Sara Fantova en el rodaje de 'Jone, a veces'.

Sara Fantova en el rodaje de 'Jone, a veces'.

Cine

Sara Fantova: "Mi película me representa como directora, como persona, como bilbaína, bollera e hija"

'Jone, a veces' es una luminosa ópera prima sobre los refugios que rodean a una adolescente perdida en la enfermedad y la incomunicación de su padre.

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Jone, a veces es el debut de una nueva y prometedora voz del cine vasco. En su ópera prima, Sara Fantova (Bilbao, 1993) compone una radiante historia de iniciación con un Bilbao festivo de fondo y una adolescente que se refugia del trauma de la enfermedad de su padre en la amistad y el amor.

Entre la planificación total y el dejarse llevar, para rodar y para vivir uno tiene que darse el lujo de sentirse perdido. Que se lo digan a la joven directora bilbaína, que consiguió a su magnética y joven protagonista, Olaia Aguayo —una actriz sin experiencia alguna—, tras decenas de audiciones y poco antes de comenzar a grabar.

Su papel como Jone, junto a la familia ficticia que conforman Aitor (Josean Bengoetxea) y la pequeña Marta (Elorri Arrizabalaga), demuestra que la intimidad en la pantalla puede ser más bella que dolorosa y merecedora de una mención especial del jurado en el Festival de Málaga y el premio a mejor película nacional en el Atlàntida Film Fest.

Pregunta. ¿De dónde sale la historia de Jone, a veces?

Respuesta. La historia nace dentro de la ESCAC, la escuela de cine de Barcelona. Ahí, Nuria Dunjó, Nuria Martín Esteban –las dos guionistas– y yo vimos que nos apetecía tocar el tema de la familia. Sentíamos que entrábamos en una etapa de la vida en la que nuestros padres se hacen mayores y, en este cambio de roles, aparecen los cuidados.

» En ese proceso, mi padre me dejó leer sus diarios de joven y ahí encontramos otra capa de la película. En ellos no había nada especialmente revelador, pero fue como leerle en una etapa de la vida que no habíamos compartido, desde un lugar en el que estaba teniendo los mismos conflictos y miedos que yo tengo.

P. ¿Siente el filme como algo suyo o algo colectivo?

R. Ambas. Es una película de la que estoy orgullosa, me representa como directora, como persona, como bilbaína, bollera e hija. Al mismo tiempo no creo que me pertenezca solo a mí. Yo soy la directora, pero también la siento muy colectiva, mucha gente ha aportado en ella su forma de ver el cine, el mundo y la ciudad.

P. ¿Cómo fue rodar en la Semana Grande de Bilbao?

R. Teníamos que hablar evidentemente con Bilboko Konpartsak, el grupo de todas las comparsas que hay en Bilbao. Además, durante el verano de 2019 y el de 2022, fuimos con parte del equipo técnico de la película para que vieran las fiestas. Había que tener todo muy preparado y teníamos el deseo de que fuese una película abierta durante todas las fases de escritura. Desde el rodaje al montaje, queríamos que entrase el azar, la vida. Por mucho que tú escribas, el momento siempre va a ser mucho más poderoso de lo que puedas imaginar.

P. Algún detalle que le marcó.

R. El Chupinazo, cuando se da el pregón que inicia las fiestas, cada año es diferente, porque la pregonera y la txupinera son distintas. Cuando Aiora Renteria –vocalista de Zea Mays– empezó su pregón con una canción muy mítica que todo el mundo conoce, todas las actrices y el equipo se vinieron arriba.

Fotograma de  Olaia Aguayo en 'Jone, a veces'.

Fotograma de Olaia Aguayo en 'Jone, a veces'.

» Ya en el pregón de cierre, Renteria empezó a hablar sobre los temas de la propia película. Eso fue increíble, porque da inicio y final a nuestro largometraje de una forma superemocionante. La cinta sería completamente diferente si hubiese habido otra pregonera ese año.

P. La película, pues, ha estado muy viva a lo largo de todo el proceso.

R. Para mí, hay una parte de hacer cine que consiste en eso: que el filme se vaya reescribiendo constantemente y que haya espacio para la duda, la incertidumbre, el azar, las casualidades...

P. ¿Cómo ha sido su trabajo como directora para propiciar esa familiaridad en el ambiente?

R. Sobre todo, traté de construir una amistad entre las dos hermanas e ir explicando qué significaba hacer una película y cómo íbamos a trabajar. En vez de pedirles que se aprendieran el guion y luego chao, intenté más bien hacer el ejercicio a la inversa. Yo lo aprendía junto a ellas e íbamos poco a poco. Josean, que tenía más experiencia, sí, pero ninguna de las dos llegó a tener el guion físico.

"Hay una parte de hacer cine que consiste en que el filme se vaya reescribiendo constantemente y que haya espacio para la duda, la incertidumbre, el azar, las casualidades".

P. A pesar de tratar temas complicados como la enfermedad, siempre se mantiene fuera de la oscuridad.

R. Lo teníamos muy claro ya desde el principio. Queríamos que fuese una película luminosa, evitar meter el dedo en la llaga, más bien todo lo contrario. La película acaba con la participación de Jone y su padre en una sesión de declaración de voluntades anticipadas. Por primera vez, Jone se plantea cómo hacer esto juntos: hablar.

» Para mí, ese es el resumen: lo importante que es la comunicación. Cuando lo haces con la gente que tienes a tu alrededor, pues vas a encontrar un refugio, un sostén y una red. Con las amigas, también. Esto era algo fundamental, que fuese una película luminosa, que te quedases con la sensación de estar viva, de agarrarte a la vida de alguna forma.

P. ¿Cómo ha sido ese proceso de traducir en imágenes algo como la incomunicación y el tema de los cuidados?

R. Jone está en la posadolescencia, una etapa en la que tanto yo como las dos guionistas sentimos que hubo un cambio respecto a la relación con nuestros padres. A partir de los 20, se empiezan a hablar de algunas cosas. Y, luego, también queríamos ocuparnos de los cuidados. Es verdad que a Jone le toca demasiado pronto y era necesario abordarlo desde lo que he dicho antes, un punto de vista luminoso.

» Para ello, la herramienta más poderosa es que ambos hablen entre ellos y se expliquen cómo se siente cada uno. Es algo que las tres, la dos guionistas y yo, hemos ido viendo a lo largo del proceso del guion. Nosotras también hemos conversado con nuestros padres sobre la muerte, sobre las enfermedades, sobre la vida. Poder hablar de lo que a cada uno le duele, le da miedo y le molesta facilita la gestión y, como se dice al final de la película, hace que un duelo sea menos doloroso.