Image: Rodad, rodad, malditos

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Cine

Rodad, rodad, malditos

26 diciembre, 2014 01:00

Mia Farrow, tras una sesión de sexo demoníaco en La semilla del diablo

Jesús Palacios se adentra en el Hollywood maldito (Valdemar, 2014) para desgranar los extraños sucesos que han acontecido en la producción de películas fantásticas como La semilla del diablo o Poltergeist

El crítico de cine Jesús Palacios ejerce de medium audiovisual en El Cultural para una especial sesión de espiritismo cinematográfico. A través de su proyector mágiko (con la k del célebre mago Alistair Crowley), invocamos a las fuerzas ocultas que se han manifestado en la producción de ciertas películas y han afectado a parte de su equipo. Curiosamente, estos escalofriantes incidentes, que van desde asesinatos a sincronías espeluznantes, se producen en torno a aquellos filmes que osan traspasar los límites del mundo sensible en sus imágenes e historias: Nosferatu, el vampiro, La semilla del Diablo, El exorcista, la saga Poltergeist, Superman, El Cuervo... Películas que, de un modo u otro, han estado unidas a la fatalidad y que Palacios desgrana al detalle en su libro Hollywood maldito (Valdemar, 2014). De su mano nos adentramos en lo desconocido...

Albin Grau, el proselitista del Ocultismo

Una imagen de Nosferatu, el vampiro

Nosferatu, el vampiro (1922) de F. W. Mornau es un clásico indiscutible del cine pero además es la primera película maldita de la historia. Y no por las condiciones a las que sometió el director alemán al equipo, con peligrosos rodajes en alta mar y a gran altitud en los Cárpatos (que milagrosamente acabaron sin víctimas que lamentar), sino por la participación de un personaje oscuro relacionado con el mundo del Ocultismo, Albin Grau. "Grau era el productor y director artístico de la película y pensaba que el cine podía ser un instrumento de difusión y proselitismo para llevar el Ocultismo a las masas", comenta Palacios. Por ello introdujo numerosas ideas esotéricas en la película relacionadas con elementos de la puesta en escena y el tratamiento de la luz y la sombra y, de hecho, manifestó de manera explícita sus intenciones en la publicidad de la misma y en declaraciones a diversos diarios. ¿Influyó todo este magma ocultista en que Nosferatu se convirtiera en una película maldita? Lo cierto es que a punto estuvo de ser erradicada de la faz de la tierra. Florence Stoker, la viuda de Bram Stoker, denunció a Prana Films, la productora con la que Grau pretendía popularizar sus oscuras creencias, por haber plagiado Drácula, la obra cumbre de su marido. Los tribunales alemanes fallaron a favor del demandante y condenaron a la productora a destruir todas las copias. Afortunadamente algunas sobrevivieron y hoy podemos disfrutar de la película.

La mala suerte de Polanski

El 8 de agosto de 1969, un año después del estreno de La semilla del Diablo de Roman Polanski, cuatro miembros de la ‘Familia' de Charles Manson irrumpían en el 10050 de Cielo Drive y asesinaban a Sharon Tate, la mujer del director polaco (ambos en la imagen de la izquierda), y a otras cuatro personas. Para hacerlo todo más truculento, la bella actriz, que había conocido a su marido durante el rodaje de El baile de los vampiros, estaba embarazada de ocho meses, lo que para muchos, sobre todo para la prensa sensacionalista, conectaba el asesinato con la película protagonizada por Mia Farrow. La semilla del diablo narra la historia de una mujer encinta que comienza a pensar que algo satánico puede estar ocurriendo a su alrededor. "La película fue fundamental para el género porque reconvirtió las tradicionales historias góticas de terror en el moderno terror urbano, imbricando elementos como el satanismo, las sectas y el clásico esquema de mujer indefensa acosada por fuerzas desconocidas en un ambiente cotidiano, realista y contemporáneo", explica Palacios.

Las investigaciones oficiales demostraron que Manson no estaba relacionado con el Satanismo y que no tenía ninguna cuita pendiente con el director polaco. Pero, cuanto menos, el embarazo de Tate y el del personaje de Mia Farrow, crea un sincronismo entre la realidad y la ficción que produce escalofríos y ha generado a lo largo del tiempo multitud de teorías conspiranoicas. Sin embargo ciertos acontecimientos relacionados con la película hacían planear la sombra de la tragedia. Krzystof Komeda, compositor habitual de la música para Polanski, falleció poco después del estreno a consecuencia de una caída accidental durante una fiesta. William Castle, productor de la cinta, empezó a tener ciertos problemas de salud e, incluso, el perro que el director le regaló a su mujer murió atropellado... Otro casualidad inquietante está relacionada con el hecho de que John Lennon, miembro fundacional de los Beatles (por otra parte, el grupo con el que estaba obsesionado Manson) fuera asesinado cuando se disponía a entrar en el Hotel Dakota, que había servido a Polanski para el exterior del edificio al que se muda el matrimonio protagonista de La semilla del Diablo.

