Zaira Romero en un momento de la serie 'El clan Olimpia'

Zaira Romero en un momento de la serie 'El clan Olimpia'

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Zaira Romero interpreta a su propia madre narcotraficante en 'El clan Olimpia': "Me ha servido para perdonarla"

La actriz de 'Carmen y Lola' se mete en la piel de su madre en una serie sobre una "merchera" que, de la nada, llegó a ser un capo de la droga.

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"Ay qué dolor, ay qué dolor", cantan de manera incesante Los Chunguitos en El clan Olimpia, que devuelve a las pantallas el mundo quinqui, donde el cine patrio ha logrado algunas de sus más altas cumbres. Mucho dolor, bastante violencia y también un cierto goce hay en la irresistible ascensión de una merchera de barriada a jefa de la mafia del narcotráfico: la espectacular Olimpia.

Una historia real que sucedió en el País Vasco y nos transporta a esa España de los noventa que aún estaba de resaca de los ochenta, en la que la heroína estaba de capa caída pero el país se lo pasaba de muerte con la cocaína. Lo más sorprendente: esa Olimpia está interpretada por Zaira Romero, hija de la verdadera, en una serie que adquiere de esta manera un insospechado giro freudiano.

El clan Olimpia está plagada de giros, paradojas y sorpresas, empezando porque la motivación inicial de la protagonista no era "forrarse", sino costear un tratamiento en Estados Unidos para curar el cáncer de su joven marido, padre de sus dos hijas. Una de ellas, Zaira Romero, que ya en su vida adulta se enfrenta a sus demonios: "Sí, hacer de mi madre me ha servido para perdonar, tanto a ella como a mi padre. Te crías con unos pensamientos oscuros y culpándoles. Porque no entiendes, no sabes por qué... Y por más que te lo expliquen, la cabeza ya entra en un bucle".

Romero obtuvo un gran éxito en 2018 con Carmen y Lola (Arantxa Echevarría), que también lanzó al estrellato a Carolina Yuste. En El clan Olimpia vemos cómo el personaje va creciendo. Desde el principio tiene madera, pero de la lógica timidez inicial a negociar con capos de la mafia en Colombia (un capítulo sucede en Medellín) o con jefes de la Cosa Nostra italiana sin arredrarse, hay un paso. Porque el mundo del narcotráfico es un mundo de hombres en el que una chica como ella tiene que defenderse con más fuerza.

Dice Romero: "Muchas veces hablamos del narcotráfico simplificando las situaciones. En este caso, el delito es una consecuencia de un problema familiar: a una persona le diagnostican cáncer y para tratar ese cáncer o alargar lo máximo la vida, los tratamientos son muy costosos. Formas rápidas de conseguir dinero, por lo menos legales, por desgracia no existen, y entonces te ves metida en un círculo… pero al final es una historia de superación familiar, de una mujer que quiere que a sus niños no les falte de nada y que su marido pueda tener la oportunidad de curarse".

Serie creada por Arantxa Cuesta y David Muñoz, la primera temporada está dirigida por Gracia Querejeta, Violeta Salama y Claudia Pedraza. Tiene seis episodios que ya están disponibles en Disney Plus+.

El clan Olimpia no solo retrata a esa magnética ama de casa que los "tiene cuadrados" y el mundo del narcotráfico, también todo un universo como el de los mercheros. Porque la protagonista no solo debe enfrentarse al machismo en el "trabajo", también a su propio padre (Juan Carlos Vellido).

Conocemos a un hombre orgulloso de su etnia, que no raza, protector a ultranza de su familia e íntegro, pero también convencido de que "el lugar de una mujer es en casa cuidando a su marido y sus hijos". El conflicto con la hija, difícil de controlar, está servido en un personaje que nos recuerda que en España, hasta 1981, no era posible divorciarse o que, hasta 1975, existía la "licencia marital", por la cual las mujeres necesitaban que sus maridos autorizasen sus actos jurídicos.

Lo que convierte a Olimpia en un personaje tan atractivo no es solo que tenga buen corazón, también que, llegado el caso, es mucho más valiente y lista de lo que pensaban su padre… y ella misma. "Sigue siendo una persona fuerte", dice su hija actriz. "Cuando le diagnosticaron cáncer de mama, dijo: pues no me hundo".

Olimpia salió de la cárcel y ahora vive en un pueblo de Castilla-La Mancha. Explica Romero: "Le ha gustado mucho la serie. También porque cabe recalcar que es ficcionada. Está ‘basada en’, o sea, es ‘inspirada en’, pero hay gran parte de ficción. Es un alivio muy grande. Porque si tú estás intentando olvidar esa parte de tu vida, te sientas a ver una de las imágenes y es tal cual te pasó… no te va a gustar".

De trasfondo, ese mundo de los mercheros, con sus ritos de una belleza ancestral, su dignidad, pero también su machismo ultrapatriarcal. Dice Romero, orgullosa: "Sí, claro, yo soy merchera. Somos una etnia escondida, pero existir seguimos existiendo. Poco a poco estamos empezando a ser reconocidos. Hay mucho desconocimiento. Siempre se cree que somos payos con costumbres de gitanos, una mezcla de ambos, pero nada que ver. Nosotros con los gitanos hemos compartido una vida nómada, pero venimos de lugares totalmente distintos".

Entonces, ¿qué es un merchero? "El honor, la familia, está por encima de todo, la palabra. Para nosotros, la tradición no cabe. La palabra tradición ni te mereces tenerla en la boca, porque no puedes. No te puedes permitir el lujo de traicionar a nadie y menos aún si es de tu familia. Mi abuelo y sus hermanos fueron la última generación nómada".

Los hombres de Olimpia

La paradoja de El clan Olimpia es que ese patriarcado se acaba convirtiendo en un matriarcado dominado por una mujer mucho más espabilada que sus hombres. Además de ese padre machista, el marido enfermo (Joel Bosqued) y su hermano (Daniel Ibáñez, "Jota" en Segundo premio), que acabará formando parte de la banda.

Dos personajes masculinos a la sombra de la protagonista, porque el primero entra en una depresión feroz que agrava su brutal cáncer, y el segundo es, por decirlo amablemente, corto de luces.

Dice Bosqued: "Zaira ha sido nuestro alimento, nuestra alma mater de información y de conexiones emocionales. ¿Cómo se construye esto cuando ella ha vivido ciertas cosas pero también estás creando un mundo distinto para alejarte un poco de esa realidad?".

Con el hermano (Daniel Ibáñez), se da una situación paradójica. Explica Romero: "No puedo discutir con él. Al igual que me respeta como hermana que soy, yo respeto que él es el mayor. O sea, hay escalones en la vida y el hermano mayor está arriba, y la hermana menor tiene que respetar al mayor".

Eso mantiene, de alguna manera, las apariencias de esa jerarquía, pero la que acaba dando las órdenes es ella, en un juego extraño.

Dice Ibáñez sobre su trabajo en la serie: "Yo la verdad es que he tenido momentos complicados en los que, claro, no sabes hasta qué punto le afecta a Zaira. Entonces he tenido dilemas morales de cómo, cuando acaba la secuencia, después de repetirla cuatro o cinco veces, o tres, o diez o más que fueran, de no saber cómo comunicarme. No sé si darle un abrazo, tres o ninguno".