Crítica 'Karate Kid: Legends'.

Crítica 'Karate Kid: Legends'.

Cine

'Karate Kid: Legends', el 'blockbuster' adolescente en la era de TikTok y pasado por el filtro 'woke'

Hollywood se copia a sí mismo con una reinvención del clásico que tiene momentos graciosos, pero abusa de un ritmo vertiginoso: pasan tantas cosas que al final te pierdes.

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Karate Kid (1984) es una de esas películas que son un verdadero icono cultural de los años 80. Protagonizada por un adolescente Ralph Macchio, aprendiz de karateca del sabio Señor Miyagi (Pat Morita), reproducía todos los tópicos de la cultura oriental vista desde Occidente, pero también poseía verdadera fuerza y capacidad de conmover con una historia de superación al uso con toque nipón.

Karate Kid cristaliza un momento cultural que va más allá de la propia película con implicaciones profundas, y es la incorporación al mainstream de al menos una parte de la cultura japonesa. En la actualidad, venden sushi en cualquier supermercado, pero fue entonces, en los 80, cuando elementos de esa bella cultura, que hoy están plenamente integrados como la gastronomía, las artes marciales o el manga, penetraron en todas las esferas de la sociedad. A sumar, claro, la tecnología japonesa y el poder del capital nipón en los grandes conglomerados estadounidenses.

Han pasado 40 años desde entonces. Son muchos, y hoy una película tan plagada de tópicos sería imposible. Por ello, el protagonista de Karate Kid: Legends no es un chico blanco como Macchio, sino un “verdadero” chino, Li (Ben Wang), que, eso sí, habla inglés como si fuera de Minnesota porque creció en Hong Kong estudiando en un colegio americano. De esta manera, pasamos del mundo “prewoke” en el que lo japonés aún era “exótico” al mundo de TikTok.

A patadas en Manhattan

En Karate Kid: Legends, el joven héroe no aprende a dar cabriolas y patadas con un kimono, ni con la sabiduría ancestral del estilo “paciencia es saber esperar antes de matar moscas a cañonazos” o “buen equilibrio, buen kárate, todo bien”, citas históricas de Miyagi (Pat Morita). Porque ya va sabido. A falta de Miyagi, Jackie Chan, que ya se sabe que no es Confucio. 

En la nueva versión Li aparece en Manhattan porque su madre médico encuentra allí trabajo y el drama moral no es formarse (es campeón de kárate), sino aprender a controlar sus ganas de pelea tras la muerte de su hermano en un combate. En Nueva York, se hace amigo de una chica pizzera, Mia (Sadie Stanley) y acaba, cómo no, metido en líos.

En una película con guiños al clásico, aparece Macchio (que lleva toda la vida con lo mismo, últimamente en Cobra Kai) para soltar las frases sentenciosas de Miyagi y enseñar al chico a convertirse en un verdadero campeón de kárate. Si la película de los 80 era solemne, el reboot actual tiene un cierto aire paródico.

Jackie Chan, Ben Wang y Ralph Macchio en 'Karate Kid: Legends'.

Jackie Chan, Ben Wang y Ralph Macchio en 'Karate Kid: Legends'.

Dirigida por Jonathan Entwistle, Karate Kid: Legends encuentra momentos de ternura y cierto encanto al construir el mundo de la pizzería como refugio cálido en un tumultuoso Manhattan, con ese padre bravucón de la chica. Y el romance entre el asiático Li y la muy americana Mia funciona porque ambos actores tienen encanto.

El problema de Karate Kid: Legends es que se esfuerza tanto por agradar a jóvenes, a los que supone idiotizados, que se acaba autoboicoteando. Donde podría haber drama, solo hay ligereza. Con ánimo de no aburrir ni a una mosca con trastorno límite de la personalidad, todo va tan rápido, es tan fugaz y pasan tantas cosas, que al final te pierdes y dejas de empatizar con los personajes.

Una apuesta por lo efímero y superficial que resulta especialmente dolorosa con la historia del hermano asesinado, que la película trata con una frivolidad extrema.

Karate Kid: Legends

Dirección: Jonathan Entwistle

Guion: Rob Lieber, Robert Mark Kamen

Intérpretes: Jackie Chan, Ralph Macchio, Ben Wang, Joshua Jackson, Sadie Stanley.

Estreno: 8 de agosto.