Robert Eggers durante el rodaje de 'El hombre del Norte'. Foto: Aidan Monaghan / Focus Features, llc

Robert Eggers durante el rodaje de 'El hombre del Norte'. Foto: Aidan Monaghan / Focus Features, llc

Cine

Robert Eggers, vértigo ante la epopeya vikinga

Autor de un cine austero, atrevido y riguroso en 'La bruja' y 'El faro', el director estadounidense se la juega con 'El hombre del norte', una superproducción de aventuras de 90 millones de dólares sobre vikingos con Nicole Kidman, Ethan Hawke y Alexander Skarsgard.

22 abril, 2022 03:13

En la imagen, tras la mascarilla y la gorra, se esconde Robert Eggers (Vancouver, 1983), un talentoso treintañero en el momento más trascendental de su carrera como cineasta. Parece que entre las manos lleva un monitor, pero lo importante es la carga que sostiene sobre sus hombros: 90 millones de dólares de presupuesto para una película de vikingos plagada de secuencias de acción y de estrellas de Hollywood (Alexander Skarsgard, Anya Taylor-Joy, Ethan Hawke, Nicole Kidman, Willem Dafoe…). Si la película triunfa, Eggers obtendrá un preciado estatus en el inclemente mundo del cine. Si no es así, quién sabe si se convertirá en el nuevo Michael Cimino.

El cineasta no hizo concesiones al mercado en sus dos primeras películas, La bruja (2015) y El faro (2019), demostrando ser un autor tan atrevido y ambicioso como riguroso. No en vano, si le preguntan por sus referentes cinematográficos, enarbola la bandera de Bergman y Tarkovsky. No parece, por tanto, el típico director por el que se pelean los prebostes de Hollywood. Pero, felizmente, alguno picó el anzuelo con El hombre del norte.

En La bruja, debut con resonancias del folk horror, narraba la descomposición de una familia de colonos en la Nueva Inglaterra del siglo XVII, sometida a la asfixiante opresión del puritanismo, a la miseria de la tierra que cultivan y a la acción de fuerzas malignas. Alérgica a cualquier efectismo, la película lo apostaba todo a la elaboración de una atmósfera malsana, a través de un realismo en el que lo cotidiano y lo sobrenatural conviven sin solución de continuidad.

Alexander Skarsgard interpreta al príncipe nórdico Amleth, que busca vengar la muerte de su padre

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En El faro, Eggers iba todavía más lejos en lo formal: formato casi cuadrado, 35 mm, blanco y negro, lentes de los años 30... La historia, con unos sobresalientes Robert Pattinson y Willem Dafoe, era una mezcla de thriller psicológico, fantasía lovecraftiana y relato mitológico sobre la convivencia entre dos fareros, un aprendiz y un veterano, aislados en una isla remota de Nueva Inglaterra en el siglo XIX.

Detallismo y precisión

Tanto estos dos filmes como El hombre del norte, que se estrena mundialmente este viernes, emparentan a Eggers –diseñador de producción en teatro y cine antes de director– con otro maestro del séptimo arte como Stanley Kubrick, en el detallismo y la precisión de la puesta en escena. Todos los decorados que aparecen en La bruja o en su nuevo filme, ambientado a finales del siglo I en Islandia, se construyeron con los materiales y las técnicas de sus respectivas épocas. Para su segunda película, levantó un faro de más de 20 metros de altura. Además, estructuró la acción a partir de un manual de instrucciones para fareros de 1881 y elaboró el lenguaje de los personajes recurriendo a Melville y Stevenson y a través de los dialectos de granjeros y marineros capturados fonéticamente por la escritora Sarah Orne Jewett en el siglo XIX. En La bruja, los diálogos parten de una profunda documentación sobre la estructura gramatical y el vocabulario de los colonos.

En El hombre del norte, inspirada en el cuento vikingo en el que se basó Shakespeare para Hamlet, el director escribió el guion con el escritor y poeta islandés Sjón y contó con todo un escuadrón de historiadores y expertos en el tema para elaborar la aventura más realista posible. En los rodajes Eggers es igual de metódico y ha desarrollado una problemática fama de perfeccionista. Se guía por story-boards que sigue con fervor milimétrico, hasta el punto de repetir escenas hasta la saciedad si algo no funciona.

Entre sus excentricidades, obligar a Skarsgard a llevar las mismas botas de cuero durante los 87 días de filmación de su último filme. “Me he pasado la vida preguntándome, ¿alguna vez me sentiré como si estuviera en el rodaje de Apocalypse Now?”, comentaba el actor Ethan Hawke a The New Yorker. “Robert tiene las pelotas y la arrogancia para decir: ‘quiero hacer una obra maestra’. Voy a escribir una película sobre vikingos con un poeta islandés, y voy a coreografiar las escenas de una manera que no se ha probado antes. Para mí, solo ver algo así ya merece la pena”.

En definitiva, Eggers y su epopeya vikinga, con erupciones volcánicas y visiones místicas, se juegan el tipo a partir de este viernes. Algo tiene de su parte: incluso yendo a contracorriente, sus películas siempre han sido cautivadores entretenimientos.