Fernando Franco, junto a Diego Garisa, en el rodaje de 'Subsuelo'. Foto: Guillermo Gumiel

Fernando Franco, junto a Diego Garisa, en el rodaje de 'Subsuelo'. Foto: Guillermo Gumiel

Cine

Fernando Franco se lanza al 'thriller' con 'Subsuelo': "Cuesta creer en la familia con tanto individualismo"

El cineasta sevillano da un giro a su carrera con una película que no teme incomodar al espectador, la historia de dos mellizos que se ven involucrados en un trágico accidente.

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Subsuelo está planteada desde la visceralidad, y pretendo que el espectador experimente esa misma intensidad emocional”, asegura Fernando Franco (Sevilla, 1976), que atiende a El Cultural para hablarnos de su nuevo filme, en el que se lanza por primera vez a recorrer los sinuosos y oscuros pasadizos del thriller psicológico.

“Me gustan las películas que me emocionan, que me mueven, que me generan reacciones incluso físicas”, apunta el director. Lo que está claro es que Subsuelo no dejará al público indiferente.

El filme despliega una narrativa y unas imágenes que se atreven a descolocar y a turbar, un gesto que emparenta en esta ocasión a Franco con clásicos como Hitchcock, Cronenberg o Haneke.

Partiendo de la novela homónima del escritor argentino Marcelo Luján, que ganó el premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón, el cineasta nos narra, con saltos temporales e inesperados giros de guion, la historia de Eva (Julia Martínez) y Fabián (Diego Garisa), dos hermanos mellizos que se ven involucrados en un accidente que cambiará las dinámicas de poder dentro de su familia.

Tras abordar la enfermedad mental en La herida (2013), los cuidados paliativos en Morir (2017) y la sexualidad en la discapacidad en La consagración de la primavera (2022), el cineasta y montador –nominado al Goya en siete ocasiones por esta labor– indaga en la culpa y el abuso en un filme del que es mejor desvelar poco y que introduce nuevos aires a su estilo.

Pregunta. ¿Qué le atrajo del libro de Luján?

Respuesta. Soy un lector ávido y me gusta la novela negra. A Subsuelo llegué por el premio que le concedieron en Gijón y me interesó el mecanismo formal que dosifica la información. Me parecía un reto intentar trasladarlo a la pantalla. Además, llevaba tiempo queriendo hacer algo de género.

P. ¿Cómo fue el trabajo de guion?

R. Había dos objetivos. Por un lado, trasladar la voz del narrador superomnisciente, que está muy por encima de todo y que incluso mezcla pasado, presente y futuro en una misma frase. Por otro lado, llevar la película a un registro más realista o naturalista. Algunos de los elementos de la novela eran de género puro y duro, y para respetarlos tendría que haber buscado algo muy autorreferencial o muy autoconsciente.

P. ¿Cómo juega la película con el concepto que le da título, con lo soterrado?

R. Está la plaga de hormigas que aflora a la superficie, y que tiene un mayor desarrollo en la novela. Pero sí, la película intenta ver lo que hay debajo de las alfombras de una familia y cómo la maldad irrumpe en lo cotidiano sin que sea visible.

P. ¿Cómo se planteó abordar un tema tan delicado como el abuso intrafamiliar sin renunciar a turbar al espectador?

R. Hay una responsabilidad al respecto que no puedes eludir. Tienes que medir muy bien qué retratas y cómo lo haces. Mi propósito es que apele al público pero sin caer en la estetización, la espectacularización o la explotación, y para ello tenía que utilizar recursos como el fuera de campo. Creo que se puede generar cierta incomodidad, pero era necesario al tratar este tema.

Julia Martínez y Nacho Sánchez, en la película. Foto: David Herranz

Julia Martínez y Nacho Sánchez, en la película. Foto: David Herranz

P. Sus películas siempre se han acercado a los personajes desde lo íntimo. ¿Ha tratado de mantener esta filosofía a pesar de tratarse de un thriller?

R. Sí, siempre me interesa más el personaje que la peripecia, que al final puede funcionar como un McGuffin o un caballo de Troya para profundizar en el retrato o en el tema.

P. ¿Tenía referencias concretas de otras películas, libros, obras de arte…?

R. Soy muy cinéfilo y leo mucho, y todo ello deja un poso y te alimenta, pero es complicado ver cuánto es rastreable. Pero sí hay universos, como Las diabólicas (H.G. Clouzot, 1955) o La sombra de una duda (Alfred Hitchcock, 1943), que siempre he tenido muy presentes, por todo lo que ocurre por debajo. Y a nivel formal siempre hay aspectos puntuales en los que aparecen resonancias. Pero no he trabajado desde la vocación de apelar a nada.

P. ¿Cómo trabajó con Julia Martínez y Diego Garisa para alcanzar ese nivel de complicidad, pero también de ambigüedad y de malestar?

R. Hicimos un casting muy intensivo al que se presentaron unas 4.000 personas. Pero en cuanto vi a Julia y a Diego tuve claro que iban a funcionar. Lo curioso es que se conocían y comparten representante. Estuvimos varios meses ensayando. Es un proceso muy abierto, en el que probamos cosas, ponemos en cuestión el guion, reescribimos, hacemos improvisaciones… Esto te ayuda a afianzar qué quieres contar.

P. En los últimos tiempos, el arte apunta al resquebrajamiento de la institución familiar. Subsuelo parece ir en la misma dirección, ¿no?

R. La familia es una institución que afecta más o menos a todo el mundo, es casi una imposición. Quizá por el individualismo de hoy, motivado en parte por las redes sociales, tiende a ser una recopilación de personas con una serie de relaciones entre ellas más o menos disfuncionales. Así, cuesta creer en la familia como institución con tanto ensimismamiento.

Diego Garissa y Julia Martínez. Foto: Guillermo Gumiel

Diego Garissa y Julia Martínez. Foto: Guillermo Gumiel

P. ¿Por qué no monta sus propias películas?

R. Soy un ferviente creyente en la figura del montador. Cuando ruedo, ya tengo un ideal de cómo creo que debería construirse el filme. Si lo hago yo directamente, va a ser una traducción literal de mi idea primigenia. Pero es muy importante tener enfrente a alguien, en este caso a Miguel Doblado, que no está contaminado por el rodaje y que empiece a cuestionar las cosas. No me quiero privar de ello.

P. ¿Cómo cree que se relaciona esta película en lo formal con sus anteriores trabajos?

R. Mis anteriores filmes están rodados con mucho plano secuencia y cámara al hombro, y siempre con un protagonista muy claro. En este caso, he tirado de trípode, grúas, etc. Quería que fuera una película más estilizada. El cambio de estilo fundamental está en la no linealidad y en una cierta coralidad, pero hemos intentado preservar la intención de estar muy cerca de los personajes.