Vincent Cassel y François Civil, en 'Los tres mosqueteros: Milady'

Vincent Cassel y François Civil, en 'Los tres mosqueteros: Milady'

Cine

El universo aventurero de Alejandro Dumas retoma las riendas de la cartelera

En su segunda entrega de 'Los tres mosqueteros', el director Martin Bourboulon nos arrastra a un torbellino de capas y espadas, persecuciones e intrigas, con un ritmo trepidante.

26 enero, 2024 02:00

Tras un año de espera, los mosqueteros de Alejandro Dumas, en su nueva reencarnación, han vuelto. Rodada prácticamente al mismo tiempo que su predecesora, comparte con ella la envidiable virtud de revitalizar sin complejos el ethos heroico, caballeresco y hasta si se quiere un tanto chovinista de la aventura histórica a la francesa.

Frente a una invasión constante de fantasías adolescentes angloamericanas elevadas al rango de discurso ideológico y moral supuestamente adulto –de Star Wars a los sobreexplotados universos Marvel o DC, pasando por una miríada de variantes igualmente banales–, Martin Bourboulon y los guionistas Alexandre de la Patellière y Matthieu Delaporte, construyen con inteligencia, pasión y sentido del espectáculo una respuesta a esta tan eficaz como admirable.

Un Universo Dumas que no se priva, por supuesto, de poner al día las obras y personajes originales del escritor, pero guardando por ellas un profundo respeto.

Bourboulon ha tomado la decisión de aclarar un tanto la imagen excesivamente oscura y tenebrista de su anterior filme

Los tres mosqueteros: Milady arranca, como no podía ser de otra manera, con un breve resumen de su primera parte, para arrastrarnos pronto a un torbellino de capas y espadas, persecuciones e intrigas, con un ritmo trepidante y fluido. Bourboulon ha tomado la decisión de aclarar un tanto la imagen excesivamente oscura y tenebrista de su anterior filme, jugando con la colorimetría para conseguir unos tonos más luminosos y suaves.

La acción sigue siendo inmersiva, violenta y realista, sin carecer de momentos épicos de clasicismo formal impecable: cabalgadas y panorámicas en grandes planos generales, contra paisajes arrebatadoramente románticos y pictóricos.

Pero no es solo con la estética con lo que juegan Bourbulon y sus guionistas. También lo hacen, y mucho, con las expectativas argumentales preconcebidas por quienes conocemos bien las aventuras de los mosqueteros, tanto literarias como cinematográficas. Es aquí, donde demuestran su habilidad y sutileza.

En Milady, gran parte de la acción se centra en el duelo, metafórico y literal, entre el personaje encarnado por Eva Green con matices de femme fatal gótica, casi decadentista, y el ahora ya más maduro y decidido D’Artagnan, felizmente interpretado por François Civil.

Esta Milady con rostro de Salomé simbolista, digna de Franz von Stuck o Klimt, es, por supuesto, una mujer poderosa, con muchas y graves razones para haberse convertido en quien es: una espía, asesina y seductora al servicio del mejor postor. Partiendo de esta base, el filme introduce elementos que, evitando traicionar el espíritu del personaje de Dumas, lo justifican y suavizan en cierta medida, sin perder nunca su identidad como antiheroína.

Otro tanto demuestran los creadores de esta nueva versión al introducir el personaje del mosquetero negro Aníbal, a cargo de Ralph Amoussou. Lejos de ser un desesperado invento inclusivo, se inspira en el auténtico príncipe africano Aniaba, “ahijado” de Louis XIV.

Que su historia se adelante unas cuantas décadas para adecuarla al guion, es solo un anacronismo que se suma a los muchos acumulados por el propio Alejandro Dumas. Esto es aventura histórica, ficción, y no una lección de Historia.

En definitiva, Los tres mosqueteros: Milady demuestra, por si fuera necesario, que es posible aggiornar de forma coherente e inteligente los clásicos de la aventura épica, viril y militar al zeitgeist del siglo XXI sin por ello caer en el absurdo o insultar la inteligencia del espectador.

Nadie que ame el cine de aventuras podrá dejar de disfrutar con ese momento en el que Bourboulon transforma la toma de La Rochelle en una película bélica de comandos, digna de Robert Aldrich.

Porque ante todo y por encima de todo, las nuevas y remozadas hazañas de los tres mosqueteros, con los lógicos cambios introducidos por sus responsables, siguen siendo aventura en estado puro. Gran aventura de la de verdad, donde, aunque sea tomándose las libertades justas y necesarias, hay al menos un sustrato de historicidad, de realidad, que dota de peso a sus personajes.

No estamos en una galaxia muy, muy lejana, ni en la Tierra Media, Gotham City o Metrópolis, sino en la Europa dividida entre católicos y protestantes. La Europa de Richelieu, Buckingham, los hugonotes y el absolutismo. Saber algo de ella no le vendría mal a los europeos del nuevo milenio.

Bourboulon, sus guionistas y sus mosqueteros, todos ellos pertenecientes a largas estirpes del cine francés, parecen dispuestos a proseguir con el Universo Dumas. Con nuevas peripecias de sus muchos héroes, de D’Artagnan a Montecristo, en formato cine y serie, para la gran pantalla y para las plataformas.

Ojalá la fuerza (con minúscula) les acompañe y sean capaces de arrebatar a superhéroes, elfos y guerreras espaciales empoderadas su público cautivo. No será un empeño fácil. 

Los tres mosqueteros: Milady

Dirección: Martin Bourboulon. GUION: Matthieu Delaporte, Alexandre de la Patellière. INTÉRPRETES: François Civil, Eva Green, Vincent Cassel, Romain Duris, Pio Marmaï. AÑO: 2023. ESTRENO: 26 de enero