayreuth.

Pero está por ver si logrará defender su posición de heredera natural, si persiste en mantener en cartel esa producción. Eva es menos mediática, pero tiene una sólida carrera -fue auxiliar de Patrice Chéreau en el mítico Anillo del Nibelungo de 1976, o en otras funciones en el Covent Garden de Londres, el Teatro Real de Madrid y el Cosmopolitan de Nueva York.

Los Maestros de Katharina no harán historia en Bayreuth en cuanto a producciones míticas, pero sirvió para recordar su compromiso de investigar la relación de Bayreuth con el nazismo.

El tema no es nuevo y sobre la cuestión hay ya unos cuantos libros, los más sabrosos de los cuales escritos precisamente por otros descendientes de Wagner. Entre ellos, Nike Wagner, sobrina de Wolfgang y candidata derrotada a sucederle, o Gottfried Wagner, hijo del patriarca y una especie de proscrito familiar.

Sigue habiendo, sin embargo, mucha materia inexplorada. Winifred Wagner puso Bayreuth a los pies de Hitler y al servicio del aparato de propaganda de Joseph Goebels -para quien los Maestros Cantores era exponente del "alma y la cultura germanas"-.

Británica, hija política de Richard Wagner y madre de Wolfgang, Winifred ejerció de dueña de Bayreuth a la muerte de su esposo Siegfrid, en 1930, tres años antes de la llegada de Hitler al poder.

Los Maestros Cantores fueron en esos años pieza prioritaria del festival y su apertura amenizó los congresos nazis.

Según cartas y otros documentos, la admiración de Winifred por el Föhrer iba más allá de lo ideológico y entraba en lo carnal.

Katharina ha encargado un estudio histórico que, según los planes, debería publicarse en 2013. Ello implicará hurgar en los archivos la casa Wahnfried, el que fue domicilio de los Wagner, ahora un museo, y donde a su vez recaló Hitler en Bayreuth.

El material existente puede ser fragmentado, puesto que, según dedujo Nike en su momento, el propio Wolfgang destruyó ciertas cartas y archivo privado de su madre tras la caída del Tercer Reich.

Wolfgang se encargó de reflotar, junto con su hermano Wieland, el festival de Bayreuth en la posguerra, bajo supervisión de los aliados. Las fotos conocidas de ambos jóvenes hermanos, paseando por los jardines de Bayreuth con el Föhrer es sólo un anécdota de lo que se supone que hubo detrás de la pasión de Winifred.