'Guillermo Tell',  cine histórico-épico que habla de una Unión Europea amenazada por el extremismo y la desunión

'Guillermo Tell', cine histórico-épico que habla de una Unión Europea amenazada por el extremismo y la desunión

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'Guillermo Tell', cine histórico-épico que habla de una Unión Europea amenazada por el extremismo y la desunión

El director británico Nick Hamm propone una puesta al día del clásico teatral de Friedrich Schiller que, sin perder la esencia ni los momentos míticos de la historia, nos habla del presente.

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Hace falta valor. No sólo, como quiere la leyenda, para lanzar una flecha directa hacia una humilde manzana en difícil equilibrio sobre la cabeza de un niño, sino para traer a las pantallas del siglo XXI a un viejo héroe romántico de capa y espada (o mejor dicho, de capa y ballesta) como Guillermo Tell.

En un mundo donde muchos espectadores creen que la Tierra Media fue tan real como la Tierra Santa (o más), que los dragones y elfos se paseaban por los bosques medievales como Pedro el Cruel por su casa (que era su Castilla) y que Juego de Tronos es una serie histórica, no serán muchos quienes recuerden una figura que pertenece al mundo perdido de otras infancias y adolescencias. Pero Nick Hamm (Belfast, 1957) se las ha apañado bastante bien para traerlo de vuelta.

Guillermo Tell propone, siguiendo el ejemplo de cierto cine de aventuras histórico europeo de los últimos años, una puesta al día del clásico teatral de Friedrich Schiller, que sin perder la esencia ni los personajes y momentos míticos de la historia –como la citada y seminal escena donde Tell debe lanzar con certera puntería una flecha “contra” su propio hijo, acertando la manzana que el malvado tirano Gessler ha hecho colocar sobre su cabeza–, la dota al tiempo del espectacular aliento épico rozando lo fantástico del cine actual, así como de la inclusividad y empoderamiento femeninos que parecen ya indispensables. Lo bueno es que Hamm se lo ha currado.

Que la esposa e hijo de Tell sean de raza árabe se explica por las aventuras de este en Las Cruzadas. Si el Robin Hood de Costner se trajo un “novio” de allí, como recordarán algunos, ¿por qué no se va a traer Guillermo Tell esposa e hijo? Las mujeres en general adoptan un papel más agresivo y heroico, con un guión que pone en sus bocas varios de los discursos patrióticos que Schiller pone en las de sus personajes masculinos.

A la contra de las troyanas, las suizas empujan a sus hombres a la lucha por la libertad y la independencia e intervienen directamente en combates e intrigas. Si para ello hay que “arreglar” un poco la Historia y que un rey perezca a manos de su sobrina en vez de su sobrino, no pasa nada. Hace poco el cine nos mostraba que a Enrique VIII lo asesinó Catalina Parr: todo es posible en el milenio de la mujer. Más difícil de entender es que a Furst, el sacerdote revolucionario, lo interprete el indio Amar Chadha-Patel, con un hábito peculiar y aspecto entre guitarrista de Ketama y doble de acción de Rasputín.

Aggiornamienti aparte, lo importante es que Guillermo Tell funciona. Claes Bang, famoso por su Drácula televisivo, es un estupendo, maduro y viril Tell, héroe renuente pero finalmente heroico donde los haya. El resto del reparto es más que eficiente, destacando los villanos Connor Swindells como Gessler, Jake Dunn como su rubio ayudante Stussi y Ben Kingsley como el rey emperador tuerto Alberto, entre otros estupendos actores británicos como Rafe Spall o Jonathan Pryce.

Un medievo luminoso

Mejor todavía: este Guillermo Tell, aunque se desarrolla a comienzos del siglo XIV, es luminoso, de paisajes alpinos llenos de belleza y color. Al contrario que en la típica película medieval al uso, la sordidez no es omnipresente ni la paleta de colores monocroma y sucia, oscilando entre el gris, el marrón y el ocre. Aquí, los valles suizos son verdes, los lagos azules y el sol ilumina las cumbres y bosques.

En el centro, Claes Bang y Golshifteh Farahani. Foto: Beta Cinema

En el centro, Claes Bang y Golshifteh Farahani. Foto: Beta Cinema

Las peleas y escenas de acción son no sólo vistosas, sino que se ven con detalle, hasta de noche. Hay duelos, cabalgadas, escaramuzas, persecuciones y una buena batalla final. No falta ni un toque de folk horror, ligero pero eficaz, cuando la celebración de la primavera da oportunidad de mostrar un desfile tradicional que acaba en masacre.

El guion de Hamm no solo actualiza sus personajes, sino que también introduce notables cambios y giros, que sorprenderán al conocedor de la historia. Utiliza con soltura el texto de Schiller, pero alterando a veces quién lo dice, cómo lo dice y qué quiere decir. Su final, abierto a una esperemos que pronta secuela (no sé por qué lo dudo…), es también relativamente diferente en más de un aspecto al de la obra original. Pero seríamos un poco bobos si nos ofendiéramos por ello. Al fin y al cabo, Tell es un personaje de historicidad más que dudosa, literalmente legendario y literariamente elaborado por Schiller como símbolo del nacionalismo romántico suizo en particular y de las naciones europeas en formación del siglo XIX en general.

En este sentido ha sabido también Hamm reificar el personaje, inscribiéndolo en el peculiar cine histórico-épico actual, que refleja la situación geopolítica de una Unión Europea amenazada por el desmembramiento, el extremismo y la desunión. ¿Es casualidad que los británicos se alíen de nuevo con el héroe de los cantones suizos enfrentado a una tiránica Austria imperial, como ya hicieran en los ochenta con la estupenda serie televisiva de Anthony Horowitz? ¿Es una advertencia contra la oleada de extrema derecha que procede nuevamente del área germánica de la Unión? ¿Una declaración a favor del Brexit? ¿O en su contra?

¿Es la manzana de Guillermo Tell la de la discordia de la serpiente bíblica o la del conocimiento de Newton y sus leyes naturales que a todos nos unen? Hoy, el cine de aventuras histórico europeo, desde Rusia a Francia, Italia o el Reino Unido, nos dice mucho sobre un presente convulso y atribulado. Pero, además, quienes tenemos ya una edad no podemos dejar de disfrutar con el retorno de héroes que como D’Artagnan, Montecristo o Guillermo Tell merecen también una segunda oportunidad en un panorama digital de lejanas galaxias, Blancanieves latinas, dragones y mazmorras cada vez más alejado de la verdadera aventura.