Image: Pablo Trapero

Image: Pablo Trapero

Cine

Pablo Trapero

"Intento convertir lo cotidiano en una auténtica aventura"

24 septiembre, 2010 02:00

El director argentino Pablo Trapero.

Arrasó en el Festival de Cannes y en San Sebastián, donde fue proyectada esta semana. Tras la espléndida Leonera, Carancho, que se estrena hoy, confirma a Pablo Trapero como uno de los cineastas jóvenes más prometedores del mundo. Dos monumentales Ricardo Darín y Martina Glucsman dan vida a una muy peculiar pareja en la que ella es médico y él un abogado de dudosa ética que se dedica a defender a víctimas de accidentes de tráfico ante las aseguradoras. El director habla con el Cultural sobre su forma de entender el realismo.

Es impresionante asistir a cómo, película tras película, Ricardo Darín se convierte en uno de los mejores actores de la historia del cine. Si el año pasado el Festival de San Sebastián era testigo de la conmovedora belleza y profundidad de El secreto de sus ojos, este 2010 Darín ha deslumbrado con Carancho, en la que da vida con apabullante convicción a uno de los personajes más complejos y mejor escritos de su filmografía, Sosa, un abogado carroñero que debido a sus sucios manejos con los conductores de ambulancias aparece en cuanto hay un accidente.

A partir de este detritus de la sociedad, de este personaje antipático al que Darín dota de una inolvidable humanidad, Trapero elabora un filme que deja al espectador asombrado ante su sabiduría para la puesta en escena, la construcción de tramas y la creación de personajes complejos y tridimensionales, algo que pocos cineastas logran hacer en las dos horas (escasas) que dura la película.

No sólo Darín

Tal y como sucediera con la inolvidable Julia de Leonera, Martina Glucsman (mujer del director) convierte a Luján, su personaje, en una descarnada muestra de los sentimientos e impulsos más íntimos de una mujer al límite que recuerda aquellos extraordinarios personajes femeninos que construyó John Casvettes para Gena Rowlands. Esa mujer inestable se enamorará del peor hombre posible, todo ello entre accidente y accidente de tráfico, rodados con una violencia que deja en el espectador la impresión de haber asistido a un montaña rusa de emociones tan agotadora como inteligente.

-Es llamativo que tanto Leonera como Carancho sean dos propuestas visuales muy rotundas y definidas y, al mismo tiempo, tan distintas.
-Cada película implica una investigación y un nuevo aprendizaje. Trabajamos mucho la imagen que necesita la historia. En este caso, venía marcada porque hay muchas escenas de noche y muchos exteriores. Nos movimos en dos escalas muy claras. Por una parte, los planos generales para que se entendiera qué está pasando. Por la otra, quería que la cámara estuviera muy cerca de los protagonistas, por eso hay muchos planos cortos de sus rostros.

-Los accidentes también marcan un tono muy concreto. Sin duda, el referente más inmediato es Crash, de Cronenberg. ¿La tuvo en cuenta?
-Vi la película pero creo que el enfoque es muy distinto. En Crash los accidentes se ruedan desde fuera. En mi película, están rodados dentro del coche. Quería que el espectador lo sintiera en sus propias carnes. Además, Crash, habla de otra cosa, hay una visión fetichista. Yo quería contar una historia de amor. Carancho trata sobre el vínculo entre Luján y Sosa. Quería narrar este contraste, cómo se van acercando, lo que representa conocerse... Los accidentes no son el centro.

Viaje a la verdad
-Son personajes complicados. Es fácil sentir distancia e incluso odio por sus acciones.
-Es muy complicado aceptar lo que hacen. Lo que conmueve de esta historia es ver a este hombre, que es alguien que se ha equivocado mucho y que quiere mejorar. Hay un proceso de redención que posibilita que uno se sienta mas cerca de ese rufián. Lo que sucede en el filme es que, cuando se conocen, comienzan a estar mejor.

-El debate ético está presente todo el rato.
-Hay una pregunta fundamental y es en qué instante pierdes la integridad. Sosa hubo un momento en que la perdió. El desafío era mostrar la humanidad de esa inhumanidad, ver cómo dentro de ese horror hay zonas de sombra, matices. Mi gran sorpresa ha sido comprobar que la gente se involucra mucho en la película, la vive de una forma muy cercana.

Carancho no sólo ha sido un éxito histórico de taquilla y crítica en Argentina. También ha provocado que el idioma añada una nueva palabra, o un nuevo significado para la misma. Un "carancho" es un animal que vive de comer carne muerta, como un buitre. Sin embargo, como explica Trapero, "es un animal bello y por eso escogí esta palabra para referirme a la profesión de estos abogados. El término ha tenido tanto éxito que en mi país, también a raíz de la película, se está preparando una ley "anticarancho".

Ambigüedad y seguros
-El ambiente de los seguros puede parecer, a priori, monótono y burocrático. Descubrimos todo un submundo.
-Los seguros tienen una zona de ambigüedad. Todos lo hemos vivido con el nuestro del coche, siempre hay una interpretación que se presta a confusión. Hay todo un universo de gente que se dedica a estafar a las aseguradoras o a trabajar para que éstas evadan sus responsabilidades. Eso genera mucha tensión y pasa en todas partes. En Estados Unidos, a los "caranchos" los llaman "ambulance chaser", perseguidores de ambulancias.

-Desde luego, lo que queda claro es que el tráfico en Argentina es infernal.
-Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte del país, por delante del Sida o las drogas. Todos los años, mueren 10.000 personas por este motivo, más de veinte al día. Y eso que las cifras han bajado porque por lo menos ahora se habla y se discute sobre el asunto. Antes era como de tontos hasta ponerse el cinturón de seguridad.

-Su forma de abordar el realismo es muy personal. Por una parte, suele partir de situaciones sociales duras -los hechos son muy verosímiles- pero está casi rodado como si fuera un sueño.
-En mis películas lo que sucede es que para los protagonistas cruzar la calle, salir a cenar... cualquier cosa de su vida cotidiana se convierte en una auténtica aventura. Asistimos a un proceso en el que todos cambian, aunque sea muy lentamente. En Carancho tenemos a un abogado y una médico. Y ambos tienen vidas que distan bastante de lo que esperaban de su profesión. La realidad les devuelve una idea de normalidad que no tiene nada que ver con lo que solemos entender por una vida común y corriente.

-Y es que son personajes muy activos, muy intensos.
-Este tipo de personajes sorprenden hoy porque quizá eran más habituales en los años 50. Son personas muy solas, algo que desgraciadamente veo con mucha frecuencia.