Nacho Vigalondo

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Nacho Vigalondo vuelve al cine: "No sé maltratar a nadie en la ficción como me maltrato a mí en la vida real"

El director más inclasificable estrena 'Daniela Forever', una película muy personal sobre el duelo en la que, gracias a una pastilla, un hombre puede revivir en sueños la relación con su novia fallecida.

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Personalísimo director del cine español, Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, Cantabria, 1977) irrumpió en el cine español como rey del underground con una serie de cortos a principios de milenio dirigidos o interpretados por él muy relacionados con el mundo del terror y la ciencia ficción en una versión deliberadamente trash. Junto a la "banda" de guerrilleros cineastas del norte como Borja Crespo o Koldo Serra, el de Cantabria tocó la gloria cuando en 2015 su corto 7:35 de la mañana fue nominado a un Oscar.

Allí veíamos una situación "extraña", o más bien esa "extrañeza" que define su inimitable universo. Una mujer llega a una cafetería a las "7:35 de la mañana" y todo el mundo se mantiene quieto y en silencio como si estuvieran congelados. En la inquietante escena aparece el propio Vigalondo, cineasta y showman, para ponerse a cantar en una pieza que acaba captando con sensibilidad ese momento tan particular del despertar del día, entre una enloquecida esperanza y la ingravidez de lo que aún no ha sido pero se vislumbra.

Después llegarían largometrajes como su debut Los cronocrímenes (2007), sobre un tipo (Karra Elejalde) obsesionado con una joven que es perseguido sin razón aparente por un malvado con la cara llena de vendas y se mete en un bucle temporal. En Extraterrestre (2011), dos jóvenes (Michelle Jenner y Julián Villagrán) se despiertan después de una borrachera sin recordar cómo han acabado juntos y se quedan encerrados en casa porque hay una invasión extraterrestre. Él la quiere, ella no.

Y han pasado más de diez años desde Open Windows (2014), su penúltimo trabajo, en el que Elijah Wood se metía en un lío tremendo con un psicópata de por medio cuando tiene ocasión de espiar a través de su ordenador a su actriz favorita (la estrella porno Sasha Grey) en una reflexión en clave de thriller sobre la privacidad en tiempos digitales. En la última, Colossal (2016), Anne Hathaway encarna a una mujer en rehabilitación de la mala vida fiestera que con su cabeza puede controlar a un monstruo que está destruyendo Seúl.

Más personal que nunca, y cercano a las emociones en un director en el que el ensamblaje narrativo siempre adquiere mucha importancia, Daniela Forever es una reflexión dolorosa sobre el duelo. El protagonista es un treintañero británico-asiático (Henry Golding), expatriado en Madrid. Destrozado por la reciente muerte de su novia en un accidente, un ensayo clínico le ofrece la oportunidad de "revivirla" en sueños, a lo que se volverá adicto (lógicamente).

Pregunta. ¿Sigue sin domarse Nacho Vigalondo y haciendo películas a contracorriente?

Respuesta. Cuando haces las películas que hago yo estás preparado para todo, que guste y que no guste. Todo lo que en el proceso de producción es voluntad y entrega real, se termina al enseñárselo al público, es como lanzar los dados. Mis películas no son producciones en las que hay un comité definiendo la comercialidad antes de que se ruede. Estás tirándote a un vacío, mientras la haces es inevitable, y luego cuando la lanzas, todo son sorpresas. Es una película que también funciona a un nivel muy personal. No hubiera podido hacerla siendo más joven.

"Mis películas no son producciones en las que hay un comité definiendo la comercialidad antes de que se ruede"

P. El duelo se impone como tema. ¿Es como una enfermedad que puede ser mortal?

R. Hablando del duelo, hay experiencias que te generan callo, de alguna manera te preparan con herramientas y resistencia, para cuando te vuelva a pasar. Para el duelo no hay aprendizaje posible, cada uno va a ser igual de devastador que el anterior. Te puede desestabilizar cada vez que vuelve a suceder. Y como resulta que el sufrimiento del duelo es exclusivo de la gente que vivimos bastante te paras a pensar que la gente que se nos va también se van a evitar estos dolores tan terminales. El duelo no tiene solución, no hay atajos para superarlo.

