Giacomo Abbruzzese. Foto: Manuele Geromini y Laura Villa Varoncelli

Giacomo Abbruzzese. Foto: Manuele Geromini y Laura Villa Varoncelli

Cine

Giacomo Abbruzzese estrena 'Disco Boy': “Hacer 'Rambo' hubiese sido ridículo”

Premiada en el Festival de Berlín, el filme es un relato alucinado sobre un mercenario traumatizado en las selvas del Níger. Su director habla de este viaje interior (y exterior) en el que conviven dos narrativas.

27 diciembre, 2023 01:49

El verdadero nombre del director francés Leos Carax es Alex Dupont. El italiano Giacomo Abbruzzese (Tarento, 1983) lo desconocía cuando escribió el guion de su ópera prima Disco Boy.

Lo había elegido como la nueva identidad que su protagonista, un emigrante ilegal bielorruso, adoptaría al término de sus cinco años de servicio en la Legión Extranjera Francesa, una vez ganado el pasaporte con la sangre derramada. Esta coincidencia es una de las muchas que le han ido sorprendiendo durante la gestación de una película en la que ha invertido una década.

Durante la búsqueda de financiación, varios inversores potenciales compararon su alucinado cuento de catarsis y fantasmas con el drama bélico Buen trabajo (1999), donde Claire Denis explora el homoerotismo en el claustrofóbico microcosmos de un puesto fronterizo en África oriental.

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El cineasta italiano desconocía este título: “Cuando la vi, dos años antes de rodar la mía, me sorprendió la cantidad de conexiones poéticas que compartíamos. En concreto, la idea de ligar la danza al cuerpo de un soldado”. Los lenguajes del movimiento puntean este relato alucinado sobre un mercenario traumatizado en las selvas del Delta del Níger y redimido en un club de París.

En la película conviven dos narrativas paralelas que no confluyen hasta la mitad del metraje, la del legionario interpretado por Franz Rogowski y un ecoterrorista nigeriano al que da vida el actor maliense Morr N’Diaye. Su decisión halló múltiples resistencias entre los productores, que le instaban a realizar montajes alternos, pero Abbruzzese ha rehuido toda estandarización.

Dignidad emocional

En los filmes de guerra el otro existe solo por un minuto, como víctima o como enemigo, no plenamente, con su propia historia y dignidad emocional”, reprochaba el realizador durante la pasada Berlinale, donde Disco Boy se alzó con el Oso de Plata a la Mejor Contribución Artística. El galardón es un reconocimiento a esa discordancia con las convenciones, donde la fotografía y la música electrónica propician una experiencia visual y sonora inmersiva.

“En el guion estaba apuntada la idea de rodar el combate entre los protagonistas con cámara térmica. Plantear esta película para hacer Rambo era ridículo, por eso decidí hacerla más abstracta. Esta lucha es como una danza y las habilidades de Franz como bailarín transformaron la secuencia en una coreografía”, desarrolla el guionista y director. Lo visual está al servicio del viaje interior del protagonista, que llega a su culmen en un tercer acto espiritual.

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Hay mucha porosidad entre las localizaciones. Los rangos de temperatura que registra la óptica infrarroja, por ejemplo, conectan con la paleta cromática de las luces de la discoteca. De la misma forma que incluimos plantas tropicales en un parque para invocar la selva”, dice Abbruzzese, quien encargó la banda sonora al DJ y productor francés Vitalic, al que le solicitó dotar de un poso lírico y melancólico a su estilo distintivo, donde el electroclash convive con el hard-techno.