Louis Garrel durante el rodaje del filme

Louis Garrel durante el rodaje del filme

Cine

Louis Garrel: “La nueva generación está acelerando los cambios”

'Un pequeño plan… Cómo salvar el planeta', la tercera película como director del actor francés, es una fábula en clave sarcástica sobre el cambio climático 

22 abril, 2022 15:59

Una pareja de treintañeros burgueses se queda atónita cuando descubre que su hijo de unos trece años ha vendido varios objetos familiares para financiar un proyecto ultrasecreto. En plena emergencia climática mundial, como explica el actor y director Louis Garrel (París, 1983) son los más jóvenes como la insigne Greta Thunberg quienes están alzando la voz para prevenir la catástrofe. Protagonizada por el propio Garrel y su esposa en la vida real, Laetitia Casta, Un pequeño plan… Cómo salvar el planeta, nos propone en clave sarcástica una deliciosa fábula sobre el desastre ecológico en el que vivimos y la irresponsabilidad de unos adultos que no se toman en serio el problema.

Actor sobresaliente de la escena francesa gracias a películas como Los amantes regulares (2005) o Los celos (2013), dirigidas ambas por su propio padre Philippe, o sus colaboraciones con cineastas como Cristophe Honoré en Mi madre (2003) o Dans Paris (2006), Garrel debutó detrás de la cámara con Los dos amigos (2015). En esta ocasión, el actor y director ha vuelto a trabajar con el guionista Jean-Claude Carrière, colaborador habitual de Luis Buñuel en su última etapa, después de otra pequeña joya conjunta como Un hombre fiel. Carrière falleció en febrero del año pasado, por lo que la película queda como testimonio del genio del escritor cinematográfico, quien supo predecir el fenómeno Thunberg antes de que sucediera

Pregunta. ¿Cómo surgió esta nueva colaboración Jean-Claude Carrière?

Respuesta. Era mi ídolo cuantía trece o catorce años. Después de escribir juntos Un hombre fiel nos hicimos amigos y comenzamos vernos con frecuencia. Era alguien que no solo tenía un conocimiento profundo del cine, también una vasta cultura, lo cual para un guionista es un bagaje extraordinario. Fue él quien me propuso comenzar a trabajar en esta historia y, cuando me la planteó, me quedé confuso porque me pareció una idea muy loca que los niños se movilicen por el planeta. Insistió mucho en que era algo que sucedería y después cuando apareció Greta Thunberg me llevé una gran sorpresa. Fue entonces cuando comenzamos a trabajar en serio. Siempre me decía que colaborar conmigo le recordaba a trabajar con Pierre Etaix, con el que hizo su primera película (Mientras haya salud, 1966). Etaix también había trabajado como actor antes de dirigir. La gran pasión de Carrière siempre fue la comedia slapstick y eso hacía que cuando escribiéramos representáramos las escenas para ver si funcionaban. Él quería que fuera una película ligera, con un punto sarcástico, un poco angustiosa y también rara. Sostenía que era necesario superar una visión terrible para meter optimismo en este asunto.

P. La catástrofe medioambiental se mezcla con un “drama familiar”. ¿Los hijos siempre acaban sorprendiendo?

R. Lo que vemos es cómo una mujer comienza a tener más admiración por su hijo que por su marido. Un adolescente de 13 o 14 años, se convierte en un ser más libre y también más imaginativo. La película trata un momento histórico como el actual en el que se produce un enorme choque generacional. Respecto a la cuestión ecologista, yo mismo vivo bastante al margen y por eso he creado un personaje que es un cretino. De alguna manera casi todos nos comportamos como él. Vemos todos esos puntos de vista.

Louis Garrel y Laetitia Casta en el filme

Louis Garrel y Laetitia Casta en el filme

P. ¿Con los años perdemos la ambición?

R. Lo que es seguro es que a esos 13 o 14 años tenemos una capacidad para la imaginación más desarrollada que nunca. No vemos los límites de lo real y eso tiene una parte fantástica. Después, lo material pesa mucho más y perdemos de alguna manera esas “grandes esperanzas” de la juventud. Vemos que estos jóvenes tienen puntos de vista completamente nuevos en muchos temas como la sexualidad, el racismo o el género, están cambiando nuestra idea del masculino/femenino. Los cambios se están acelerando.

P. ¿Esta nueva generación convierte a los “jóvenes adultos” como usted en viejos antes de tiempo?

R. Lo peor que podemos hacer es pensar que constituyen un peligro porque las personas solemos temer los cambios, por naturaleza somos miedosos. Corremos el riesgo de ser reaccionarios. Creo que mi generación de alguna manera era mimética con la precedente, existía una gran admiración por la generación del 68. Incluso el propio estilo cinematográfico ha estado muy influido por eso. De alguna manera siento que hemos tratado de reproducir un momento que ya ha existido. Yo mismo hice una película sobre esa revuelta (Soñadores, Bernardo Bertolucci, 2003). Creo que los jóvenes actuales ya no sienten ese peso y son como una página en blanco, pueden ser mucho más libres.

P. ¿Le preocupaba que pareciera que banalizaba el problema climático con el tono ligero del filme?

R. Al contrario, creo que con el humor somos mucho más eficaces. Jean-Claude siempre decía que cuando haces reír puedes abrir todas las puertas del espectador, no solo la puerta de la conciencia, también impactar de una manera afectiva, por ejemplo. Ese es un principio básico de la “commedia dell’arte” por el cual podemos hacer sátira social y procurar placer. El humor es esa llave que nos permite abrir esas puertas. Siempre es muy difícil hacer una película sobre un tema tan “grande” como el cambio climático. Lo que menos queríamos era que fuera una lección moral y tuviera un tono pedagógico

P. ¿Después de tres películas como director tiene pensado dejar de actuar para ponerse detrás de la cámara?

R. ¡No tengo ninguna intención de dejar de ser actor! Es una profesión que me sigue fascinando. Cuando comencé me gustaban mucho los personajes autobiográficos y que se parecieran a mí, me gustaba trabajar desde mi propio ser. Ahora cada vez me gusta más interpretar a personas que no se parecen en nada a mí y construir los personajes. Acabo de hacer por ejemplo de legionario que se va a Mali y ha sido una experiencia fantástica. De alguna manera estoy introduciendo lo teatral en mi forma de actuar, antes pensaba que eso no era cinematográfico, pero he cambiado de idea.