Fotograma de 'La niña de la cabra'.

Fotograma de 'La niña de la cabra'.

Cine

Cuando las cabras hacían equilibrio en las plazas de Madrid: Ana Asensio retrata los 80 con los ojos de una niña

Tras el éxito de 'Most Beautiful Island', la cineasta madrileña estrena 'La niña de la cabra', una historia sobre la amistad entre dos niñas, una de ellas de origen gitano. 

Más información: 'A nuestros amigos': la carta de amor de Adrián Orr al desarraigo y la amistad

Publicada
Actualizada

Hubo un momento en que las cabras eran las mejores equilibristas de Madrid. Se exhibían por las plazas y corralas de los barrios subidas a una escalera, al ritmo de la trompeta y el organillo que anunciaba que habían llegado los gitanos.

Los vecinos curiosos se asomaban por la ventana y los más espléndidos lanzaban las pesetas al aire, mientras sonaba el tintineo de los botes de metal esperando coger alguna al vuelo. No hace tanto, apenas 40 años. Ese Madrid castizo y decadente de la década de finales de los años 80 es el que retrata Ana Asensio (Madrid, 1978) en La niña de la cabra, estrenada en el último Festival de Málaga. 

Tras mudarse a Nueva York y rodar Most Beautiful Island (2017), película indie que arrasó en Estados Unidos —llegó a conseguir el premio texano South By Southwest de Austin y en los Independent Spirit—, la cineasta expatriada regresa a la ciudad de su infancia con un coming of age sobre Elena, una niña de 9 años (Alessandra González) que acaba de perder a su abuela y se prepara para hacer la primera comunión.  

El duelo y la represión religosa se mezclan de forma natural en el segundo largometraje de Asensio, cuyo argumento y protagonista recuerda inevitablemente a Las niñas (2020), ópera prima de Pilar Palomero, pero con marcado tinte social. Acercarse tanto a la muerte hace que Elena se obsesione con su simbología, desde las pinturas negras de Goya a la pasión de Cristo.

El Aquelarre del pintor maño se convierte en una aparición en los sueños febriles de la joven, que traspasan la vida real. Elena queda hipnotizada por Lola, la cabra de la familia gitana que baila debajo de su edificio.

También por Serezade (Juncal Fernández), niña de su edad con la que entabla una amistad marcada por la reprobación de sus padres, un taxista y una peluquera de clase media con una situación económica complicada (interpretados por un Javier Pereira y Lorena López correctos, pero sin verdadero protagonismo) y por la de sus amigas.

La cineasta madrileña plasma esos primeros choques en la escuela, donde el bullying todavía no tenía nombre propio pero sus consecuencias se sufrían igual. 

Curiosa pero obediente, Elena se deja llevar por el exotismo y los aires de libertad que no encuentra en casa y decide fugarse con su nueva amiga. Asensio filma ese mundo, el de los asentamientos gitanos, con la luminosidad y el deslumbramiento de la niña. Todo lo vemos desde su mirada cristalina e inocente, libre de prejuicios.

Fotograma de 'La niña de la cabra'.

Fotograma de 'La niña de la cabra'.

Una decisión formal, la de mantener la cámara a la altura de sus ojos, muy acertada, ya que González se hace cargo del peso de la película a la perfección, a pesar de ser su debut como actriz y de tener menos años de los que interpreta. Lo mismo ocurre con Juncal Fernández, quien contagia al espectador de su frescura y naturalidad. 

Ambas suponen lo mejor de la cinta, en la que también destaca el eterno secundario estrella Enrique Villén como un gruñón pero entrañable cura teñido (y con carillas). La voz en off de Asensio, que aparece tanto en el principio como al final de la cinta, dota de un tinte autobiográfico a una historia sencilla, donde se cuelan los años del plomo de ETA y la Movida madrileña, que afortunadamente no se deja llevar por la nostalgia. 

La niña de la cabra.

Dirección: Ana Asensio

Guion: Ana Asensio

Intérpretes: Alessandra González, Juncal Fernández, Javier Pereira, Lorena López, Enrique Villén. 

Año: 2025.

Estreno: 11 de abril.