Image: Las conmovedoras flores vascas

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Cine

Las conmovedoras flores vascas

23 septiembre, 2014 02:00

Fotograma de Loreak

Por lo visto Loreak es la primera película hablada íntegramente en euskera que se proyecta en sección oficial en San Sebastián. Desde luego, se lo han tomado con calma pero en cualquier caso la espera ha valido la pena. Dirigida por Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, es un filme "pequeño" y bello, una película que trata sobre sentimientos profundos del alma como la soledad, la necesidad de afecto, el sentirse "invisible" o la brutalidad de la rutina con delicadeza y talento. Cuenta la historia de varias mujeres, una recibe flores todas las semanas de un misterioso remitente, otra afronta el duelo de su marido y una tercera de su hijo. Loreak nos cuenta los hilos que conectan a estas tres protagonistas en una película muy bien dialogada porque debemos adivinar los sentimientos detrás de las palabras y los gestos como sucede en la vida real. A veces la película peca de pequeñez y en sus momentos menos inspirados parece un telefilme pero en seguida vuelve a alzar el vuelo y nos sentimos conmovidos por los desvelos internos de unas mujeres de clase obrera que luchan en la vida sin mayores armas que su propio coraje.

Brillan las actrices, Itziar Aizpuru como Tere, una madre con visos de histeria que no es capaz de poner el amor por su hijo por encima del odio que siente por su nuera; Itziar Ituño es Lourdes, una de esas mujeres vascas de armas tomar cuya fortaleza a veces se torna en insolencia (existen, las conozco, y son duras de pelar, Euskadi es un matriarcado para lo bueno y para lo malo) y Nagore Aranburu es Ane, el personaje más complejo y mejor interpretado, una mujer de ojos tristes y grandes que expresa a base de miradas un tormento abisal y al mismo tiempo muy reconocible. Loreak es un filme de sentimientos a media voz, de secretos que nunca acabamos de desentrañar y de anhelos no expresados. Hay buen cine en muchas de sus imágenes y la metáfora de las flores, esas flores que todos necesitamos de vez en cuando para seguir sintiéndonos vivos, funciona con inusitada fuerza dramática. Después de La isla mínima y Autómata, hay que comenzar a creer a Rebordinos cuando dice que la cosecha del cine español de este año es espléndida.

El chileno Christian Jiménez ha proyectado La voz en off, una película con aire a filme de Woody Allen que parte de una premisa muy similar a Hannah y sus hermanas o aquella Interiores cuando un padre de familia decide abandonar a su esposa en el otoño de la vida para espanto de sus dos hijas. Retrato de personajes que no han alcanzado la madurez a sus treintaypico años La voz en off nos presenta una galería de seres que deambulan perdidos en un poblado de la campiña chilena y que aún no han comprendido que los cuentos de hadas solo existen en los libros infantiles. La voz en off es una película simpática que resulta agradable de ver, tiene una buena construcción de personajes y una trama sólida. El problema es que tenemos la sensación de que ya la hemos visto.