P. ¿El duelo como forma de locura, como suspensión de la realidad?

R. La primera vez que hice terapia por una pérdida devastadora me pusieron una vista con todos los síntomas por los que iba a pasar. Lo que sentía que me decían era: "Te vas a volver loco durante X tiempo". Eso pueden ser meses, años o una década. Te recuperas y el duelo es un pasaporte, como una visa para habitar la locura durante un fragmento de tu vida, con la seguridad, entre comillas, de que vas a volver. Creo que no hay nada que te desequilibre a esa escala.

P. La idea del fantasma se representa en esos sueños del protagonista de una viveza absoluta en los que "recupera" la relación con su novia fallecida. ¿Dónde hay duelo hay fantasmas?

R. Aparecen visiones. Una vez que pasas por allí también entiendes de dónde viene ese mito de los fantasmas. Los fantasmas en la ficción también implican que la posibilidad de duelo se dé en gente que no conocía a la persona fallecida. Un fantasma pueda ser colectivo, cuando todo el mundo puede sentir, oler, a la persona ausente, incluso personas que hayan comprado la casa mucho después de que muriera en ese lugar.

»El síntoma que me llevó a la película fue que cada vez que me despertaba por la mañana volvía a recibir la noticia de esa muerte. El ciclo se volvía a repetir, te despiertas y sabes que la persona ya no está. Hay un microsegundo en el que te despiertas y eres feliz hasta que vuelves a recibir la noticia y te quedas destrozado.

"Cuando haces las películas que hago yo, estás preparado para todo, que guste y que no guste"

P. Como cineasta de imaginación fecunda, ¿siente que puede perderse en esos mundos imaginarios, como le sucede al protagonista?

R. Recuerdo cómo la imaginación actuaba en otro sentido cuando estaba tocando fondo, en las simas de la depresión. A la hora de torturarme con ideas y con imágenes tenía una exquisitez y una creatividad mayor que la mía propia. No sé maltratar a nadie en la ficción con la misma habilidad con la que soy capaz de maltratarme a mí. Es la cara negativa de la imaginación. Cuando atenta contra ti, tiene unas herramientas muy poderosas. Creo que por eso el final de la película para algunas personas es enigmático, mientras que para cualquiera que lo haya pasado es terapéutico.

»Una vez tengo el artefacto de ciencia ficción, la pastilla, la referencia obvia es Matrix. Me monto en mi cabeza mi propio universo y soy un demiurgo en él. Una película más adolescente se parecería a Matrix y el personaje diría "quiero volar" o "quiero saber kung fu". Pero el personaje intenta disfrutar de una ilusión de normalidad y de paz en una relación con la persona que ama.

»Porque llega un momento en el que la paz es con lo que sueñas, porque ser adulto es mucho más complicado de lo que nos dijeron. De niño piensas que cuando seas adulto la paz estará garantizada, pero luego resulta que es mucho más complicado que ser adolescente.

"En el cine español, parece que se busca que la ciudad se estandarice, como los aeropuertos"

P. ¿Por qué una película hablada en inglés con un personaje extranjero en Madrid?

R. Surge porque Henry Golding (el actor protagonista) se interesa por el proyecto y me parece una noticia magnífica, no estaba previsto y lo adopto todo a esta nueva situación. Estamos en el Madrid de una persona que no es madrileño, que está un poco perdido. La calidad de vida de la ciudad es enorme. Pasa también que ves las virtudes de una ciudad cuando la ves a través de los ojos de un extranjero.

»En el cine español, muchas veces parece que se busca que la ciudad no sea muy particular, que se estandarice, como los aeropuertos. Yo quiero que se vea mucho Madrid, desde zonas más céntricas a más periféricas, o el Templo de Debod, que es una de las atracciones turísticas.

P. ¿Al final la conclusión es que hay que dejar ir al fantasma?

R. He visto esa enseñanza en muchas películas. Quiero dar un paso más allá. Las interpretaciones de alguna gente son totalmente distintas a la mía, lo cual no es malo. Me gusta trascender una conclusión esperable. Mil veces, la solución es que el protagonista vuelve a casa feliz porque por fin consigue superarlo. Recurro a la ciencia ficción para tocar una cuestión más profunda o peligrosa. Hay un momento en el que sientes que ese es el destino que te toca. No me he quitado encima el trauma, no estoy completo, no estoy reconstruido, pero aquí me quedo el resto de mi vida y me parece bien.