El exorcista, basado en hechos reales

Imagen de El exorcista

Los sucesos acaecidos durante el rodaje de El exorcista (William Friedkin, 1973) pronto hicieron correr el rumor de que la película estaba bajo el influjo de una maldición. Un incendio inesperado destruyó por completo el decorado, el hermano de Max Von Sydow murió de manera repentina en Suecia, el hijo de Jason Miller (el atormentado padre Karras) fue atropellado por un motorista que le dejó gravemente herido y se dio a la fuga, el actor Jack MacGowran murió apenas unas semanas después de haber filmado una escena en la que le asesinaban, un carpintero se amputó un pulgar y un electricista perdió un dedo del pie, en el rodaje en Irak más de 10 personas cayeron enfermas a causa de la disentería, el abuelo de Linda Blair (la niña poseída) también falleció, la esposa del asistente de cámara tuvo un hijo que murió al poco tiempo, el hombre que refrigeraba el set pasó a mejor vida durante el rodaje, el conserje que cuidaba el edifico fue asesinado a tiros... Presos del pánico, el equipo llegó a organizar un exorcismo express del plató para ver si se ponía fin a la mala suerte que arrastraban.

El carrusel de desgracias aumentó la fama de una película que arrasó en taquilla y que logró además grandes críticas. Gracias a ella, las superproducciones regresaron de nuevo a Hollywood, que haría depender cada vez más el éxito de aspectos como la inversión en dinero, efectos especiales y espectacularidad, llevando los géneros clásicos de la serie B a la gran industria. Un elemento clave, que marcó distancia con respecto a Nosferatu, el vampiro y La semilla del diablo, fue presentar la película como basada en hechos reales. "Por este motivo era mucho más terrorífica y socialmente impactante", explica el crítico. "De repente, ya no se trataba de adaptar novelas o ficciones de autores de terror y fantasía, o de guiones basados en personajes folclóricos como vampiros, licántropos o brujas, sino de mostrar que lo paranormal, sobrenatural e incluso demoníaco existía y actuaba en el mundo moderno. Que era real y podía pasar al lado de tu casa".

Poltergeist, la saga maldita por excelencia

La pequeña Heather O'Rourke en una imagen de Poltergeist

Frente al inmenso número de desgracias acaecidas durante el rodaje de El exorcista, la fatalidad en torno a la saga Poltergeist se acota a cuatro de sus actores principales. La primera víctima de la maldición fue Dominick Dunne que interpretaba a la hija adolescente de la familia protagonista. La actriz era ya un rostro conocido de la televisión antes de participar en la primera entrega de la saga, cuya éxito la ponía en la senda de la fama. Pero el 30 de octubre de 1982 todo se truncó para la joven de 22 años. Dominick moría asesinada a manos de su ex pareja. La siguiente víctima sería el veterano actor Julian Beck, creador de la famosa compañía Living Theater, quien interpretaba al reverendo Kane en Poltergeist II: El otro lado (Brian Gibson, 1986). Lamentablemente no pudo finalizar su trabajo en la cinta al complicarse el cáncer de estómago que padecía. Dos años después la maldición se cobraba una nueva alma. El actor nativo americano Will Sampson, famoso por su papel en Alguién voló sobre el nido del cuco (Milos Forman, 1975), moría a consecuencia de unas complicaciones en una operación de corazón y pulmón.

Sin embargo, todavía quedaba una última tragedia por acontecer: el fallecimiento de la estrella infantil y protagonista de la saga Heather O´Rourke tras el rodaje de Poltergeist III (Gary Sherman, 1988). La joven de 12 años pasaba a mejor vida a consecuencia de una estenosis congénita del intestino que derivó en un shock séptico al ser confundida la dolencia con la enfermedad de Chron. A quién no le afectó la maldición fue a su máximo artífice, Steven Spielberg. "No solo salió ileso, sino, como siempre, más enriquecido y poderoso", opina Palacios. "Todo el mundo considera la primera película como obra de Spielberg, en lugar de como obra de su director nominal, Tobe Hooper".

El digital mató a las pelis malditas

Jesus Palacios: "He llegado a la conclusión, tras escribir el libro, de que las películas malditas no se hacen, sino que nacen. Ahora, se intentan hacer ya directamente 'malditas', como si fueran historias reales y se tratara de documentales, cine directo o metraje encontrado, al estilo Bruja de Blair, Paranormal Activity y demás... Y yo creo que eso, precisamente, neutraliza su propia naturaleza. No se puede ser maldito a propósito".