Image: Sencillez y sobriedad con Pasolini

Image: Sencillez y sobriedad con Pasolini

Cine

Sencillez y sobriedad con Pasolini

El Festival de Venecia proyecta la última película de Abel Ferrara, Pasolini, en la que reconstruye las últimas horas de la vida del cineasta Pier Paolo Pasolini

4 septiembre, 2014 02:00

Fotograma de Pasolini con Williem Dafoe

"Todos estamos en peligro". Fueron las premonitorias palabras de Pier Paolo Pasolini en una entrevista a La Stampa sólo unas horas antes de ser asesinado. Abel Ferrara reconstruye sus últimos pasos en un filme protagonizado por Willem Dafoe que ha sorprendido en Venecia por su sobriedad. "Nunca dije saber quién mató a Pasolini", ha asegurado hoy en el Lido el director neoyorquino. "La idea era centrarnos en su trabajo, en sus películas, en su pasión y en su compasión", dijo sobre el director, novelista, poeta y ensayista italiano.

Unas declaraciones previas malentendidas y el habitual talante provocador de Ferrara hacían esperar un enfoque más en la línea del asesinato político, con el que tanto se ha especulado desde que Pasolini apareció muerto, su cuerpo molido a palos, en la playa romana de Ostia, un 2 de noviembre de 1975. Pero Ferrara le quita retórica al asunto y se circunscribe a la historia conocida: así la cinta narra como el director de Teorema o El evangelio según san Mateo llegó a la playa con el joven chapero Giuseppe Pelosi, y en plena faena sexual fue atacado por un grupo de homófobos que pasaban por ahí.

Antes de llegar a ese extremo, el relato de Ferrara desvela algunas claves del pensamiento del también poeta e intelectual italiano: su reivindicación del derecho y el placer de la provocación, su aversión hacia la hipocresía burguesa, su denuncia del hedonismo consumista. Y también de su rutina: los viajes, la convivencia con su adorada madre y sus amigos, sus paseos nocturnos por los barrios marginales en busca de muchachos que saciaran su apetito sexual. Y lo hace combinando el recuento de esas últimas horas de vida con la recreación onírica de lo que rondaba en su cabeza y en su máquina de escribir: la novela inconclusa Petróleo y un proyecto para su siguiente película.

Nada en Pasolini resultaba cómodo. Ferrara recordaba este jueves en Venecia que su testamento cinematográfico, la controvertida Saló o los 120 días de Sodoma, no llegó a ser distribuida en Italia y los negativos fueron quemados. "Este país intentó destruirle", ha asegurado. "Pero Pasolini creía en la fuerza de su propia personalidad", ha añadido. "No hay que olvidar que es un hombre que viene del mundo de preguerra y que convivió con los fascistas. Él vivía en Saló cada día". "Todo lo que hacía Pasolini era objeto de fuertes críticas", ha puntualizado a su lado el actor Ninetto Davoli, persona muy cercana al maestro italiano y habitual en su filmografía, que también tiene un papel en la película de Ferrara.

"Lo llevaron más de 30 veces a los tribunales -la más sonada, por pedofilia-, pero nada le detuvo. El siempre siguió sus ideas, como un caballo de carreras, nadie podía apartarle de eso", afirmó. Willem Dafoe, en un discreto segundo plano, explicó el método que siguió para trabajar el papel. "No me he sentido como un actor que interpreta, sino que he tratado de habitar los pensamientos de Pasolini. No me separo a mí mismo de la película. Sentí la responsabilidad de mantener un diálogo íntimo y muy personal con las cosas que le preocupaban a él", desgranó. El otro protagonista del día hoy en el Lido ha sido el director de Gremlins, Joe Dante, que ha desengrasado un poco los ánimos del festival con Burying de ex, una comedia romántica de horror que ha provocado carcajadas durante la proyección, fuera de concurso. Un veinteañero (Anton Yelchin) que trabaja en una tienda de artículos de horror pierde a su novia (Ashley Greene) en un accidente cuando estaba a punto de dejarla, pero ella vuelve convertida en zombi dispuesta a hacer verdad la promesa que se hicieron de estar juntos para siempre.

Por último, en la sección oficial, ha dejado buen sabor de boca la china Red Amnesia, de Wang Xiaoshuai, que combina el drama cotidiano con elementos de misterio. Es la historia de una viuda obstinada que se pasa el día cuidando de sus ya crecidos hijos, incluso en contra de la voluntad de éstos. Su rutina se ve alterada cuando empieza a recibir unas inquietantes llamadas anónimas.